"Las prácticas ESG son temas del mundo desarrollado, en Latinoamérica no funciona porque las empresas son familiares y no van a cambiar" me dijo alguna vez un inversionista, describiendo a la perfección uno de los principales argumentos de los escépticos a los beneficios de las prácticas ESG. Este artículo busca contrastar esta creencia que resulta muy simplista.

Cuando somos pesimistas respecto a un tema, solemos "saltar a conclusiones" rápidamente sin analizar las distintas perspectivas. Se critica mucho la falta de información de las empresas en la región, constantemente escuchamos que en Latinoamérica son renuentes a estas prácticas o que no responden los cuestionarios ESG, en resumen, que no hay interés.

En Latinoamérica, los inversionistas, tomando responsabilidad de su rol fiduciario, han empezado a exigir el cumplimiento de prácticas medio ambientales, sociales y de Buen Gobierno Corporativo (ESG) y las compañías, ante la presión de inversionistas internacionales (y ahora también de los locales), han empezado a considerar seriamente este tema. Pero ¿es suficiente? ¿es real todo este supuesto cambio de chip? Como dirían muchos: depende... si lo medimos por la métrica tradicional, no; si ahondamos en el análisis, veremos que la oportunidad es muy importante.

RobecoSAM y MSCI, dos de las clasificadoras de empresas en ESG más reconocidas del mundo (SustainAbility, 2019) corroboran el bajo nivel de estas prácticas en Latam. Para MSCI, las empresas líderes ESG en la región apenas sobrepasan el rating BBB, al tiempo que en Europa este es de AA (MSCI, 2019) y para RobecoSAM, en tanto, Latinoamérica es la región con la menor calificación en sus índices ESG en el mundo con sólo 29/100 (RobecoSAM, 2018).

Entonces, ¿cómo es posible que existan managers ESG en Latam? Fuimos a conversar con cerca de 50 empresas de la región y nos dimos con una sorpresa: no es que no quieran cambiar, sino que muchas empresas aún no entienden cómo implementar dicho concepto. Ante esto, varias han optado por contratar costosas consultorías especializadas en sostenibilidad para poder cumplir con las expectativas de inversionistas internacionales.

Algunas empresas lo hacen por cumplir, otras porque compraron la evidencia de sus beneficios en términos de reducción de riesgo y mayores retornos. Entonces ¿es posible invertir en ESG en la región?

La respuesta es clara: en Latam, la inversión pasiva en ESG deja mucho retorno sobre la mesa, se necesita una aproximación activista que colabore con las empresas en sus prácticas ESG para poder cosechar estos beneficios. ¿Por qué? Muy aparte de los ya resonados beneficios en términos de reducción de riesgo y mayor rentabilidad que generan dichas prácticas, existe una prima adicional al empezar a implementar prácticas ESG, la cual puede llegar a ser de 7,5% tan solo en el primer año (Barko, et al., 2017).

En Latam, la valla es baja y los escépticos abundan, por ende solo es cuestión de "hacer la tarea" y la oportunidad de excelentes retornos está intacta.