Álvaro Clarke: "La Nueva Mayoría no debe seguir gobernando, estoy convencido de eso"




No tiene una visión muy optimista de la situación económica del momento. Álvaro Clarke, ex superintendente de Valores y Seguros y miembro del grupo DC Progresismo con Progreso, cree que más allá del bajón económico del cuarto trimestre, lo complejo es que se requiere destrabar la inversión, para lo cual se requieren señales que la actual coalición gobernante no puede dar.

Se ha visto una inercia en los últimos datos, algo que el ministro ha calificado como un bajón. ¿Cómo ve el panorama económico este inicio de año?

-Se trata de un panorama muy complejo y muy difícil de destrabar. Es importante para Chile recuperar una alta tasa de crecimiento económico. Para que eso ocurra, dadas las circunstancias que hoy atraviesa el país es muy relevante que haya un shock de expectativas creíble por parte de los agentes económicos. Ese acto no se visualiza en el corto plazo. Por lo tanto, el escenario más probable a futuro es que, a menos que ese evento se produzca, nuestro país permanecerá con un crecimiento magro los próximos años. Aquí hay un tema bien de fondo: cuando uno proyecta el país respecto de cómo uno quisiera que evolucionara en los próximos años, hacia una economía desarrollada e inclusiva, desde cualquier perspectiva que se plantee este análisis, recurrentemente uno vuelve a que se requiere aumentar la tasa de crecimiento. Es la única forma de llevar a cabo reformas sociales de largo plazo que permitan dar oportunidades a todas las personas. Esto no parece ser de una solución fácil en el actual ambiente político en Chile.

¿Cómo ve la situación de las empresas en Chile para enfrentar este escenario?

-La economía está ralentizada, la emisión de instrumentos de deuda ha sido básicamente para refinanciar proyectos existentes y, por lo tanto, la cantidad de nuevas inversiones no son muchas. Esto es el resultado de que las expectativas de los agentes económicos están relativamente deterioradas respecto del futuro en Chile. El nivel de incertidumbre que han generado las sucesivas reformas emprendidas por el gobierno han terminado dañando la inversión.

Dentro de la preocupación macro también está la alerta por el endeudamiento fiscal…

-Lamentablemente es un panorama complejo que se puede desatar este año. Lo que tenemos hoy es una advertencia de lo que podría suceder a futuro si es que no se aprecia un ritmo de convergencia del gasto público que permita controlar lo que representa la deuda en proporción al PIB. Como esa convergencia no es clara, eso nos pone frente a una posición en la que efectivamente la clasificación de riesgo chilena podría sufrir una baja. Esto sería lamentable, porque el costo de levantar recursos para financiar nuevos proyectos aumentaría y haría aún más difícil la tarea de incrementar la inversión, que es un factor clave para impulsar un mayor crecimiento económico. Desgraciadamente el panorama que se visualiza para este año es incierto y que podría traer nuevas malas noticias en materia de clasificación de riesgo.

¿Cómo se logra un shock efectivo de expectativas y por qué es poco probable que se logre?

-Hay un tema de fondo que ayudaría a mejorar sustancialmente las expectativas y es esclarecer cuál es el escenario que queremos los chilenos hacia el futuro. Si esto se materializara a través de un acuerdo político amplio, donde se determinaran los principales directrices hacia donde tiene que dirigir los esfuerzos nuestro país. Tiene que haber un esfuerzo importante en aumentar la productividad de los trabajadores. Tiene que lograrse en un marco donde se dé cierta certeza en que las reformas sociales que se llevarán a cabo dentro del marco de una economía social de mercado. Esos son los temas que hay que despejar para dar certeza al futuro.

Eso lo intentó el Gobierno con estas reuniones para priorizar la agenda, pero pareciera ser que no logran alinearse.

-Eso es el reflejo de la falta de gobernabilidad en que ha caído la coalición gobernante de la Nueva Mayoría. Por su propia estructura no genera un conjunto común de valores y proyectos políticos que puedan llevarse hacia delante. Por lo tanto, creo que esta situación de poca gobernabilidad es más bien el reflejo de la estructura política que subyace a la coalición gobernante que se traduce en que le es difícil determinar un rumbo común. Si ya es complejo eso, también se hace mucho más difícil promover un acuerdo político amplio que permita acotar la incertidumbre futura. Esta es una discusión que se tiene que dar dentro de la política en que tiene que participar los partidos políticos, el Congreso y aquellas instancias de participación social relevante que tienen que canalizarse a través del sistema democrático. Eso requiere mucho liderazgo y es lo que está ausente en nuestro país.

El escenario político es relevante para esto. La alternativa presidencial de la NM va por Guillier. JP Morgan advierte un impacto en el mercado. ¿Cómo lo ve?

-Probablemente los bancos de inversión vieron que un cambio de gobierno que favoreciera las políticas económicas de las últimas décadas, daría más tranquilidad en el escenario futuro, y por lo tanto, Chile podría retomar su tasa alta de crecimiento con las consecuencias en el ámbito económico y social. El hecho de que haya incertidumbre respecto de lo que hagan los candidatos, particularmente con la aparición de Guillier más fuerte, sin que haya dado muchas señales respecto de lo que espera hacer. Esta situación de incerteza hace que la incertidumbre se prolongue y no sea despejada en varios meses más. Pero si no hay mayor claridad al respecto es muy difícil que se retome la inversión. No hay que perder de vista que para retomar el crecimiento alto se requieren muchas reformas micro productivas. Chile tiene muchas tareas pendientes, en especial en lo que a modernidad del Estado se refiere.

¿Cuál es el rol de la DC en la NM?

- Estamos frente a un dilema mayor. La Democracia Cristiana debe definir hacia dónde quiere ir. La segunda pregunta es con qué actores se puede recorrer este camino. La experiencia que ha quedado clara en estos últimos cuatro años es que es muy difícil hacerlo en una coalición como la Nueva Mayoría, porque es una coalición donde no hay una compartición suficiente de valores comunes o de proyectos políticos. Por ejemplo sería muy complejo plantear una reforma al sistema de pensiones, porque el Gobierno no podría garantizar un resultado mínimo de lo que podría ocurrir tras el debate parlamentario. Es una coalición que no ha mostrado gobernabilidad.

Tengo la impresión de que hay una parte de la NM que se identifica mucho más con la izquierda tradicional latinoamericana que ha estado en la última etapa del Gobierno de Dilma en Brasil, en Venezuela, Bolivia y cuyos resultados son deplorables y muestran que esta izquierda latinoamericana, que forma parte de la NM, no sabe gobernar. Hay otra parte de la NM que se identifica con la Concertación y la democracia europea, que tuvieron resultados muy buenos.

Mi impresión es que no se puede repetir otra vez la experiencia de la NM. Fue una experiencia mala, el país crecerá en promedio menos que el resto del mundo. No será posible recuperar una alta tasa de crecimiento porque es impensable que la misma coalición que ha causado un conjunto de dificultades al país sea el antídoto a ella misma. La Nueva Mayoría no debe seguir gobernando, estoy convencido de eso.

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