La nieta de Lola

Fisióloga, siquiatra junguiana, primera traductora del I ching al español, ecologista, pacifista, defensora de la libertad de las mujeres y el amor libre. Lola Hoffmann fue muchas cosas y, especialmente, "una mujer vanguardista, de una admirable capacidad de estudio", como la describe su nieta Leonora Calderón, que acaba de lanzar el libro Lola Hoffmann, la revolución interior. Aquí se refiere al contundente legado de su abuela intelectual, que persiste a casi tres décadas de su muerte.




Paula 1140. Sábado 1 de febrero 2014.

"Lola fue la abuela que siempre estaba leyendo y estudiando sentada en su sillón, obsesiva y disciplinada, tomando notas. Ella fue determinante en mi opción de estudiar Filosofía, me introdujo en el I ching, en la filosofía hindú, en el yoga, en la meditación. Me decía una y otra vez que yo debía ser una mujer liberada, consciente de mi individualidad. Que jamás dependiera de un hombre. Incluso, me hablaba de que en la pareja cada cual tenía que mantener su espacio, su propio dormitorio, y que el encuentro debía producirse cuando ambas partes lo quisieran. No fue la abuelita tradicional, la abuelita chocha, pero fue una mujer que me marcó y que a casi 26 años de su muerte me sigue provocando infinita curiosidad". Así resume Leonora Calderón la influencia que su abuela Lola Hoffmann tuvo y sigue teniendo en su vida, al punto de que después de publicar en 1993 Mi abuela Lola Hoffmann, hace un mes esta fotógrafa y realizadora audiovisual lanzó una segunda edición con material inédito titulada Lola Hoffmann, la revolución interior (Sudamericana), y prepara un documental sobre ella.

Siquiatra junguiana, ecologista y primera traductora del I ching al español, Lola Hoffmann fue, especialmente, "una mujer valiente", según Calderón. "Su primer gran acto de valentía fue estudiar Medicina, en una época en que muy pocas mujeres iban a la universidad y, a pesar de la negativa de su padre, quien quería que estudiara Matemáticas en Letonia. Pero ella insistió, aprendió latín, que era requisito, e ingresó a Medicina en la Universidad de Freiburg, en Alemania, y se puso a trabajar en Berlín. Con poco más de 20 años, mi abuela era médico fisióloga, trabajaba en un mundo lleno de hombres, ganaba su propio dinero, arrendaba un departamento y vivía sola."

LA IMPORTANCIA DE LAS CRISIS

"Lola decía que la angustia es una herramienta del cuerpo que avisa que algo está funcionando mal, que hay que estar atento a esa señal y estar abierto a vivir las crisis que aparecen en la vida humana, por razones internas y externas, como la muerte de un ser querido, porque las crisis permiten que muera una personalidad anterior y nazca una nueva. Así lo experimentó ella a los 46 años, cuando sufrió una gran depresión que la llevó a darle un giro radical a su carrera. Mi abuela llevaba 25 años trabajando con mi abuelo, Franz Hoffmann, en el Instituto de Fisiología de la Chile, que él dirigía, cuando comenzó a incomodarle la dependencia profesional, emocional y económica que tenía con él. La investigación y el trabajo de laboratorio dejó de interesarle, y sintió la necesidad urgente de darle un nuevo significado a su vida. Estaba en medio de esa crisis cuando se encontró con el libro La sicología de C.G. Jung, de Yolanda Jacoby, a quien luego contactó en Zúrich. Esos dos encuentros, con el libro y con Jacoby, la empujaron a decidirse por la siquiatría. Para dar el salto, muy cerca de los 50 años tuvo que convalidar en Chile su título de médico y volver a estudiar".

LA ENERGÍA DEL AMOR LIBRE

"Lola defendía la figura de amante. Si estabas casada y tenías un amante, te decía 'quédate con los dos', 'no te enamores, ama' y 'qué más lindo que ser amante'. Si alguien tenía un amante casado decía 'el problema es de él, no tuyo'. Estaba convencida de que una relación extramarital podía llenarte de energía e incluso, podía ser beneficiosa en la pareja. De hecho, ella tuvo una relación secreta y muy larga con el escultor Tótila Albert, que fue fundamental en el giro que ella le dio a su vida ya entrada a la madurez. Él se mantuvo casado, igual que mi abuela y, además de Lola, tenía a otras mujeres. Mi abuela aceptaba esa situación, porque aprendió a creer en el amor libre".

EL RENACER EN LA VEJEZ

"Para Lola la vejez fue un espacio de renacimiento, de ocuparse de ella, de estar en contacto con la naturaleza, de seguir estudiando hasta el final, de hacer ejercicio. Muy cerca de cumplir 60 años descubrió las disciplinas hinduistas y comenzó a practicar hatha yoga, como un camino más para el autoconocimiento. Durante años practicó diariamente. Además, bastante mayor, aprendió tai chi y sicodanza. También en la vejez, y a pesar de haber sido educada como luterana, comenzó a interesarse por sus ancestros judíos y la cultura judía. Fue también en la vejez, cuando su salud estaba muy deteriorada cuando tuvo una experiencia trascendental que la hizo convencerse de la existencia de Dios".

* Este es el segundo libro que la nieta de la siquiatra Lola Hoffmann publica sobre su abuela, con material inédito y a más de 20 años de escribir Mi abuela Lola Hoffmann.

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