Javier Macaya, jefe de bancada UDI: "Se ha asentado el poderío del Frente Amplio en la izquierda"

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Ante el debate por la reforma de pensiones, el diputado plantea que hay sectores "enamorados del Estado", y advierte al gobierno que su partido defenderá "que los chilenos elijan libremente qué quieren hacer con el 4%".


Tras una compleja semana para el gobierno, que comenzó con los rechazos de Admisión Justa y la reforma previsional en las respectivas comisiones, continuó con la tensión que generó la fallida nominación de Dobra Lusic para la Corte Suprema y, finalmente, la aprobación en general del proyecto sobre pensiones, el jefe de bancada de la UDI, Javier Macaya, mantiene su optimismo y le pone un 6.0 al gobierno.

Sobre la reforma previsional ahonda en esta entrevista, en particular respecto del 4% de cotización adicional, que -asegura- la UDI buscará que sea administrado por quien el cotizante elija y no por un único ente público, algo distinto de lo que La Moneda acordó con sectores de la oposición para concretar la aprobación en general.

¿Cuál es su evaluación respecto del debate por pensiones?

Para nadie es un misterio que la izquierda más extrema no ha dado el ancho; se abstrae de una urgencia social, que es la más importante hoy en nuestro país, con el fin de causarle un daño al gobierno. Cuando el gobierno dijo que estaba dispuesto a mejorar el proyecto, aún con esa disposición, se negó a la idea de legislar. Entonces, no se entiende cómo se puede generar un gran acuerdo, que fue parte de lo que pidió la izquierda y el presidente de la comisión de Trabajo, rechazando la idea de legislar.

Al parecer, está siendo la tónica esta complejidad para aprobar las iniciativas en general...

Es complejo. El gobierno se la ha jugado por los grandes acuerdos, fundamentalmente porque no tenemos mayoría en el Parlamento, pero en esto han existido dos oposiciones; una que ha sido arrastrada por el Frente Amplio y el PC hacia posiciones más extremas y que es absolutamente obstruccionista, y otra que ha tenido la capacidad de sentarse a conversar con el gobierno y contribuir a mejorar los proyectos.

En la búsqueda de esos votos, el Ejecutivo terminó cediendo en algo que era importante para Chile Vamos, que es la administración del 4%. Mientras el oficialismo busca que sea el cotizante el que pueda elegir quién administra los fondos, el Ejecutivo anunció que esto lo hará un organismo público.

Durante los últimos años, la nueva izquierda -que es particularmente el Frente Amplio- ha demostrado que están enamorados del Estado como administrador y generador de riqueza, en una mirada propia de los años 60, a pesar de la evidencia que existe en las últimas décadas de que el "Estado empresario" está obsoleto en el mundo. Y parte de las negociaciones con la izquierda se dieron en el marco de la creación de un ente público que participe en el sistema de pensiones. Lo que nosotros le pedimos al gobierno es dejar abierta la posibilidad de que la administración de ese 4% pueda ser realizada por quien cada afiliado decida.

¿Lo que está pidiendo es que el gobierno incumpla el compromiso que hizo con la oposición?

La izquierda cree en el Estado empresario y le tiene fobia a la libertad de elegir de las personas. Yo creo que es importante que siempre se ponga de relieve esa libertad y que quienes quieran optar por una entidad estatal lo puedan hacer, pero quienes legítimamente creen que un ente privado puede administrar esos recursos, también puedan hacerlo.

Pero el gobierno comprometió con la oposición que será un único organismo, no la libre elección...

El gobierno no ha comprometido que va a haber un ente que administre el 4% adicional. Yo no lo he visto en ningún documento plasmado. Lo que nosotros decimos es que los chilenos elijan libremente qué quieren hacer con el 4% extra.

Si eso no se concreta, ¿sería un error del gobierno?

Recién vamos a comenzar la discusión en particular y, le insisto, nosotros ponemos el énfasis en que la voluntariedad en la administración de ese 4% es muy importante.

Esta discusión recuerda algo que también fue recurrente con la reforma tributaria: ¿hasta dónde puede ceder el gobierno en el afán de aprobar sus proyectos?

El gobierno debe recurrir a los sectores más moderados para retomar la política de los acuerdos. Pero, en mi opinión, los límites están en el programa de gobierno, que refleja el ideario con que fue elegido el Presidente Sebastián Piñera.

¿Cómo se puede insistir en la búsqueda de acuerdos con la oposición mientras, en paralelo, se le califica de "obstruccionista", e incluso, el Presidente apela a su "patriotismo"?

El gobierno, consciente de su minoría parlamentaria, se la ha jugado por los acuerdos y por generar un clima de colaboración, y esa estrategia no ha cambiado; lo que ha cambiado es que se ha asentado el poderío del Frente Amplio en la izquierda, y es evidente el obstruccionismo. Por eso, los sectores moderados se la tienen que jugar por hacer cosas como lo que ocurrió con la aprobación del proyecto de pensiones, mostrando que tienen capacidad de acuerdo.

¿Y cuán afectadas están las confianzas a estas alturas?

La política nunca ha sido un campo muy tranquilo, y para que el Presidente pueda sacar adelante su agenda, tiene que poner sobre la mesa lo importante que son las reformas estructurales -pensiones, tributaria, laboral, lo que se hizo en materia de migración-, porque ahí están las respuestas a las urgencias sociales. Si la izquierda no quiere entender que se trata de urgencias sociales, los únicos que van a pagar el costo son ellos, un costo que se va a traducir en la pérdida de apoyo ciudadano.

La semana pasada partió con un "lunes negro" y terminó con la aprobación de la idea de legislar la reforma previsional. Sumando y restando, ¿qué nota le pone al gobierno?

En la política somos bien bipolares, porque lo que ocurrió el lunes fue un ejercicio de una comisión muy acotada, donde votan solo 13 diputados, y si preguntas a todos los que participan del debate parlamentario, sabíamos que se iba a aprobar el proyecto. Por lo tanto, lo que sirve es el resultado final y ese es que el gobierno logró aprobar su proyecto en general, lo que merece una buena calificación, al menos un 6.0.

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