Vuelve el mito



Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

Los 33 fragmentos, como los llama el subtítulo de Lo que estábamos esperando, el nuevo libro de Alessandro Baricco, debieran ser lectura obligada en estos tiempos. Podrán parecer breves, pero hacen pensar, rara cosa hoy día; de hacerse en serio puede que se llegue a acariciar lo insondable de nuestra humana finitud. Su autor nos remite a la pandemia en tanto mito, como algo que se desata sin control, si bien vendría incubándose inconscientemente desde hace tiempo (50 años llega a mencionar en un momento). Parecido a cuando se anticipó la Primera Guerra Mundial o, más extraño aún, Carl Jung asegurara haber predicho el ascenso de Hitler al poder porque venía escuchando sueños de pacientes antes de que aparecieran los nazis, ejemplos con que Baricco fundamenta su inquietante proposición. La historia no sería sino “la conversión en acontecimiento de ciertas pulsiones del inconsciente colectivo”, explica.

Similar a Walter Benjamin y su famosa Tesis II más mística: “El pasado lleva consigo un índice secreto que le remite a la redención. ¿Acaso no flota en el ambiente algo del aire que respiraron quienes nos precedieron? ¿No hay en las voces a las que prestamos oídos un eco de voces ya acalladas?... Si esto es así, existe un misterioso punto de encuentro entre las generaciones pasadas y la nuestra. Hemos sido esperados sobre la tierra. A nosotros, como a cada generación precedente, ha sido dada una débil fuerza mesiánica sobre la que el pasado tiene derechos” (Tesis de filosofía de la historia, 1940). Aunque suene descabellado, cuanto acontece, insistirá Baricco, puede que no sea sino una “producción mítica”, irracional, sin lógica. Podría pensarse que es historia, no siéndolo: a esto otro se le convierte en “aquello que alcanzamos a pronunciar de nuestras premoniciones”; algo que antes figuraba como profecía y ahora deviene eco, como si estallaran a destiempo confesiones e instintos reprimidos nadie sabe desde cuándo.

Cuestión que a los chilenos no es necesario que se nos recuerde. Lo sabemos instintivamente sin admitirlo. Llega septiembre y volvemos a sumergirnos en modo mitificación. Cada uno tiene su cuento que contar: militares y nacionalistas, la izquierda resentida revanchista, la derecha matona, y quienes en son carnaval (la época del año ayuda) no pueden festejar sin chunchules. Si en cambio usted es de los que reposa el asado, le recomiendo leer a Baricco y a Benjamin, luego vea “Estado de Sitio”, película de Costa-Gavras, con música espectacular de Mikis Theodorakis († hace dos semanas), filmada en Chile durante la UP aun cuando recrea la dictadura uruguaya. Pero, he ahí lo notable, presagia en escenas electrizantes el golpe del 73. Extraordinaria coincidencia, de no creerla, o ¿no será que se porfía en querer repetir historias y nos pasamos películas?

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