Nos gustó: Sharp Objects

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La serie explora el complejo mundo de las relaciones femeninas en un asfixiante pueblo de Missouri donde las adolescentes están siendo asesinadas. Pero más que una historia policial, Sharp Objects es un duelo entre dos fuerzas: la conservadora y la progresista. Y son mujeres las que se enfrentan.




Basada en la novela homónima de Gillian Flynn, Sharp Objects cuenta la historia de Camille Preaker, interpretada por Amy Adams, una ya no tan joven periodista que después de una temporada en un centro siquiátrico vuelve a su trabajo en el St. Louis Chronicle, donde su editor le encarga cubrir la desaparición de una adolescente que se suma a la misteriosa muerte de otra joven en Wind Gap, un pueblo del sur de Missouri.

Equipada con sus cigarros, su vodka y un iPod con la pantalla quebrada, Camille se sube a su auto y se larga a reportear. Ya desde el principio, la dirección de arte y la cinematografía de la serie –a cargo de Yves Bélanger– van dando pistas de lo que vendrá: el auto de Camille está rayado con la palabra "sucia" y por la ventana vemos un aviso que advierte "Última salida antes de cambiar de opinión".

Es que el pequeño y encantador pueblo al que se dirige es también el lugar donde ella creció y del que huyó. Ahí todavía vive su madre, su padrastro y su media hermana, a quien apenas conoce. Y lo interesante es ver cómo una historia policial de la adolescente desaparecida se va trenzando con la biografía personal de la protagonista sin abandonar nunca las leyes del género: la intriga, la tensión y los sospechosos son claves de la tragedia personal de la periodista.

Sharp Objects está dirigida por Jean-Marc Vallée, el mismo de Big Little Lies, pero a diferencia de madres y dueñas de casa acomodadas en un entrono idílico, aquí la protagonista es una mujer autodestructiva, sola, que apenas es capaz de tejer redes afectivas con su entorno. Camille maneja por las desiertas calles de un pueblo que parece estancado en el tiempo buscando pistas (y un bar donde tomar tranquila). Wind Gap es un pequeño pueblo ficticio remecido por un crimen, pero también un escenario polarizado donde se da una lucha entre tradición y disrupción.

La serie explora las tensiones entre amigas, amantes y hermanas, pero elige la relación madre-hija para centrar su conflicto. La fenomenal Patricia Clarkson (House of Cards, Six Feet Under) interpreta a Adora, la mamá de Camille que representa a un Estados Unidos conservador, adinerado, poderoso e intransigente, mientras su hija es la fuerza disruptiva que intenta incomodarla. La estirada y glacial Adora lucha por mantener las apariencias y la tradición, al mismo tiempo que Camille se interna en los submundos de este pequeño pueblo americano, con todas sus miserias, oscuridad y abandono.

Ahí están los tabús sociales: el sexo, la locura, la pasión, la muerte y los secretos. Ahí están los adolescentes perdidos, los padres desconcertados, los adolescentes rebeldes, los padres culpables. Ahí está la policía involucrada, los turbios negocios estatales y todo lo que la tradición intenta ocultar. Ahí también están las heridas y en Sharp Objects las heridas son –literalmente– un personaje más. De hecho, de a poco vamos entendiendo que el título de cada capítulo responde a una palabra que Camille se ha tajeado a la fuerza en la piel.

Estas palabras se suman a otras que aparecen semi-escondidas en la mayoría de las tomas y van dando pistas del secreto que esconde la gran historia. Así en la sala de redacción del diario donde trabaja Camille dice ASK! (¡PREGUNTA!), en la comisaría de policía dice Don't be a victim (No seas la víctima) y en el camino que lleva a su casa materna se lee Falling (cayendo). Todas palabras son partes de un puzzle que con la máscara de una serie policial, van contando una tragedia íntima.

Sharp Objects (2018). Primera temporada actualmente en HBO.

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