Cómo cuidar la ropa para que dure más




Una de las cosas por las que siempre ha abogado la asesora de imagen Carola Montenegro, cuando se discute sobre la duración de las prendas, es su composición. Para esta especialista, a la hora de comprar nuestra ropa resulta fundamental ver las etiquetas y revisar de qué esta hecha la prenda, ya que al preferir algodón, por ejemplo, por sobre elementos sintéticos, se asegura una mejor calidad y por ende, mayor duración. Es igualmente importante el cuidado que le brindamos a las prendas que adquirimos, pues si no ponemos atención al etiquetado y a las instrucciones de lavado, secado y planchado, podemos percudir incluso artículos de excelente calidad.

Esto último también se ve afectado por la industria del fast fashion, en cuanto los bajos precios de algunos productos hacen que los consumidores renueven sus clósets de forma periódica, por lo que poco les importa la calidad de los materiales o los cuidados que le den a estos. Pero resulta que, siguiendo las indicaciones de la guía que aparece en el etiquetado de la prenda, este recambio no debería ser tan seguido, pues cuidando bien nuestra ropa lograremos que dure por mucho más tiempo. Esta guía entrega información importantísima, muchas veces ignorada, como si la prenda puede o no ser introducida en la lavadora, qué tipo de temperatura requiere, qué métodos de secado usar y otras advertencias.

La lavadora por ejemplo, si no se ocupa con cuidado, se puede convertir en el enemigo número uno de la ropa, disminuyendo su vida útil notablemente. Por eso, Carola recomienda siempre separar las prendas por color, para evitar manchar aquellas más claras. Por otro lado, es importante fijarse en el programa de la lavadora y su tipo, ya que existen opciones para ropa más delicada. “Claramente, las ropas delicadas o de punto conviene lavarlas a mano, pero generalmente, por temas de practicidad no siempre se puede”, comenta.

La temperatura del agua también es un factor que se debe considerar, ya que muy caliente puede desteñir o afectar de alguna manera las prendas más delicadas, como la seda, algodón o encaje. El agua tibia es ideal para tejidos más gruesos como jeans, chaquetas o prendas más sucias. En tanto, temperaturas superior a 50 grados, se aconsejan solamente para sacar manchas.

“Cabe destacar que la ropa no se debe lavar muy seguido, necesariamente. Se pueden considerar muchos usos antes de arrojarla al canasto de la ropa sucia, porque los lavados muy continuados puede dañar mucho la ropa”, explica Carola. Es más, otra de sus recomendaciones es que una vez terminado el uso de alguna prenda, si es que no está manchada o sucia, se airee antes de guardar en el clóset. Por otro lado, la asesora puntualiza que aprender a tender la ropa también es un punto clave, ya que uno de los enemigos en el proceso del secado es el sol directo, que puede provocar que se pierda color y se “acartonen” las telas.

A la hora de guardar la ropa por cambio de estación, se recomienda hacerlo en un ambiente aireado y lejos del polvo, como bolsas con cierres o aquellas que se pueden cerrar al vacío. “En mis once años de experiencia he logrado observar que las personas generalmente no cuidan sus ropas, y ese porcentaje de aquellas que sí lo hacen, efectivamente compran menos porque les dura más. No solo tiene que ver con telas o calidad, sino que también con cuidados”, concluye.

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