Blame shifting: “Si te ofendiste, lo siento”




Durante uno de los balances que preside el ministro de Salud Enrique Paris, éste comparó “la alegría y disposición” de los trabajadores del Hospital de Castro, con “lo que ocurre acá”, suscitando una serie de respuestas por parte de funcionarios de la salud y el Colegio Médico, quienes tomaron estos dichos como una falta de respeto al esfuerzo que hacen las y los médicos, enfermeros, técnicos y todas las personas que trabajan en centros de salud de la capital. La respuesta del ministro fue que lo “mal entendieron”, dijo que que se tergiversaron sus palabras y que “si se entendió eso, les pido disculpas”.

A comienzos de junio, en tanto, el actor Luis Gnecco, quien fue formalizado por lesiones graves en contexto de violencia intrafamiliar contra su ex pareja, y tras recibir una serie de críticas en redes sociales, declaró: “Lamento sinceramente si he causado dolor y angustia innecesarias a mi ex mujer y a mis tres hijos, y en consecuencia pido disculpas por eso y por la agitación mediática en que se han visto envueltos”.

Se trata de dos situaciones completamente distintas, pero comparten algo en común: la persona responsable por comentar o por hacer algo, transfiere la culpa o la responsabilidad a otras personas con frases como “si se entendió eso”. Es un fenómeno del que se está hablando mucho en psicología internacional, y a lo que se le conoce como Blame shifting, que en español se podría traducir como cambio de culpa.

Similar al Gaslighting, pero más sutil y por ende, potencialmente más peligroso, el Blame shifting es una estrategia de manipulación en la que la persona conoce las debilidades y tendencias del otro, sus inseguridades y dónde tiende a retraerse en relación a sus argumentos. La forma más sutil o menos dañina en la que se produce este intercambio de responsabilidades, es en cómo se expresaron la autoridad y el actor. O sea, asumen que no tienen la culpa por haber hecho o dicho algo, sino que es el otro el responsable de haberse sentido como se sintió producto de sus acciones. Pasa también, con las personas que confunden honestidad con crueldad: dicen algo que, evidentemente va a hacer que el otro se sienta mal o herido, y cuando esto pasa, explican que “no fue mi intención hacerte daño, yo solo dije lo que pensaba”.

“Se trata de escapar de las responsabilidades. El Blame shifting es un comportamiento o táctica emocionalmente abusiva. El abusador llegará tan lejos como sea necesario para atribuir la culpa de sus circunstancias en cualquier otra persona, aunque llegue a sonar algo conspirativo”, explican en el sitio web Hague Psychology, y agregan: “De forma similar, no se atribuyen a sí mismos sus propias emociones. Típicamente, expresan sentimientos positivos y negativos con frases como: ‘Me hiciste enojar’, o ‘no lo hubiera hecho si tú no hubieras…’”.

La investigadora Elizabeth B. Lozano publicó un estudio titulado The effect of admitting fault versus shifting blame on expectations for others to do the same (El efecto de admitir la culpa versus echar la culpa a las expectativas de que otros hagan lo mismo), en el que explica que no es raro que quienes usen el Blame shifting sean personas que ocupan importantes cargos o que tienen algún nivel de reconocimiento público, pues lo hacen para mantener y mejorar incluso su reputación, así como para controlar la apreciación que el público tiene respecto a ellos. “En parte, las personas no quieren admitir que han fallado por un deseo general de evitar una evaluación social negativa y desaprobación. Por lo tanto, para salvar su imagen cuando las cosas salen mal, las personas algunas veces se quitan la culpa, llevando la atención a causas externas., intentando reducir el rol que tuvieron a la hora de provocar el daño. Esta tendencia puede ser especialmente real para individuos en el ojo público, en cuanto sus fracasos serán más notorios y podrían tener repercusiones como la pérdida de un rango, estatus, o trabajo”.

La autora Peg Streep, explica en el medio Psychology Today que el Blame shifting es una estrategia usada comúnmente por personas narcisitas, en cuanto “les permite evitar hacerse responsables por sus palabras y acciones; ¿qué es más conveniente que tener un chivo expiatorio? Además, estar en lo correcto todo el tiempo es una confirmación atractiva para un narcisista, reforzando lo fuerte o supriores que son”.

“El blame shifting también explota cualquier disparidad de poder que exista en una relación, por lo que es muy fácil que se de en una relación entre padres e hijos. Pero, entre adultos, tiene ciertas sutilezas que el Gaslighting no tiene, y su red, por lo general, pesca más peces. Este comportamiento siempre es sobre poder y la triste verdad es que la víctima tiende a ser alguien que ama, necesita y depende de su abusador de formas que son completamente diferentes a las motivaciones de la persona que está haciendo el intercambio de culpa”, agrega la especialista.

Y sin quererlo, todos y todas podríamos caer en este Blame shifting, quizás sin darnos cuenta. Para evitarlo, siempre es bueno responsabilizarnos por nuestras acciones y decir “actué mal y pido perdón”, en vez de caer en la narrativa del “si te sentiste mal por lo que dije, me disculpo”, porque esto último siempre dejará entre líneas que fue la opción del otro haberse sentido mal, y no nuestra culpa haber hecho que se sintieran así.

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