Una visión geopolítica de largo plazo



Mucho se ha escrito sobre los impactos y las consecuencias geopolíticas de la crisis de emigrantes en Europa, y con razón ya que estos hechos han afectado la calidad de vida de millones de personas. Pero no sólo en el Viejo Continente, pues esta problemática se deja sentir también en diversos países de las Américas. Sin embargo, bastante tiempo antes que dicha situación se desencadenara y dejara caer sobre Europa o Estados  Unidos - principalmente en su frontera sur -, la globalización ya venía cambiando el mapa político y comercial de muchas regiones del mundo, derivando en lo que se ha denominado como las "fronteras geográficas internas".

Más de tres décadas atrás el escritor y profesor norteamericano Joel Garreau, en un libro titulado "The Nine Nations of North America", proyectó hacia el año 2050 la conformación de nueve "naciones" o áreas geográficas independientes, en el ámbito de América del Norte y las Antillas caribeñas. El argumento principal de Garreau apuntaba a que iba a ser necesario reinterpretar los mapas, ya que la gente de América del Norte se iría dividiendo naturalmente en bloques rivales de poder, con lealtades separadas e intereses y planes propios para el futuro.

Pues bien, es precisamente en estos tiempos cuando podrían darse algunas situaciones como las que visualizó Joel Garreau, habida cuenta de la manera disímil en que el desarrollo político, cultural y económico impacta a diversas regiones geográficas, incluso dentro de un mismo país, creando sentimientos encontrados entre las personas. Por ejemplo, los catalanes con el resto de España, la complicada situación imperante en la "frontera sur" de Estados Unidos, o incluso el tema de la Araucanía en Chile.

El perfil de estos movimientos geopolíticos regionalistas se alimenta tanto de factores demográficos, como de los relativos a la identidad y el orgullo local, la afinidad de valores, la capacidad para resolver como comunidad los problemas a nivel regional, así como las particularidades de las actividades económicas y sociales de los espacios geográficos afines (o sus carencias). Todo lo cual irá dando lugar a posturas específicas sobre temas de interés local, regional, nacional, o incluso supranacional.

La visión de Chile para las próximas dos o tres décadas deberá tomar en cuenta los factores antes mencionados, considerando todo aquello que podría modificar la geografía política nacional. En este ámbito habría que incluir los conflictos limítrofes con nuestros vecinos del norte, los que podrían irse agravando con el paso de los años; y por cierto, los enfrentamientos étnicos, culturales y sociales internos, que pondrán a prueba la visión de país unitario de nuestros gobernantes. Será necesario prepararse para afrontar estas situaciones con una planificación estratégica de largo plazo - incluyendo a todas aquellas instituciones públicas y privadas que estén capacitadas para realizar dicho cometido -, cosa hasta ahora bastante ajena al carácter nacional.

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