Tres grandes mitos sobre las relaciones y el amor que debiéramos derribar




Los mitos son creencias compartidas por una cultura y sociedad que muchas veces creemos como ciertas y que han llegado al punto de tener la capacidad de influir en el comportamiento de las personas. Las relaciones y el amor también se ven rodeados de su propia mitología que ha sido transmitida socialmente por generaciones y que muchas veces inconscientemente pueden influir en las relaciones. Saber diferenciar estos mitos en el amor resulta importante para desmoldar aquellos dogmas erróneos y construir relaciones de parejas equilibradas.

Desde la perspectiva de la psicóloga Paula Hormazabal, muchos mitos surgen de la visión del rol pasivo de la mujer, no solo en el ámbito de pareja, sino a nivel general, y el visibilizarlo ayuda al empoderamiento. “Sin duda estas creencias dificultan e impactan las relaciones dado que primero miro al otro a través de un estereotipo creado desde una expectativa, que solo imposibilita a ambos en la pareja a cumplirlas. Por otra parte, estoy buscando que otro complete una parte de mí y asignando la responsabilidad de mi satisfacción personal, que solo depende de uno mismo”, describe.

  • El mito de la media naranja: Esta creencia hace referencia a que en la vida de las personas se necesita su otra mitad para estar completos. Sin embargo, a lo largo de los años esta idea ha sido derrocada ya que son más las personas que preservan el pensamiento que no son la mitad de otros. De acuerdo a Paula, este mito tiene que ver culturalmente con las decisiones de las mujeres en el mundo. Desde el enfoque de género, la media naranja ha sido una forma amable de referirse a que la mujer necesita del hombre en su vida. “Si nos fijamos, antiguamente en la parte femenina se veía la emocionalidad, la vulnerabilidad, como características propias femeninas y fueron subvaloradas. Por otra la parte masculina era la parte de logro y la capacidad de hacer cosas, entonces de alguna forma se hablaba de la incapacidad femenina de ser plena y empoderada sin estar en pareja”, explica.
  • El mito de que si no hay pasión, no hay amor: En el inicio de las relaciones se vive con deseo, atracción y la idea de un amor idealizado. Esta fase inicial tiende a desaparecer en la transición hacia el amor de compromiso. Sin embargo, hay quienes confunden que esta etapa significa que ya no hay amor, ya que existe esta creencia- mostrada en innumerables películas- que ese amor pasional es para siempre. Bajo esta mirada, Paula explica que hay que entender que las relaciones, al igual que el ser humano, pasan por procesos evolutivos, por lo tanto, no se debe pensar que las personas serán las mismas durante una relación de hartos años. “Una relación se construye, reconstruye, destruye y vuelve a construir longitudinalmente a través del desarrollo de ella. El amor no muere sino que las fases de la relación de pareja son evolutivas y se tienen que ir encuadrando y converger con el desarrollo de cada persona. De alguna manera uno tiene que ser protagonista en su relación de pareja, de no dejar que ciertas cosas pasen por encima de mí”, especifica Paula quien agrega que la comunicación es una gran vía para estimular el amor en las relaciones.
  • El mito de que la pareja llena todos los aspectos de la vida: Muchas veces ocurre que hay quienes buscan una relación para comenzar a vivir o ser felices. De igual forma, se tiende a escuchar frases como “debemos compartir nuestros gustos y aficiones” o creer que dentro de una relación los miembros se sentirán más completos. Respecto a esto, la especialista describe que una relación funcional es de a tres: tú, yo y el espacio entre nosotros. Bajo esta mirada, se debe entender que la base de una relación, para desmitificar el amor romántico, se necesita conservar las individualidades que pertenecen a cada miembro de la relación y que definen propiamente a la persona. De hecho, según explica Paula, resulta muy peligroso encontrarse en una relación donde la pareja se asemeja mucho a los gustos de uno, ya que existe la posibilidad de enfrentarse a dos escenarios: se está formando una relación co-dependiente o estamos frente a un perfil narcisista, ya que estos suelen apegarse a persona de su interés para lograr sometimiento. “Lo enriquecedor de una pareja es que se conozcan, se construyan, independientemente si les gusta lo mismo o no. De hecho, es una máxima para formar equipos de trabajo excelentes con buen desempeño, ya que funciona mucho la individualidad para un equipo potente. En la pareja ocurre lo mismo, conservar y no tranzar mi individualidad, tiene que ver con darnos la posibilidad de explorarnos, conocernos y de no buscar sino de encontrar”, comenta.

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