Piñera se ajusta al libreto en su reestreno ante el Congreso pleno

Imagen SEBASTIAN PINERA 1820

No hubo grandes sorpresas en la primera cuenta pública entregada ayer por el Presidente Piñera. El Mandatario enfrentó las expectativas por el rumbo de su gobierno reafirmando el programa con que se impuso en las elecciones 2017 y sin profundizar en materias que dividen al oficialismo. En cambio, hizo un severo juicio respecto de las reformas de su antecesora en La Moneda, Michelle Bachelet.


Dos horas y 17 minutos tomó al Presidente Sebastián Piñera dar su primera cuenta pública ante el Congreso Nacional, 47 minutos más de lo previsto y transformándose en la más extensa que cualquiera de las cuatro realizadas en su anterior administración, e incluso la más larga desde 1999, con la que se despidió Eduardo Frei Ruiz-Tagle de La Moneda.

Pese a que en el Salón de Honor del Congreso en Valparaíso había menos gente que otros años esperando el ingreso del Mandatario -las tribunas no estaban completamente llenas y había sillas de invitados vacías-, se había instalado una alta expectativa en el oficialismo y la oposición frente al mensaje del Presidente.

En ambos bloques esperaban que Piñera despejara dudas respecto del rumbo de su gestión y una eventual jerarquización de prioridades. Esto, luego de que en sus 82 días de mandato irrumpieran con fuerza nuevos temas que comenzaban a competir con su propio programa de gobierno, como la identidad de género -que se tomó la agenda tras el Óscar a la película Una Mujer Fantástica y evidenció las diferencias de su propia coalición en temas valóricos- y las recientes movilizaciones en pos de demandas feministas.

Lo que se escuchó ayer en Valparaíso, sin embargo, fue un mensaje de continuidad, donde Piñera no profundizó en temas que dividen al oficialismo y reafirmó lo que fueron su discurso y compromisos de campaña de 2017. De hecho, en los primeros pasajes de su mensaje, apuntó a que los resultados de esa contienda electoral refrendaban la validez de su programa de gobierno y un inequívoco mandato para ejecutarlo.

"La gran mayoría que obtuvimos en la última elección presidencial fue mucho más que un gran triunfo electoral. Fue un sólido mandato democrático para cumplir con nuestra misión, y estoy seguro de que tanto los chilenos como nuestro gobierno vamos a honrar este mandato", afirmó.

Piñera, de hecho, reafirmó los cuatro principales ejes de su campaña -libertad, justicia, progreso y solidaridad-, añadiendo esta vez un quinto: el llamado a la unidad de todos los sectores políticos con el que inauguró su segundo mandato el 11 de marzo.

"Debemos recorrer este camino con unidad y amistad cívica, dándonos la mano abierta con fraternidad y no el puño cerrado con odiosidad. Porque Chile es de todos y para todos, debemos soñarlo y construirlo entre todos", enfatizó.

También, al igual que en la campaña, llamó a unir fuerzas en lo que Piñera busca que sea la impronta de su nueva estadía en Palacio: una "segunda transición", la que "nos permitirá conquistar el desarrollo y derrotar a la pobreza y promover a nuestra clase media".

Críticas a Bachelet

Desde la oposición, sin embargo, resintieron que a la par de los llamados a la unidad, el Mandataria fustigara el legado de Michelle Bachelet. Aunque no la nombró explícitamente, Piñera dedicó un capítulo de su mensaje a dar cuenta del país que le tocó recibir como Mandatario, asegurando que algunas de las reformas del gobierno antecesor generaron una incertidumbre que terminó por paralizar el crecimiento.

"Después de una larga fase de gran dinamismo, en que Chile crecía más rápido que América Latina y el mundo (...), este progreso se vio interrumpido porque descuidamos el valor de los acuerdos y del crecimiento económico. Ello, junto al impulso de reformas como la tributaria y laboral, generó incertidumbre, debilitó los equilibrios macroeconómicos, frenó la innovación y el emprendimiento y redujo nuestra capacidad de crecer, crear empleos y mejorar los salarios", afirmó.

Además, apuntó al "peligro de los intentos refundacionales y la lógica de la retroexcavadora, que no entienden que los países progresan con el aporte de todos y gracias a un equilibrio entre cambio y continuidad".

Desde la oposición también fustigaron el anuncio de Piñera de sustituir el CAE, acusandolo de apropiarse de una de las reformas de Bachelet.

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En medio del escenario económico diagnosticado en su mensaje -dijo que la responsabilidad fiscal se debilitó y la deuda pública se duplicó-, Piñera notificó que, pese a llevar a adelante el comprometido plan de modernización al sistema tributario, para corregir las "deficiencias" de la reforma de Bachelet, mantendría inalterable la actual tasa impositiva a las empresas.

"Dadas las dificultades fiscales heredadas y la envergadura y urgencia de las reformas sociales y proyectos estructurales por hacer, he decidido mantener la tasa de impuesto corporativo a las empresas", dijo el Mandatario.

Una medida que, de cierta manera, ya venía internalizándose en el mundo político y económico, luego que toda la oposición -desde la DC al PC, pasando por el Frente Amplio- notificara al gobierno que no estaban dispuestos a respaldar una rebaja a los tributos de las empresas.

Piñera también ratificó ayer su propósito de poner en marcha su Plan de Transporte Tercer Milenio y extender el Metro hasta La Pintana, junto a la creación de nuevas líneas.

"De esta forma, el 50% de la población de Santiago podrá caminar desde su hogar a una estación de Metro", manifestó.

En materia de salud, reafirmó su promesa de cambiar el sistema de isapres para superar el castigo que sufren las pólizas de las mujeres frente al valor de los planes de los hombres. Con todo, sacó esta reforma de la agenda de género, que anunció el 23 de mayo, en medio de la "ola feminista". Y sin entrar en mayores detalles, insistió en que en el cambio las aseguradoras también deberán hacer un esfuerzo. "Reformaremos el sistema de isapres, avanzando hacia un sistema más solidario que permita avanzar hacia el fin a las preexistencias y discriminaciones en el acceso y costos de la salud, que afectan hoy a las mujeres y adultos mayores (...). Para lograr este objetivo, todos, incluyendo las isapres, deberemos colaborar", dijo.

En temas valóricos, Piñera confirmó que se enviará la próxima semana al Congreso una nueva ley de adopción. "Ahora sí", dijo el titular de Justicia, Hernán Larraín, quien ha debido enfrentar críticas por la demora en el envío de la indicación.

Aunque no entró en detalles ni se hizo cargo de la discusión sobre la posibilidad de permitir la adopción homoparental, Piñera puso énfasis en que el acento debe estar puesto en los menores. "Quiero decirlo en forma fuerte y clara: son los niños los que tienen derecho a ser adoptados para vivir en familia, no las personas o parejas a adoptar".

Posteriormente, Larraín aclaró que se dará "preferencia al ambiente familiar de padre y madre, pero no vamos a excluir otras oportunidades que serán resueltas en el proceso de adopción".

En su discurso, Piñera tampoco entregó luces respecto del nuevo reglamento para el aborto en tres causales, que ha generado expectación en la oposición luego de que la Contraloría declarara ilegal el elaborado por el ministro Emilio Santelices, contra quien el Frente Amplio impulsa una acusación constitucional.

También anunció el envío al Parlamento del proyecto de ley de integridad pública, que establece requisitos para ingresar al servicio público y algunas restricciones para aquellas autoridades que lo abandonan y pasan al sector privado. Un anuncio que fue festejado en Evópoli, pues en esa iniciativa el gobierno incluirá regular el nepotismo, idea impulsada por parlamentarios de ese partido y que en un comienzo generó controversia al difundirse en medio de la polémica -y luego fallida- designación del hermano del Presidente, Pablo "Polo" Piñera, como embajador en Argentina.

En materia de seguridad, anunció dos proyectos. Uno para combatir los "portonazos" equiparando las penas entre los autores del asalto con los de quienes "reducen" los vehículos, y otro que apunta a evitar la "impunidad" de delincuentes juveniles al explicitar en la ley penal la obligación de los tribunales de considerar como agravante de la responsabilidad penal juvenil la reincidencia en los delitos.

"Así podremos evitar asesinatos cobardes y brutales, como el de la señora Carmen Gómez Peña en La Reina, por un joven delincuente que tenía 21 arrestos previos", ejemplificó.

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