¿Debemos esperar grandes gestos románticos de las parejas?




Hace unos días en Twitter había con un mensaje de una mujer que decía: “Tuve un pololo que viajó seis horas desde Santiago en bus para acompañarme una hora al funeral de mi tata y volver a subirse al bus de vuelta para poder ir a clases. No acepten menos”. Inmediatamente se abrió el debate con más de 250 comentarios hablando de la importancia, o no, de este tipo de gestos románticos. Algunos decían que gestos como este no deberían llamar la atención, porque es lo mínimo que se puede hacer por el otro, otros afirmaban que ese tipo de gestos hablan de un amor sano y bonito; y algunos escribieron que ojalá todos tengamos la oportunidad de encontrar amores así en nuestro camino.

Francisca Burgos, psicóloga y magíster en sexualidad y afectividad, dice que existen distintas formas de expresar el amor. “Hay personas que hacen este tipo de actos, otras que prefieren las caricias y el afecto físico, y otras que se expresan desde lo verbal. Porque cada uno demuestra el amor de la manera en que le enseñaron a hacerlo o como puede hacerlo”. Según ella, este tipo de gestos, que podrían ser vistos como románticos, pueden ser parte de una relación sana o de un buen amor, pero también puede ser algo que hacemos por una amiga o por un familiar. “Tiene que ver con estar ahí, con el acompañamiento y la presencia en tiempos difíciles o cuando el otro necesita ayuda, lo que es una buena demostración de amor”.

De todas maneras, aclara que exigir este tipo de gestos o reprochar a alguien porque acepta menos, no está bien. “Demandarle a un vínculo –ya sea una amiga o una pareja– que haga algo así o considerarlo como algo necesario u obligatorio es poco sano. Si se da o si surge en una dinámica recíproca, está super bien, pero cada dinámica es específica”. En este sentido, Francisca recalca la importancia de conversar este tipo de cosas. “Cada uno tiene que reflexionar sobre cómo demuestra sus afectos y cómo espera recibirlos. Y si hay alguna manera específica en la que me gustaría que me demostraran el amor o el cariño, decirla. Puede ser que mi pareja haga muchas cosas por mí, pero a mi me gustaría que me hiciera más cariño. En esos casos es importante conversar y pedirlo, porque no todos aprendimos a expresar afectos de la misma manera y el otro no tiene cómo adivinar lo que yo espero o necesito”, dice.

Por eso es importante no compararse con otros. Si el pololo de mi amiga es capaz de viajar diez horas en bus para verme y el mÍo no, no necesariamente significa que a ella la quieran más. “Siempre las comparaciones son malas. Y en este caso se trata de conversaciones que debemos tener exclusivamente con la pareja. Si alguien cree que su pareja no le da suficiente afecto, lo primero es hacerse preguntas a uno mismo y entender qué es lo que realmente necesita. Y, por último, también preguntarse si eso que yo quiero es algo que doy. Ahí tiene que haber un equilibrio”, dice.

Cuando los gestos ocultan otras cosas

Según Burgos, en una relación de pareja debemos siempre hacer una evaluación general de cómo nos sentimos, porque si evaluamos comportamientos específicos –como lo son estos gestos– se pierde el todo. El riesgo es que estos actos se realicen con un objetivo reparador y que el resto del tiempo esa persona tenga un comportamiento agresivo. “Cuando cometemos un error tratamos de enmendarlo y eso es humano, pero si estos gestos románticos tratan de reparar algún tipo de violencia, de infidelidad o de una conducta agresiva, ahí sí tendría ojo, porque eso es muy característico de un patrón de conducta más violenta, donde se repara con un acto romántico”, explica.

Y tampoco recibir este tipo de gestos debería ser una condición para que alguien se mantenga en una relación que no le hace bien. “Ahí también puede haber una manipulación, al decir yo hice todo esto por ti y ahora tú me dejas. Esa libertad siempre se debe respetar”, agrega.

Más allá de lo que uno es capaz de hacer por el otro, siempre es importante que las personas nos sintamos bien en una relación. Muchos de los hombres que comentaron el tweet con el que partió este tema decían: “Yo hice muchas veces este tipo de gestos, pero al final las mujeres siempre prefieren al que las trata mal”. “Esta es una idea que está instalada socialmente. Si pensamos, desde chicos nos dicen que el niñito o la niñita que te pega o que te molesta, lo hace porque le gustas, o nosotras mismas jugamos a eso de no prestarle atención al niño que nos gusta para que nos busque o tenga interés. En nuestra cultura está instalada esta idea de que el amor cuesta, lo vemos en las películas, en las telenovelas y en los libros. Nos muestran que el amor se persigue, incluso que duele o es tortuoso. Pero el amor sano no es así, independiente de si recibimos gestos románticos o no”, concluye Francisca.

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