Vivarachos

Diputado Ignacio Urrutia en el MOP
Foto: AgenciaUno.


La picardía latina es clásica, su expresión literaria en el siglo de oro español fue un agudo cuestionamiento del poder y el orden social. Pero la picardía devino, entre nosotros, en algo distinto: "la viveza". Donde el pícaro es agudo, el vivo es basto, pues el pícaro cuestiona la regla, mientras el "vivo" la viola. Los vivos menosprecian a anglosajones y germanos, su ingenuidad los hace presa fácil del engaño, su carácter ordenado y metódico, apegado a las reglas, los hace ver cuadrados.

Pero esos ingenuos y cuadrados son el primer mundo, son más ricos, viven más seguros y nos llevan décadas de adelanto en casi todo, por una razón fundamental: su apego a las normas, las que generalmente cumplen con celo y de buena fe, produciendo sociedades con mayor nivel de confianza, en que las relaciones entre las personas son más fluidas y no se vive a la defensiva. El beneficio social agregado es tan alto que se puede entender incluso como expresión de un nivel evolutivo superior. Nosotros, en cambio, hemos hecho del fraude a las normas, de saltarse la fila, de doblar en la pista que no es para virar, una manera de vivir que nos sume en la desconfianza y la inseguridad. No logramos salir del tercer mundo, pero somos vivarachos.

Un diputado de la UDI, al parecer con la simpatía de algunos otros parlamentarios oficialistas, ha declarado que le gusta la acusación constitucional contra tres ministros de la Corte Suprema, promovida por sectores de izquierda. Es que -dice él- se trata de jueces más bien "zurdos", a los que podemos sacar con votos de la oposición y luego los reemplazará nuestro gobierno. Movida genial, la viveza del chileno en su máxima expresión.

¿Habrá alguna relación entre la existencia de una justicia independiente, con jueces autónomos, capaces de defender los derechos fundamentales contra cualquier mayoría electoral transitoria y el sector político del diputado en cuestión? ¿No fue acaso el Poder Judicial el único refugio que pudieron buscar los agricultores, por ejemplo, de la zona que él representa, expoliados por la reforma agraria? Supongamos que el diputado tiene razón y los jueces no han sido justos con los militares. La pregunta pertinente es si eso se resuelve con jueces más independientes o más sometidos a la voluntad del poder político.

Un juez no puede ser acusado políticamente por sus fallos; allí se juega la libertad individual en cualquier sociedad, aunque eso no es problema de la izquierda, por eso acusa jueces y hostiga regularmente al Tribunal Constitucional. Pero, parece creer el diputado UDI, qué importa una avivada y validarle su procedimiento a la izquierda, aunque eso signifique vender la soga con la que él mismo será ahorcado.

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