Cómo superar la presión por ser la ambientalista “perfecta” y hacer un cambio

Todas podemos sumarnos al cuidado del planeta y no sentir esa presión por ser la activista verde "perfecta". La idea es ser una ambientalista imperfecta pero activa y constantemente motivada por el cuidado del entorno. Así se empiezan los cambios.




Somos cada vez más quienes nos empezamos a preocupar por el medio ambiente y muchas personas las que cambian su estilo de vida por completo para asegurar el cuidado del planeta. Hay quienes deciden reducir de manera drástica la producción de desechos, otros que meticulosamente reciclan cada basura o quienes viven solo con lo que verdaderamente necesitan. Pero suele ocurrir que quienes tienen empatía con el medio ambiente y quieren comenzar a generar un cambio en sus vidas para el cuidado del planeta sienten la presión de que se debe hacerlo perfectamente.

Y la verdad es que, frente a la abrumadora crisis climática, ser imperfecta ya es un paso importante para el cambio. Tal como explica la especialista en sustentabilidad y activista por el consumo responsable, Dafna Nudelman: “No necesitamos un ambientalista perfecto, necesitamos de millones de ambientalistas imperfectos tomando acción todos los días”. Y para el cuidado del planeta existen muchísimos aportes que no requieren grandes esfuerzos para generar un cambio significativo.

Aquí algunos formas para convertirse en una ambientalista imperfecta:

  • Reducir el consumo de carne. Seguir una dieta vegetariana y disfrutar de vez en vez un buen pedazo de carne es una práctica cada vez más extendida y que aporta significativamente en la reducción de las emisiones de efecto invernadero provenientes de la agricultura.
  • Optimizar el uso del agua. El baño es uno de los lugares donde más se utiliza agua en los hogares y un gran hábito es hacer un uso racional de este recurso. Por lo tanto, la recomendación es reducir los minutos dentro de la ducha, cortar el agua mientras se cepillan los dientes o juntar el agua que se pierde mientras se espera que esta se caliente, para que sea utilizada en otra cosa, como por ejemplo, regar el jardín.
  • Preferir ropa de segunda mano. La industria de la moda forma parte de una de las más contaminantes, produciendo mucho daño al medio ambiente. Por esto, preferir ropa de segunda mano trae consigo muchos beneficios, tanto para ahorrar dinero como para el planeta, ya que al comprar este tipo de prendas se reutiliza y se da vida a una prenda que está en perfecto estado.
  • Comprar a granel. La compra a granel permite reducir empaques y envases innecesarios. Reduce la huella de carbono que se genera al comprar productos envasados y además así se suele comprar verdaderamente lo que se necesita, evitando el desperdicio de alimentos.
  • Caminar más o utilizar la bicicleta. Muchos estudios han sugerido que el uso de bicicleta o caminar influye positivamente en el estado de ánimo. Al utilizar la bicicleta se evita la congestión, el estrés del trafico y se mejora la energía del cuerpo, promoviendo un buen dormir.
  • Reducir o evitar el consumo de plástico. Muchos productos están hechos en base de plástico: celulares, botellas, empaques y tarjetas. Por lo tanto, al reducir su consumo se reduciría los efectos nocivos que este produce en el medio ambiente. La recomendación es utilizar bolsas reciclables, evitar el consumo de chicle, comprar cajas y no botellas, reutilizar envases de vidrio, tratar de reducir el consumo de comida rápida. Muchas personas mantienen en sus carteras un empaque con cubiertos de madera o metal, así como también de una bombilla y un vaso para cuando compren algún café o comida evitar utilizar envases plásticos.
  • Reciclar. En el mundo se producen más de dos mil millones de toneladas de residuos al año. Desde los hogares se puede aportar a la solución de este problema, separando nuestros residuos y entregándolos en los puntos establecidos para ello y con las condiciones especificas. De esta manera, el reciclar permite ahorrar energía de una forma significativa, se evita la explotación de recursos naturales y se reduce la contaminación.
  • Antes de comprar algo, preguntarse si verdaderamente es necesario. Ocurre muchas veces que se compran cosas más por deseo que por necesidad y hay más arrepentimiento por la compra apresurada que un beneficio real. Un consumo consciente pasa por introducir el hábito de preguntarse si verdaderamente es necesaria esa compra. Así, se ayuda al bolsillo y se evita el arrepentimiento de comprar cosas innecesarias, que terminarán encerradas probablemente en un clóset por varios meses.

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