Vacunas y política exterior

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SEÑOR DIRECTOR

Según datos de la Universidad de Oxford publicados por el New York Times, al 18 de febrero, con 2,35 millones de vacunados contra el Covid-19, Chile estaba en el quinto lugar en números absolutos de personas vacunadas (solo superado por EE.UU., Reino Unido, Israel, y Emiratos Árabes), y en el octavo lugar en porcentaje de la población, con un 12,5%. Después de las dificultades en 2020 en controlar el virus, este logro-país debe ser reconocido. Un papel clave han jugado en ello el Ministerio de Salud, el Instituto de Salud Pública, las universidades y un sistema establecido de vacunación.

A su vez, el temprano acceso logrado por Chile a decenas de millones de vacunas, que permite avanzar hacia un contemplado 70% de la población vacunada en junio, se debe a un cierto enfoque seguido por el gobierno. Éste fue anticipativo, no esperando hasta que las vacunas estuviesen disponibles; colaborativo, trabajando con al menos tres laboratorios extranjeros en la fase 3 de experimentar las vacunas en pacientes chilenos, asegurando con ello entrega anticipada y mejores precios; y pragmático, negociando con empresas de varios países, sin dejarse llevar por pruritos ideológicos. El haberlas adquirido de empresas de países tan distintos como EE.UU., Reino Unido y China refleja exactamente lo que la conducción de nuestras relaciones exteriores debe hacer, y muchos países europeos se han negado a hacer, pagando un alto precio en vidas por ello. Es lo que el Canciller Andrés Allamand ha denominado una política de neutralidad activa, y con mis colegas Carlos Fortín y Carlos Ominami en el Foro Permanente de Política Exterior hemos llamado un No Alineamiento Activo. Hay una lección allí en materia de política exterior, para todos aquellos que quieran verla.

Jorge Heine

Profesor de Relaciones Internacionales Universidad de Boston

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