Nuestras lectoras preguntan: ¿Se puede poner límites con los jefes cuando ya se traspasaron?

Las relaciones humanas son hermosas y complejas al mismo tiempo. Nos conectan, impulsan y también nos enfrentan con nuestra historia de vida. El ámbito laboral no es la excepción, y aunque puede ser un espacio de mucho crecimiento, también puede generar estrés y confusión cuando los altos niveles de auto exigencia y ciertas carencias de la infancia dificultan la capacidad de establecer los famosos límites saludables.




LA PREGUNTA:

En mis últimos trabajos, me ha pasado que, por buena onda, se confunden los límites con mis jefaturas, lo cual me ha traído incomodidad problemas como exceso de confianza o llamadas a cualquier hora en que me empiezan a contar situaciones personales. Cuando me veo envuelta en esto ya no sé cómo dar pie atrás y me resulta muy incómodo y estresante. ¿Cómo puedo hacer para establecer límites profesionales cuando ya es ‘tarde’? ¿Qué puedo hacer para no volver a repetirlo? Voy a comenzar un trabajo nuevo y no quiero caer en los mismos errores.

Isabel, 32 años.

LA RESPUESTA:

Si bien son espacios distintos, las relaciones laborales no son tan distintas de las personales. Si alguien está teniendo dificultad para establecer límites en el trabajo, es probable que tenga problemas para hacerlo con la mayoría de sus vínculos. “En el caso de esta persona, es probable que lo que ella considere como ‘buena onda’ sea una transgresión de su límite en la relación con el otro. Y las señales para identificar esto aquí están muy claras: siente incomodidad y un grado de vulnerabilidad en la interacción”, identifica la psicoterapeuta y maestra de Registros Akáshicos, Claudia Pinto Rebello (www.claudiapintorebello.com)

En ese sentido, siempre es bueno revisar algunos aspectos: ¿las actividades que estoy ejecutando se ajustan al rol que cada uno cumple en el lugar de trabajo? ¿respeto los horarios que se han establecido? ¿establecí una dinámica o canal de comunicación que no responde a los parámetros profesionales? Si es así, ¿de qué manera lo hice?

“Muchas veces damos a entender que hay una disposición para el otro que realmente no es tan así y esto se relaciona con las necesidades afectivas no satisfechas de cada uno. En el ámbito social y de relaciones interpersonales se pone en juego el sentido de pertenencia, esto de ser parte de un grupo ya sea por afinidad, carácter, cuestiones culturales, etcétera. En lo laboral, entra en juego la necesidad de reconocimiento, valoración y aprobación de las capacidades profesionales, intelectuales e incluso socio-económicas. Al final, ya sea en un ámbito o en otro, lo que buscamos es sentirnos queridos y apreciados por los demás. Las necesidades de afecto y de ser vista pueden manifestarse más expresamente en lo laboral, pero no son únicas de este espacio”, explica la psicóloga.

Retroceder un paso

¿Es posible recular cuando algunos límites han sido traspasados? Ciertamente puede resultar un poco más complejo, pero siempre existe la posibilidad de volver a delimitarlos. “La forma de ‘volver atrás’ es conversando abiertamente el tema, una. conversación en la que se le pueda señalar a la otra persona que no te sientes cómoda cuando hace equis cosa. Una buena alternativa es comenzar hablando de cómo te sientes para así mostrarle cuál es la conducta que te genera incomodidad. De esta manera, aclarada tu posición, te puedes posicionar desde un nuevo lugar, poniendo límites que antes no había”, recomienda Claudia.

Y esos límites pueden diferir de una persona a otra. Todos tenemos distinto nivel de tolerancia a ciertos comportamientos, sin embargo, los límites parten de una base que se considera como sana y que son transversales. “En este caso, dentro del ámbito laboral hay ciertos horarios y funciones que están establecidas, lo cual permite poder coexistir con otros espacios que también son necesarios para nuestro bienestar, como tiempo para el ocio, la pareja, la familia, el descanso, etc. Y para ello es importante poder separar los temas personales de los profesionales, incluso pudiendo existir una relación de amistad entre un jefe y empleado. Para ello la comunicación y saber decir no, es lo que marcará que la relación pueda mantenerse dentro del plano saludable”, profundiza la especialista.

¿Qué esconde mi expectativa profesional?

“Enfócate en mirar qué es lo que buscas y esperas de tu jefatura. Puede ocurrir que esta imagen de autoridad esté proyectando tu propia relación con tu padre o madre. ¿Es esa expectativa consecuente con su rol o le estoy pidiendo a esa autoridad que reemplace a uno de mis padres y me dé algo que me hace falta? Es por esto que siempre es bueno conocerse más, darse el tiempo de mirarse para visibilizar aquello que nos cuesta o se nos hace difícil de manejar en nuestras relaciones. Lo más probable es que estos comportamientos estén reflejando aspectos más ocultos de ti que se originan en tu experiencia de vida con tus padres y también en experiencias laborales anteriores, donde es probable que hayas repetido un comportamiento de este tipo y que te muestra qué no está resuelto, entregando una posibilidad para poder abordarlo”, concluye Pinto.

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