Viñeta de humor
SEÑOR DIRECTOR:
Con mucha preocupación he leído una carta de una lectora que se sintió dolida por una viñeta de humor de mi autoría, referida a la muñeca Barbie. Lamento sinceramente la interpretación que se le dio a esa viñeta.
El humor gráfico, que he hecho toda la vida, intenta reflejar ciertas realidades, las que lamentablemente la mayoría de las veces no son graciosas ni amables y en sí mismas no dan lugar a la risa. Por el contrario, suelen ser conflictivas, ambivalentes y dolorosas, contrastando violentamente con el ideal de vida perfecta que nos vende la publicidad y que nos imponen, por ejemplo, a través de juguetes o películas. Es ahí donde está la crítica: ¿debemos educar a nuestros hijos con barbies y kens, o con la querida muñeca de trapo que abraza la niña del dibujo?
Mi oficio muchas veces puede ser mal interpretado, ya que no se trata exclusivamente de “hacer chistes” que provoquen risa fácil y que solo tengan una lectura posible.
En este caso, la adopción como forma de vínculo no pretende en absoluto ser denigrada; de hecho, yo también soy papá adoptivo de dos personas muy hermosas a las que crie con todo mi cariño, y de las cuales estoy orgulloso.
En el “chiste” mencionado es la estandarización del ser humano lo que se critica, la mínima tolerancia a lo diferente y el regirse por cánones que nos empobrecen como seres humanos.
Si mi viñeta resultó hiriente, ofrezco mis más sinceras disculpas y agradezco que me lo hicieran notar, porque así aprendo más sobre este mundo deshumanizado, y a la vez esperanzador.
Hervi
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