En la cama

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En la cama pasa la vida misma: se nace, se muere, se recupera de una enfermedad, se tiene sexo, se descansa, se regalonea, se practica el ocio. Es, para muchos, el mejor lugar del mundo y el más auténtico. Un espacio íntimo, donde se puede ser uno mismo.




Paula 1205. Sábado 30 de julio de 2016

La hora mágica

Andrés Nusser, músico y vocalista de Astro, y Toti Ugalde, productora y diseñadora de Joyas

Andrés Nusser y su polola hace 10 años, Toti Ugalde, tienen un momento diario sagrado que ellos llaman "la hora mágica". Eso es cuando, a eso de las 21 horas, el Barrio El Bosque, lleno de oficinas, se vuelve absolutamente silencioso y apacible y ellos dejan de trabajar –ambos lo hacen desde la casa: ella es productora y diseñadora de joyas, él compone en un estudio dentro del departamento– y se meten a la cama a puro gozar. A veces ella lee y él juega con su celular; otras él lee y ella está en Pinterest. O ven juntos una película o un capítulo de una serie. Y en ocasiones también discuten temas importantes. "Ahora que nos queremos ir a vivir a México, por ejemplo, fue una decisión que se conversó en la cama. Es un lugar donde se corta el queque", dice Toti. La luz se apaga a las dos de la mañana. "Pero a veces pasamos el día entero de pijama. Kafka, nuestro perro, no nos deja hacer mucha vida de sedentarismo en la mañana, pero hay domingos en que lo sacamos a pasear y volvemos a la cama", dice Andrés. Y agrega: "pedimos comida china y hacemos un festín echados, felices. Nos encanta".

El nido de Juanita

Juanita Vial, voluntaria social

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Desde chica, Juanita Vial –ex productora de moda y hoy a cargo de un taller de reciclaje textil que realiza con mujeres presas– se metía a su cama cuando se sentía desprotegida, necesitaba desconectarse o simplemente no quería hacer algo. Recurrente era que su mamá la encontrara bajo las frazadas vestida para ir al colegio. Hoy, que tiene 43 años y es madre, la cama sigue siendo el lugar donde pasa días completos leyendo mientras su hija Esperanza (8) dibuja a su lado y alguno de sus gatos –Espacio, Almendra y Tomasa– se pasean entre sus piernas. Ahí recibe a sus amigos y se echa a conversar con ellos de la vida. Aunque hoy su pieza es un lugar muy distinto al de su niñez, que era muy minimalista, sigue teniendo el mismo sentido. "Cada vez que necesito resguardo, la cama me lo entrega. Es como un útero. Un lugar sagrado y pulcro donde exijo que no se coma, ni se fume, ni se ocupen computadores, ni scaldasonno. Nada eléctrico entra. Mi cama es un refugio", dice.

Para mí sola

Carolina Ruiz, modelo

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Al lado de la cama de Carolina Ruiz (39) hay una pila de libros encaramados unos sobre otros, entre los que están Rabiosa de Gustavo Bernal, que narra la relación amorosa del autor con Pedro Lemebel, un libro de ilustraciones de Sol Díaz que enseña cómo ser una mujer elegante, y Metafísica de las costumbres, de Kant. En ese espacio, además de leer, dibuja rostros de animación japonesa, pasión que la persigue desde los 10 años cuando veía la serie Candy. "Soy una persona más bien solitaria. En mi cama me gusta estar sola porque creo que solo centrándote en ti mismo logras reflexionar. Aquí decidí, ad portas de cumplir 40, que debo estar tranquila con lo que soy y dejar de preocuparme por lo que piensan los demás. Me liberé. Cuando uno está en pareja se entrampa en resolver otras cosas. En la cama rebelo mis verdades y hago una lista mental sobre lo bueno y lo malo que me está pasando y, lo más importante, cómo puedo mejorar", dice mientras regalonea a su gata Penélope y fuma, usando como pijama una polera de la banda británica Sex Pistols.

Letras que nacen en mi cama

Colombina Parra, músico

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Preparo la lista de temas en mi cama antes de un show

Reviso las cuerdas de la guitarra en mi cama

Ensayo en mi cama

La cama es el contacto con el mundo horizontal

Los sueños y las pesadillas

El lado misterioso de la vida

Lo desconocido

Lo inexplicable

De eso hablan mis letras

De territorios inaccesibles

Y también de la vida común

Una combinación entre la vida y la muerte

Entre oscuridad

O sea la noche

Y nitidez

El día

Tengo discos muy oscuros y otros muy claros

Y transparentes

Todo lo que sucede en este territorio llamado cama es material de trabajo

Saco letras del subconsciente, de momentos de somnolencia

Porque ahí es cuando menos filtro

Hay más verdad

Mi cama es mi centro de operaciones

Es mi útero

Mi espacio íntimo

El lugar donde no tengo que poner ninguna cara forzada

Y donde mi voz se siente sin público

Para componer tengo que estar sola

Hacer una letra y experimentar con la guitarra toma mucha concentración y a veces no termina en nada

O puede terminar en algo importante

Si termina en nada no importa, porque estoy en mi cama

Y puedo echarme a mirar y hasta quedarme dormida

Y volver a despertar como si aquí no hubiese pasado nada

Fin

(Texto enviado por Colombina Parra a la periodista vía WhatsApp)

50 mujeres en la cama

Cárol Meneses, creadora del blog Ella en la cama

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Cárol Meneses (@sunnachan en redes sociales), diseñadora editorial y fotógrafa autodidacta, creó en 2014 el blog Ella en la cama (www.ellaenlacama.com), que invita a mujeres, entre 24 y 37 años, a fotografiarse acostadas, en el lugar donde duermen. "Esta idea nació porque para mí la cama lo es todo: mi lugar de encuentro con mis dos hurones con los que vivo, mi oficina (soy freelance y en invierno trabajo desde mi computador tapada hasta el cuello) y el lugar en el que cuidé a mi mamá antes de que muriera de cáncer", cuenta Cárol. "Además, tenía ganas de, a través de un proyecto propio, promover la belleza natural y salir del estereotipo de mina flaca y regia. Y ¿hay algún lugar de mayor naturalidad que la cama de uno?", explica. Carol ha fotografiado a más de 50 mujeres en sus camas y ha escuchado sus historias en torno a ella: "lo que más me choqueó, fue una niña que tuvo un accidente grave y pasó seis meses en cama. En vez de odiarla, eso la reconectó con su lugar más íntimo".

Netflix, ¿el nuevo sexo?

Iván Guerrero, conductor de radio zero, y Ángela Poblete, directora ejecutiva de Fábula TV

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Elegir una serie, del género y tono que a ambos se les antoje. Acordar el sabor del helado o la comida que se va a encargar. "¿China?, ¿peruana?, ¿árabe? ¿Qué encargamos la última vez?". Esperar juntos, ansiosos, que alguno de los abuelos pase a buscar a Ivancito, el hijo de 2 años que tienen en común, e imaginarse por horas y horas en posición horizontal, gozando de una maratón de Netflix sin ningún tipo de inconvenientes. Para Iván Guerrero y Ángela Poblete, su mujer, esa previa no es solo el paraíso terrenal, sino que –dicen– es "la nueva previa en una relación de pareja, especialmente la que está en plena etapa de crianza y tiene pocos espacios para encontrarse". Después de esa antesala, la espera para el encuentro, con la casa en silencio y toda para ellos, comienza el "atracón". Un atracón de capítulos que despiertan comentarios, miradas, una pausa para ir a buscar más helado y luego volver a apoyar la cabeza en el hombro del otro, tomarse de la mano y, remata Guerrero, "justo cuando pensabas que Netflix era el nuevo sexo, esa mano avanza hacia otras zonas y hay que apretar stop".

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