Venezuela y su descalabro institucional

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Luis Parra proclamándose como presidente de la Asamblea Nacional. Foto: AFP


Venezuela ha profundizado su descalabro institucional luego de que el diputado Luis Parra, en una sesión cargada de manifiestas irregularidades y apoyado por parlamentarios chavistas, logró ser proclamado presidente de la Asamblea Nacional, intentando con ello desplazar del cargo a Juan Guaidó, a quien las fuerzas de seguridad del régimen ni siquiera le permitieron el ingreso al recinto. Guaidó, también presidente encargado de Venezuela -reconocido como tal por decenas de países, entre ellos Chile- logró posteriormente ser proclamado presidente de la asamblea, sesionando con parlamentarios opositores en las dependencias del periódico El Nacional.

Parra -quien acaba de recibir sanciones económicas por parte del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, junto a un grupo de diputados- no pretende dejar el cargo pese a su falta de legitimidad y las acusaciones de corrupción que pesan sobre él, con lo cual se da la circunstancia que Venezuela en los hechos cuenta con dos presidentes de la Asamblea, además de la disputa que Guaidó y Nicolás Maduro mantienen por la presidencia del país.

Aun cuando las maniobras de Parra y los suyos para llegar a la presidencia de la asamblea han sido objeto de repudio internacional -incluso dos países aliados del chavismo, como México y Argentina, tomaron distancia de esta elección- el solo hecho de que existan parlamentarios opositores descolgados profundiza las divisiones en la oposición y con ello se resienten aún más las posibilidades de lograr la salida de Maduro, quien contra todo pronóstico ha logrado atrincherarse en el poder pese a la grave crisis social y económica que afecta al país. Puesto que el Poder Judicial es totalmente funcional al chavismo, así como las Fuerzas Armadas, el único bastión con capacidad para hacer frente al régimen era la Asamblea Nacional, rol que ahora queda en entredicho.

A pesar del respaldo internacional que Guaidó ha recibido por estos días, parece un hecho que su liderazgo está ahora en duda -los sondeos de opinión muestran que ha perdido respaldo popular-, pues no ha sido capaz de aglutinar a toda la oposición y tampoco ha logrado que las Fuerzas Armadas lo reconozcan como el legítimo Presidente del país, haciendo evidente que Maduro mantiene en los hechos el control del país. A punto de cumplir un año como presidente encargado, Guaidó enfrenta el crucial reto de recuperar su credibilidad y no defraudar las expectativas, considerando que la mayoría de los líderes opositores más importantes se encuentran impedidos de entrar al país.

La imposibilidad de remover a Maduro y convocar a elecciones libres y supervisadas por observadores independientes es también un fuerte fracaso de la comunidad internacional, pues a pesar de la dramática crisis económica que afecta al país -se proyecta que el PIB caería este año en torno a 10%- y ostentar uno de los peores registros en materia de violaciones a los derechos humanos a nivel global, los respaldos que le han brindado aliados como China y Rusia han sido suficientes para mantener al régimen en pie.

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