Once para una

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La traductora Francisca de la Fuente vive con su marido y sus dos perras en un departamento de una sola pieza desde donde trabaja y pasa gran parte del día. Sobre comer sola, pero acompañada habla en este testimonio de once.




"Trabajo desde mi casa y por lo general, en el día somos las tres: mi perra Rosita, mi otra perra Daisy y yo. En la semana mi once es cada vez menos producida, a no ser que llegue con hambre. Hambre porque el almuerzo se atrasó o simplemente traté y no alcancé a comer entre una cosa y otra.

Hoy estoy comiendo parada, a veces me pasa, pero casi siempre me siento en la mesa y regaloneo con mis perras. Ellas se ponen al lado mío y me acompañan, o me miran con cara de "salgamos a pasear".

La once en mi departamento es así: alrededor de las 5 me hago un pan pita con palta y me tomo un tecito. Aunque igual lo que más me gusta son esos panes integrales con semillas.

Tengo muchos tés distintos, pero no tengo platos de taza, así que si me siento a tomar once al lado del computador, la apoyo junto al pan en el mismo plato. Si la situación se pone crítica y tengo que correr a la siguiente actividad, me como un plato de leche con cereal.

El fin de semana la cosa mejora, sobre todo si con mi marido vamos a ver a mis papás o a mis suegros. En la casa de ellos la once es familiar. Cada uno prepara algo y lo lleva a la mesa donde nos sentamos todos juntos. Por ejemplo, uno pone los platos o muele la palta, mientras el otro va a buscar la mantequilla, sirve el té o el café. Me recuerda a cuando era chica y nos quedábamos sentados en la sobremesa desde el almuerzo hasta la tarde. Cuando los más chicos volvíamos muertos de hambres por jugar tanto, nos tomábamos una leche con plátano y comíamos pancito o sandía picada".

Francisca de la Fuente tiene 26 años y es traductora inglés-español.

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