En esos momentos era intendenta de la Región Metropolitana y, luego, asumió como vocera de gobierno. La actual ministra de Desarrollo Social, Karla Rubilar, recuerda cómo vivió el 18 de octubre del año pasado. Reconoce que ministros del gabinete tuvieron seguridad especial por esas fechas, que algunos en su entorno le transmitieron preocupación por una eventual irrupción a La Moneda, pero que ella no lo creyó posible y descarta que haya estado en riesgo la seguridad presidencial. También admite “aciertos y errores” en la conducción de la crisis.

¿Cuál fue el hito que más los marcó el 18 de octubre?

El hito que marca el punto de inflexión es la quema de la torre Enel. Nosotros cuando vimos las imágenes de la torre, primero mi principal preocupación fue si había gente (…). Lo que vivimos fue probablemente de las experiencias más duras y más difíciles que podría haber vivido cualquier gobierno, y así lo vamos a recordar probablemente en la reconstrucción de la historia.

¿Cómo era el ambiente en esos momentos en La Moneda, qué decía el Presidente?

Al Presidente siempre lo vi muy entero, era un hombre que estaba liderando, tomando decisiones y comandando efectivamente la decisión del decreto de estado de excepción, extremadamente ejecutivo, conversando mucho.

En términos de la conducción del gobierno, ¿cuál fue el aprendizaje?

El aprendizaje político que uno tiene que tener en estos tiempos es tratar de conectarse con el fenómeno que está subyacente y tratar de ver que está debajo. Siempre en la crisis uno puede tener la tentación de mirar lo que es evidente y creo que un gobierno, el que sea, debe ser capaz de tener un análisis más profundo y eso es lo que tenemos que ser capaces de construir.

¿Y en el cómo comunican? Por ejemplo, la frase de “estamos en guerra” o transmitir que había personas del exterior incitando las movilizaciones en Chile...

Como gobierno tuvimos aciertos y errores, sin lugar a dudas. Y dentro de ese aprendizaje, finalmente entender que en crisis los mensajes siempre tienen que ser más de unidad, de cómo reconstruir y salir adelante, son los mensajes que deben predominar cuando uno está al límite (…). Todo lo que finalmente el Presidente empezó a transmitir como un camino común, como un llamado a trabajar juntos como acuerdo, fueron grandes aciertos y fueron bien recogidos, y finalmente también con un protagonismo que creo que era necesario de los políticos, de los parlamentarios, del Senado y de la Cámara. Y, obviamente, todo lo que finalmente pudiera haber contribuido de una u otra forma a parecer que estábamos en bandos separados, obviamente que es un error. Y eso es parte del aprendizaje. En eso quiero insistir: el cambio en el relato desde 18 octubre de nuestro gobierno al inicio, al del 12 de noviembre en circunstancias similares de violencia, demuestra que hubo aprendizaje y que hubo un aprendizaje continuo, que todavía nos queda mucho, pero hubo aprendizaje.

En algún momento los ministros no podían salir a las calles, ¿cómo fueron las medidas de seguridad que se adoptaron?

Efectivamente, a muchas personas y a mí nos tocó tener protección policial en algún momento, incluso, cerca de la casa. Pero yo no dejé de hacer nada de lo que creía que tenía que hacer. Seguí saliendo a todos los lugares donde creía que tenía que ir. Yo estaba convencida de que el desafío que nos había impuesto finalmente la ciudadanía era que eran tiempos de incomodidad y que había que estar disponible a ser emplazado, finalmente, de ser contrastado con las ideas (…). Entonces, sí tuvimos medidas de seguridad, sí tuvimos protección muchos de nosotros. Pero yo al menos no dejé de hacer nada de lo que tenía que hacer, porque creía que de eso se trataba.

¿Y hubo temor de que en algún momento llegaran las movilizaciones hasta La Moneda? ¿Que se sobrepasaran los anillos de seguridad?

Mire, yo no sé cuál fue la evaluación que tuvo en su momento Interior en alguno de los días respecto de la evaluación propiamente tal de La Moneda. Por lo menos en mi experiencia, como intendenta de la Región Metropolitana, el área primaria de seguridad, que así se llama todo lo que rodea a La Moneda, era un área que estaba muy bien custodiada y que, en general, la sensación que uno tiene es que si hay un lugar seguro, efectivamente, es el Palacio de La Moneda.

¿Y nunca se corrió riesgo de que ingresaran?

Yo no lo manejé. No sé si en otras informaciones, obviamente pueda existir. Efectivamente, el día 25 de octubre, con la marcha más grande, muchos comentaban qué podía pasar con más de un millón de personas marchando si querían entrar a La Moneda. Yo nunca tuve miedo de eso. Es más, muchas veces discutí durante ese día al decir que yo creía que se iba a hacer una gran marcha pacífica, que no iba a pasar nada.

Pero hubo personas que sí tenían temor...

No eran personas de La Moneda, eran personas que conversaban conmigo, de los que trabajan en la Intendencia. Y yo personalmente siempre tuve la confianza de que esa era una marcha que entendía bien lo que había detrás y, por lo tanto, ese miedo que pudiera tener alguien no era real.

¿Y tenían algún protocolo preparado en caso de que ingresaran al Palacio?

Entiendo que existe, pero no lo conozco. Entiendo que existe desde siempre, no de ahora.

Se hablaba que, incluso, había un operativo preparado en caso de tener que sacar al Presidente con un helicóptero...

No sé. Entiendo que siempre hay operativos asociados a la seguridad del Palacio, pero no que hayan comentado conmigo que estaba listo.

¿Cree que en algún momento estuvo en riesgo la seguridad del Presidente?

Siempre tuve la confianza de la ciudadanía y que nosotros no íbamos a tener que lamentar ningún evento de ese tipo. Yo debo reconocer que, si algo he tenido, es confianza en la ciudadanía.