El íntimo relato de Sebastián Piñera sobre el estallido social

Sebastián Piñera.

En el ciclo “Conversaciones de futuro a la luz de la experiencia”, organizado por el Centro de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica -en alianza con La Tercera-, el exmandatario aseguró que “12 de noviembre fue el segundo día más violento yo creo que en la historia de nuestro país, el primero fue el 18 de octubre".


“No voy a volver a La Moneda, ya he sido dos veces Presidente…”. Esa fue una de las reflexiones que realizó este lunes Sebastián Piñera al repasar sus años como jefe de Estado (2010-2014/2018-2022) en el marco del ciclo “Conversaciones de futuro a la luz de la experiencia”, organizado por el Centro de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica -en alianza con La Tercera- con motivo de los 20 años del organismo, y que incluirá coloquios con todos los exmandatarios.

Desde que dejó La Moneda en marzo, Piñera ha tenido intervenciones esporádicas y muy puntuales. Pero este lunes 5 de diciembre, en diálogo con Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas UC, y Paula Escobar, periodista y columnista de este medio, se explayó, relatado episodios íntimos de su último mandato y en especial de uno de los hechos que lo marcó: el estallido social del 18 de octubre de 2019.

“Recuerdo el 18 de octubre de forma muy intensa, muy vívida, porque fue un día de esos que uno no olvida nunca más y efectivamente hubo varias cosas que ocurrieron ese día o que comenzaron a ocurrir ese día... Lo primero, una ola de violencia absolutamente irracional, destructiva, que no respetaba a nada y a nadie, que querían quemar hospitales, escuelas, plantas eléctricas, el Metro, monumentos, edificios públicos. Todo lo que estaba a su paso, era una ola destructiva que no es el alma de los chilenos. Eso ocurrió el 18 de octubre”, comenzó señalando.

Así, recordó que el 22 de octubre propusieron una agenda social al país, en donde se revertía el aumento de 30 pesos del transporte público que gatilló las protestas, el cual aseguró que no era responsabilidad de su gobierno, ya que al Ejecutivo le correspondía que “cumplir la ley”.

En el marco de su relato, aseguró que “12 de noviembre fue el segundo día más violento yo creo que en la historia de nuestro país; el primero fue el 18 de octubre (...) Y esa noche tuvimos que tomar una decisión y era muy simple: o escogíamos el camino de la fuerza, y probablemente habría habido muchos muertos o escogíamos el camino de la democracia. Y le dimos una oportunidad a la democracia, al diálogo, a los acuerdos”.

Piñera desclasificó también llamados que tuvo con el entonces general director de Carabineros, Mario Rozas, en la previa a decretar el Estado de Excepción Constitucional en el país. “Cuando tomamos esa decisión, mi primera preocupación, cuando llamamos al general Rozas y él me dice a mí ‘Carabineros no estamos preparados, no tenemos los recursos’ (...). Y ahí decidimos invocar un estado de excepción constitucional, cuando el general Rozas me dijo que Carabineros no era capaz de cumplir. Llamé al general (Javier) Iturriaga y me acuerdo perfectamente de las palabras que había que compatibilizar dos cosas muy difíciles: el orden público, que estaba siendo absolutamente violentado, con el respeto a los derechos humanos”.

Sobre los disturbios, el expresidente aseguró que “hubo violencia, mucha violencia, demasiada violencia. Chile vivió semanas de una violencia que nunca habíamos conocido, porque era una violencia contra todo”.

Consultado por víctimas del estallido, Piñera reconoció que “se cometieron abusos, excesos, atropellos, sí”, pero defendió el rol de su gobierno en materia de derechos humanos, recordando que se comunicaron con diversas organizaciones e instituciones nacionales e internacionales, como la oficina de la Alta Comisionada para los DD.HH. de la ONU, en ese entonces presidida por Michelle Bachelet.

“Si de nosotros hubiese dependido no hubiera habido ninguno, pero sabíamos que en la circunstancia, el equilibrio entre reponer el orden público, e impedir que siguieran quemando nuestro país y comprometiendo vidas humanas”, agregó.

El exmandatario también se refirió a los cuestionamientos a los gobiernos de los últimos 30 años; crítica que cruzó el estallido.

“Creo que Chile, que era un país que iba a la vanguardia, que estaba muy cerca de alcanzar el desarrollo, perdió el rumbo. Y perdió el rumbo porque en un momento dado, un grupo de personas consideró que esos 30 años eran lo peor que le había pasado a Chile en su historia. Creo que eso no es verdad. Creo que obviamente en esos 30 años están llenos de grietas y problemas, si la vida nunca va a ser perfecta, pero fueron buenos 30 años para Chile”, indicó, destacando el mea culpa que realizó la semana pasada Boric por la visión crítica de su generación sobre la transición.

“Yo escuché el discurso del Presidente Boric y bueno él reconoció, a pesar de que había sido un crítico furibundo, que en esos 30 años había cosas muchas valiosas, y hay muchas cosas que hay que corregir. Pero estas cosas totales de blanco y negro, de que todo es malo, todo hay que cambiarlo, refundacional, la política de la cancelación le hace mucho daño a Chile. Y por eso pienso que hay muchas cosas...los países no se construyen de un día para otro. Los países no nacen con cada presidente, se van construyendo con lo que hace cada presidente y generación que recoge el bastón y tiene que proyectarlo”, aseguró.

En tanto, en el marco de los diálogos constitucionales, el exmandatario dijo que ha estado pendiente de las conversaciones de los partidos y que, según la información que maneja “ahora ambas partes entraron a aceptar el concepto de una convención mixta y en eso están discutiendo los porcentajes, como pasa en todas estas discusiones políticas, que entran un montón de razones, de ego, conveniencia, cálculos electorales, que dificultan los acuerdos”.

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