No se lo digas a: personas con trastornos de salud mental




En la última década, y más aún tras la pandemia, los trastornos y enfermedades de salud mental en Chile han llegado a cifras preocupantes. Diversos estudios muestran altas estadísticas al respecto, siendo a la ansiedad y la depresión como las de mayor índice. Según el «Termómetro de la Salud Mental en Chile», realizado por UC y ACHS en abril de este año, un 23,6% de los chilenos presenta problemas o sospechas de trastornos de salud mental, lo cual se alinea con las estadísticas mundiales, que aumentaron en más de 25% en todo el mundo. Somos el segundo país del mundo, en promedio, con gente que declara tener problemas de salud mental y es el principal motivo de licencias médicas. Una realidad que se vive en silencio y en un contexto de desconocimiento e ignorancia sobre su sintomatología real. Con la ayuda de la Psicóloga Marta Luzoro, Magíster en psicología clínica de la universidad de Barcelona, desmantelamos aquellos comentarios comunes de familiares, amigos o compañeros del trabajo que no ayudan en nada a sentirse mejor.

- “Yo te veo bien, no pareces deprimida”

“La depresión es una enfermedad silenciosa que puede tener muchas caras y múltiples formas de expresarse”, dice la psicóloga Marta Luzoro. Y es cierto, la depresión u otros trastornos del ánimo no siempre implican estar triste. Según el estudio Del malestar a la depresión: dinámicas en la construcción del significado personal de la experiencia de la depresión, a veces puede manifestarse “en una baja de ánimo, un “me cuesta levantarme”, o tristeza, pero también se puede experimentar irritabilidad y ansiedad, o un imparable “estar arriba de la pelota” que puede estar ocultando algo más profundo que simple estrés o exigencias de productividad”. Es decir, las apariencias engañan, caras vemos y corazones no sabemos, la procesión va por dentro y toda esa sabiduría popular.

- “¡Anímate! ¡disfruta de la vida!”

La depresión es un estado, no una decisión, y al igual que como a un diabético no se le puede pedir que ponga de su parte y produzca insulina, tampoco le pedimos a alguien con algún trastorno que se anime “El cerebro es un órgano que al igual que el corazón, el hígado o el páncreas, también se enferma”, dice Marta. “No se trata de ‘tirarse ánimos’ sino de entender que en ciertos momentos nuestra neuroquímica cerebral se ve alterada y frente a eso no basta con “ponerle ganas”. Necesitamos pedir ayuda profesional”.

- “Te entiendo, yo también estoy súper depre…”

Esto es básico y de manual: no es lo mismo estar triste, irritable, ansioso, bajoneado o en un mal día, que tener un trastorno de salud mental

- “En mi época nadie iba al psicólogo, le hacíamos frente a los problemas”

“Bueno, así es como están”, sería una buena respuesta…. Pero fuera de broma: es una frase muy desafortunada de generaciones anteriores que no tuvieron acceso a terapias ni diagnósticos o bien donde los psicólogos era cosa ‘de locos’. “Probablemente tal época sea una época de tremendas represiones y mandatos familiares y sociales que generaban una profunda desconexión con los afectos” agrega Marta. “Al mismo tiempo de no considerar las repercusiones que trae actualmente no hacernos cargo de nuestra salud mental. Repercusiones con nuestros vínculos, parejas, amigos, hijos, etc…”

- “Hay gente que está peor que tú y aún así sobreviven”

“Es una frase que invalida el sufrimiento y no considera que el dolor es subjetivo” dice Marta, y tiene razón: cada persona tiene su realidad y aunque siempre habrá peores males en el mundo, es importante no minimizar la experiencia vital de otro/a.

- “Lo que no te mata, te hace más fuerte”

La frase favorita Marta, por lo desafortunada que es. “Responde a la lógica de que todo sufrimiento implica un aprendizaje, cuando no es así. Más que encontrarle una salida o aprendizaje al sufrimiento, tenemos que escucharlo y transitarlo. Además, es una frase centrada en el futuro, cuando lo que necesitamos cuando estamos mal es sentirnos apoyados hoy”.

- “¡Todo está en ti!”

La positividad, aunque puede ayudar en ciertos procesos, también puede volverse tóxica, ojo ahí. Además, no todo está en uno, existen factores biológicos, sociales y económicos, problemas estructurales que influyen en lo que somos o no capaces de asumir. Los trastornos de salud mental, de hecho, afectan en mayor medida a las personas con menor nivel educacional, a pueblos originarios y a las mujeres: es decir, las desigualdades propias de la sociedad también influyen, no todos tienen acceso a terapia o el tiempo y recursos para salir adelante solos.

- “Lo que es yo, me sané solo/a, no necesité ningún remedio”

Tomar remedios no es un símbolo de debilidad y no hacerlo tampoco te hace “más fuerte”. Como en cualquier otra enfermedad, muchas veces los remedios son necesario para el tratamiento. “Está comprobado que un enfoque integral entre una psicoterapia acompañada de un respectivo tratamiento farmacológico es una forma completa y adecuada de abordar los trastornos de salud mental”, dice Marta

- “¿Estás haciendo deporte, comiendo bien?”

Si bien el deporte, la buena alimentación o la meditación ayudan a la salud física y mental, no es suficiente. Y muchas veces las personas con trastornos o enfermedades de salud mental no están en condiciones anímicas para llevar estas rutinas a cabalidad.

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