¿Se puede normalizar el acné?

Si bien el acné puede afectar hasta un 85% de la población general y al 90% de los adolescentes, quienes lo padecen lo viven con vergüenza, lo esconden. Y aunque han aparecido movimientos que buscan normalizarlo, o al menos ser un alivio para todos quienes sufren de esta enfermedad, cuando en Paula salimos a buscar a alguien que quisiera posar en una foto para ilustrar este tema, la respuesta fue siempre la misma: no.




No se trata de evadir un problema de salud ni dejar de tratarlo como se debe, sino evidenciar que es mucho más común de lo que nos atrevemos a mostrar. Según la Sociedad Chilena de Dermatología y Venerología (Sochiderm) el acné puede afectar hasta un 85% de la población general; en estudios del Departamento de Dermatología de la Universidad Católica aseguran que lo padece hasta un 90% de los adolescentes y un 54% de las mujeres mayores de 25 años. Pero si es una de las alteraciones dermatológicas más frecuente en la población, ¿por qué nos cuesta tanto aceptarlo como algo normal? En medio de filtros de Instagram que dejan una piel tersa imposible y tutoriales de maquillaje que son capaces de ocultar hasta un cráter, en redes sociales algunas personas hacen resistencia mostrando sus “imperfecciones” para naturalizarlas. Específicamente en el caso del acné, existen movimientos como #AcnéPositive o #FreethePimple, que buscan normalizar las pieles con granos y cicatrices, al cual se han sumado personajes como Kendall Jenner, Justin Bieber y Cardi B. ¿Qué busca el movimiento? Desestimagtizar el acné y ayudar a las personas que lo padecen en sus problemas de autoestima. Sin embargo, y debido a ese mismo impacto psicológico que produce, se hace muy difícil llevar este discurso a la práctica; la mayoría prefiere ocultarlo. ¿Qué hace falta para empezar a normalizarlo?

La youtuber chilena Claudipia, con 2 millones de seguidores en Instagram, es una de las influencers chilenas que se ha atrevido a mostrar su rostro sin filtro en redes, evidenciando el acné severo que padeció durante algunos años; la respuesta positiva de sus seguidores fue masiva. “El acné no es mi apellido, no es lo que me define”, fue su mensaje y lo que la motivó a mostrar su piel sin el maquillaje perfecto que lleva siempre. “Quería mostrarle a mis seguidores que es algo normal, que a muchas nos pasa. Hay que desestigmatizar el acné, dejar de hacerlo algo tan negativo. El acné o cualquier defecto que tengamos no nos define quiénes somos ni lo que tenemos dentro”. Una actitud similar tomó en sus redes sociales la periodista Gabriela Villaseca, de 32 años. Empezó a tener problemas con su piel cuando estaba en plena época universitaria y fue algo que la afectó mucho socialmente. La gente se fijaba en su cara y le preguntaba qué le pasaba; porque no eran espinillas, cuenta, eran protuberancias. Cuando fue al dermatólogo la diagnosticaron con acné quístico y comenzó un largo camino que define como sufrido y doloroso. “Mi piel estaba tan sensible, que hasta el agua me ardía cuando me lavaba la cara. Por mucho tiempo tuve que hacerme distintos tipos de exámenes de manera mensual. Uno de ellos era tener que saber cuántos “bichos” tenía en los quistes y eso solo se podía conocer si me metían un instrumento especial, muy parecido a los sacacorchos, por lo que recuerdo todo ese tiempo con mucho dolor”. Fue el inicio también de mucha inseguridad para ella, salía con maquillaje para todos lados, llena de base para que nadie se diera cuenta de su cara. Cuando Gabriela logró controlar el acné comenzó una segunda parte; la de lidear con las cicatrices que esta enfermedad había dejado en su cara. “Me obsesioné en la búsqueda de la perfección, no quería verme la piel así, y le hice tanto daño a mi cara con laser que una vez quedé llena de costras luego de una sesión”. Es este largo camino de aceptar su piel el cual reivindica cada vez que muestra sus marcas en redes sociales; un acto con el que busca conectar con otras personas que puedan sentirse inseguras y frustradas como se sintió ella.

El dermatólogo especialista en acné y rosácea Tomás Tabilo, fundador de DermAcne.cl, si bien considera muy positivos los movimientos como #AcnéPositive, piensa que es importante recalcar que el acné sí es una enfermedad. “No es normal, pero es frecuente”, dice. De todas formas, ve con ojos positivos la tendencia en redes sociales a aceptar la diversidad en todo orden de la biología de los seres humanos. “En el fondo, se trata de no comentar el cuerpo de otros, porque no tienes idea de lo que está pasando esa persona. Hacer comentarios de la piel de otro puede tener un tremendo impacto en ellos, especialmente si están pasando por un periodo vulnerable”. Son importantes estos movimientos, dice, porque el acné es considerado por sí solo como un factor de riesgo para la depresión e incluso para conductas suicidas. “El acné se presenta precisamente en zonas muy visibles, en la cara, el pecho y la espalda y aparece comúnmente en una edad muy sensible a la opinión del resto, como es la adolescencia. Los profesionales tenemos que apoyar en el aspecto emocional porque hay pacientes a los que ni siquiera les da para levantarse y salir de su casa.”

En relación a este último punto, la psicóloga clínica Marta Luzoro afirma que el acné puede causar un gran impacto en el autoconcepto y autoimagen corporal de las personas. “Al mismo tiempo puede causar un deterioro en las relaciones sociales, ya que la persona que padece acné está propensa a experimentar ansiedad social, que tiene a la base un miedo a la no aceptación o al rechazo de las personas con las que interactúa”. Marta destaca que es importante también considerar el contexto social en el que vivimos “Es una sociedad que valora y exacerba ciertos rasgos asociados a una belleza hegemónica. Esto puede causar un importante sentido de insuficiencia en quienes no logran alcanzar este ideal de belleza asociado a la piel perfecta”. Por lo mismo, ve con buenos ojos el movimiento #AcnéPositive en la medida en que contribuya a quitar el estigma y resignificar los ideales de belleza asociados a pieles perfectas. “Un movimiento que abogue por encontrar la valoración en una diversidad de pieles permite que miles de personas encuentren un lugar seguro para poder sentirse identificados y desculpabilizar lo que implica no cumplir con la hegemonía de la belleza que imponen los estereotipos sociales. El llamado no está en no ir al dermatólogo y no tratarse, el llamado está en poder deconstruir aquellos ideales de pieles que se han venido imponiendo por décadas”.

Recién a sus 32 años, y después de mucha terapia, dice Gabriela, ha podido empezar recién a aceptar su piel. “No puedo decirle a nadie cómo superar algo así. No puedo decir “oye, quiérete, eres hermosa”, porque cada uno sabe sus procesos, cada persona vive sus momentos acorde a sus tiempos, acorde a cómo se va sintiendo. A algunos les toma más, a otros menos. Si el maquillarte es tu manera de sentirte más segura, hazlo. Si mostrar tu cara al natural es tu escudo, hazlo. Cada proceso es válido, y la forma en la que los vivimos también”.

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