Ojo con los niños "perfectos" en cuarentena

ninos sobre adaptados



La niña que nunca cometía errores es un libro infantil protagonizado por una niña a la que casi nadie en su pueblo le sabía el nombre, porque todos la conocían como la niña que nunca había cometido un error. Es un cuento que postula que el niño perfecto existe, pero se trata de un niño sin identidad.

La neuropsiquiatra infantojuvenil Amanda Céspedes, lo explica así: "Los niños perfectos existen y se definen por una sobre adaptación a la realidad, centrada en cumplir siempre, sin cuestionárselo, sin errores y creando una negación de la identidad propia, que algunos podrían considerar como madurez". Esta característica podría ser considerada positiva en tiempos como la cuarentena, pero es siempre una "madurez" con la que hay que tener cuidado.

Como el papá de Ignacia (8) ha tenido que permanecer aislado, cumpliendo turnos de urgencia porque trabaja en el área de la salud, su mamá, Carla Verccellino se queda con ella y con su hermana chica, Emma (5), en casa. Carla toma clases online de fonoaudiología y deglución para pacientes con Covid-19 y su estudio a veces es interrumpido por el llanto de Emma, pero esto no dura mucho. Y es que suele pasar que a los pocos minutos, escucha el llanto detenerse y ve aparecer a Ignacia con su hermana chica de la mano. "Ignacia es mi ayuda vital. No sé cómo logra que su hermana se tranquilice cada vez que llora", explica Carla. "Ignacia no llora nunca y le explica a su hermana chica que estoy ocupada, pero que ya tendré tiempo de atenderla", cuenta.

Esta es una responsabilidad que, según la neuropsiquiatra Amanda Céspedes, podría ser una razón de por qué los niños se sobre adaptan. "Intentar ser un aporte a la armonía familiar y estar siempre más delante de las expectativas. Ser maduros, o sea, aparentar una edad que no tienen", explica.

Paulina Chávez, psicóloga profesora de la Universidad de Chile, es autora junto a un equipo de investigación de la UDP del estudio Ser niño y niña en Chile 2017. Según la especialista, la angustia que se ha generado en las familias por la sobre carga laboral ha gatillado que los niños creen un sistema para cuidar de sus padres. "No es algo patológico que el niño quiera aportar a un equilibrio en su casa desde muy temprana edad", dice Paulina, pero la sobre adaptación también puede tratarse de la culpa, más que de una actitud de cuidado. "La visión que tienen los niños respecto a la crianza se da en un contexto de padres abatidos por producir un soporte para que la niñez se construya con juegos, recursos y buenos recuerdos. Eso hace comprensible la carga de 'culpabilidad' de los niños ante esta imagen de unos padres agotados por esta tarea".

"Ignacia en cuarentena se volvió introvertida y más callada", cuenta Carla. "Se adaptó sin objeción y se ha dedicado a ayudar, algo que aprendió viéndonos a nosotros trabajar, ayudando desde el área de la salud". Es aquí donde hay que distinguir entre una adaptación pasiva y las intenciones de ayudar, "porque cuando el niño se sobre adapta, la corteza de su cerebro desarrolla un mecanismo de control inhibitorio, que afecta en su capacidad reflexiva y de auto control, haciendo que piense 'siempre tengo que estar contento, siempre tengo que ser útil', frases que esconden un tremendo sufrimiento", dice la neuropsiquiatra Amanda Céspedes.

Ignacia va en tercero básico de un colegio particular en Ñuñoa y ya tiene el cargo de tutora de la clase. Eso implica que, al ser la que usualmente termina las tareas primero, ayuda al resto. En primero básico, a los seis años, ganó el premio a la mejor alumna, a la mejor compañera, el premio de lectura y a la reina del curso, mientras cumplía a la vez con talleres de estimulación de la música y danza. "Quisimos darle una crianza respetuosa, sin castigos y con recompensas, donde, por suerte, pudimos invertir en actividades extra-programáticas", dice Carla. Pero la sobre adaptación no tiene que ver necesariamente con niños que han sido criados en un contexto privilegiado.

El hijo de Soledad Martínez, se llama Ignacio (5) y su realidad es muy diferente. Viven juntos cinco días de la semana en la casa donde ella trabaja como asesora del hogar. Ignacio asiste a un colegio que queda cerca de ahí y desde que empezó la cuarentena ya no hay clases presenciales, por lo que ha tenido que permanecer en su pieza haciendo las tareas durante todo el día, a excepción de la hora que sale al patio, mientras su madre hace el aseo en la terraza.

Una vez afuera, corre hacia el pasto y con un cojín sobre la cabeza comienza a caminar lo más derecho posible. Así se pasea por todo el jardín durante veinte minutos, porque "es la tarea que le han mandado del colegio, para que camine bien", dice su mamá. Luego se va en silencio a su pieza, solo para volver a salir con el permiso de su mamá una vez que haya terminado todo el libro de tareas que le tocaba hacer ese día. El tiempo designado para jugar es solo en la noche, cuando termina la jornada laboral de Soledad. "Él sabe que tiene que cumplir con todas sus tareas y que yo no puedo atenderlo durante el día, porque tengo que trabajar. Si no llora ni protesta es porque entiende que estoy ocupada y que para mí es una ayuda que él esté en su pieza", explica Soledad.

La última Encuesta de la Primera Infancia 2017 muestra que las mamás conforman el 95% de los cuidadores principales de los niños en Chile, y que tres de cada cuatro (75,8%) de esos cuidadores no cuentan con ningún apoyo. A estos datos, se les suma los que entrega la Encuesta Bicentenario Familia 2019, donde ante la pregunta si la familia se descuida cuando la mamá tiene un trabajo de tiempo completo arrojó que el 45% está muy de acuerdo, siendo un 59% de quienes lo piensan así en un estrato social bajo y un 21% del estrato alto.

Vicky Rojas, psicóloga y analista de datos de la Dirección de Estudios Sociales UC que se encarga de realizar esta encuesta, asegura que "la sobre adaptación de los niños tiende a darse cuando no tienen quien los cuide si no es su madre y al verlas trabajar solas, toman conciencia del peso del trabajo y se normaliza que no quieran generar más problemas". Una situación que se da en la normalidad para algunas, pero que "en pandemia se está extendiendo" según afirma la especialista, producto de que el trabajo es en el mismo lugar donde los niños juegan.

Paulina Chávez está de acuerdo y asegura que por eso, "no hay una forma de niñez universal, la mayoría de las condiciones idealizadas de "buena infancia", como una pieza llena de juguetes, están vedadas para la gran mayoría de los niños chilenos. Eso nos hace cuestionarnos qué es la felicidad para cada niño, según la vida que le tocó".

Pero si existe sufrimiento y represión de las emociones, como guardar silencio, habrá un efecto en su desarrollo psíquico, explica Amanda Céspedes. "Las consecuencias de un cerebro inhibido pueden llevar al niño a convertirse en un ser "inadaptado" en el futuro", dice."Lamentablemente, no existen los fármacos para la desinhibición, lo que hay son las drogas y el alcohol, que provocarán que pueda expresar todo lo que antes no pudo, por agradar".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.