La startup chileno-rusa detrás del helado que reduce las alergias

Anastasia Gutkevich, CEO de Bifidice, vive en Chile desde 2016.

La tecnología de Bifidice fue creada por un matrimonio de científicos rusos hace más de 40 años, y ahora su hija ha continuado con el negocio familiar instalada en Chile. Hoy la empresa busca expandirse asociándose con productores de alimentos de todo el mundo para que incorporen su fórmula, que busca ayudar en el reforzamiento del sistema inmune.


Anastasia Gutkevich es la CEO de Bifidice, una startup con base en Chile, pero que comenzó a gestarse en 1981 en Siberia. Ahí vivían sus padres, dos biofísicos y genetistas que comenzaron a investigar el origen de los problemas del sistema inmune.

Así, hicieron descubrimientos sobre cómo la microbiota tiene una fuerte influencia en el estado de salud de las personas y buscaron formas de poder potenciar estos organismos a través de la alimentación.

“Ellos experimentaron con estas bacterias en formato de suplementos alimenticios, pero ese producto tuvo una historia corta porque era tan asqueroso que nadie lo podía consumir, ni las personas que conocían su eficacia y menos los niños. Tenía muy mal sabor y aroma y no te daban ganas de repetir el consumo”, cuenta Anastasia Gutkevich.

Teniendo a la propia Anastasia como público objetivo, ya que en su infancia tuvo muchos problemas de salud, sus padres comenzaron a pensar en otras formas de entregarle estos organismos. Comenzaron a ver en qué alimentos podían agregar estas sustancias y, por el clima frío de Siberia, la respuesta lógica fueron los helados.

Además de que este formato no tenía el problema del sabor, también pudieron seguir comprobando su eficacia, por lo que en la década de los 90 hicieron sus primeros esfuerzos para comercializarlo masivamente, sin mayor éxito dada la innovación comercial y científica que requería el producto.

La fórmula de Bifidice ha sido probada científicamente durante décadas.

Con el cambio de milenio, ya con Anastasia siendo parte del equipo, les llegó la oportunidad más grande que habían tenido. En 2007 hicieron un piloto en jardines infantiles de Rusia, donde obtuvieron muy buenas estadísticas, logrando reducir en un porcentaje considerable de alergias, bronquitis, resfriados y neumonías en los niños que consumían los helados de Bifidice.

Estos buenos resultados provocaron el interés del Ministerio de Salud de Rusia, con el que realizaron nuevos estudios con excelentes resultados, por lo que les ofrecieron ser parte de un programa nacional de prevención de enfermedades del invierno para niños.

“Casi todas las regiones del país fueron incluidas. Pero para una empresa chiquitita científica fue de verdad bastante complicado ser proveedor de gobierno. Fue gigante, porque el país es gigante y de verdad no logramos superar bien ni temas de logística, ni de producción tan masiva, ni manejar a tantos proveedores y subprovedores. Y así cerramos lamentablemente este proyecto en Rusia. Fue tan bueno que no lo manejamos bien”, cuenta Gutkevich.

Renacer en Chile

Después del cierre, pasaron varios años hasta que la familia Gutkevich se decidió a retomar el proyecto, esta vez bajo el liderazgo de Anastasia. Decidieron postular a distintas aceleradoras de todo el mundo y una de las que los seleccionó fue Startup Chile, por lo que en 2016 Anastasia viajó a Santiago junto a su marido y su hija para darle una nueva vida a Bifidice.

“Fue una experiencia bastante divertida y después de siete años puedo decir que fue exitosa”, comenta Gutkevich.

Aunque Gutkevich no sabía si su estancia en Chile sería definitiva, la rápida aceptación que tuvieron los productos de Bifidice hicieron que se decidiera por quedarse. Si bien su primer plan fue repetir la experiencia en Rusia y apuntar a los jardines infantiles, el gran porcentaje de establecimientos privados hacía que fuera difícil llegar a grandes alianzas. Por lo mismo, decidió enfocarse en el e-commerce y en clientes particulares.

“Para cualquier empresa contacto directo con consumidor final es oro. Yo amo mi familia Bifidice. Tenemos casi 30.000 familias que son impecablemente leales a nuestra marca y con muchos tengo relaciones personalizadas, porque en mis primeros años yo despachaba sola para que me conocieran de manera personal. Esta experiencia la valoran mucho nuestros partners, porque hay empresas multinacionales que están bastante lejos de su consumidor final, no están en la cabeza de una mamá que tiene un niño con alergia alimentaria múltiple”, dice Gutkevich.

La CEO cuenta que en la pandemia vino el empujón definitivo para decidirse a seguir creciendo. “Tuvimos mucho éxito, especialmente en la época covid, cuando todas las personas empezaron a cuidar mucho el sistema inmune, la microbiota, y además se metieron en el e-commerce. Eso nos dio mucha motivación a todos en el equipo, porque nos ayudó a entender que sí podemos crecer, porque el producto tiene demanda, tiene éxito en el mercado, tiene impecable feedback de consumidores y muy buen respaldo científico”.

Bifidice encontró en el el helado la fórmula perfecta para introducir sus descubrimientos.

Exportando tecnología

Con la idea del crecimiento en mente, se dieron cuenta de que replicar lo que habían hecho en Chile en otros países no sería tan efectivo, ya que eso implicaba generar estrategias particulares para cada mercado al que quisieran entrar. Por lo mismo, la solución fue echar mano a algo que ya habían buscado hacer los papás de Anastasia muchos años atrás, cuando quisieron aliarse con una de las más grandes empresas de producción de helados en Rusia para introducir su tecnología en sus productos.

“El pivot que hicimos y que estamos trabajando hace un año es vender la tecnología de Bifidice. Es un poco repetir lo que hicieron mis padres, pero con mucho más conocimiento, respaldos científicos más fuertes y con un mejor modelo, que es prestar esta tecnología, este conocimiento y estas bacterias en formato de ingrediente a empresas multinacionales”, explica Gutkevich.

Hasta el momento, al estrategia ha dado resultados, ya que Bifidice ha firmado acuerdos con empresas en Chile, Argentina, Alemania y China. Además está implementando programas piloto con dos gigantes de la industria alimentaria. Uno de ellos implica el desarrollo de productos que llegarían en su primera fase a 2.000 puntos de venta en Latinoamérica y Oceanía. El otro piloto se creó en Países Bajos y será testeado en China

Gutkevich apunta además a que las necesidades que cubre Bifidice tienen cada vez un mayor peso en la sociedad, a diferencia de cuando sus padres comenzaron con el proyecto. Según la CEO, el 90% de los niños y el 60% de los adultos tiene algún tipo de reacción alérgica a los alimentos.

“Las empresas están buscando esta tecnología porque están entrando al rubro de los alimentos funcionales. Ellos están enfrentando el crecimiento exponencial de las alergias y el crecimiento de consumidores que no puede comer casi nada. La industria alimentaria está sufriendo porque las alergias ya no son un problema de un nicho chiquitito, es un problema masivo”, cierra Gutkevich

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