Acuerdo de Argentina con el FMI tiene un año para funcionar

Mauricio Macri
Foto: EFE.

El acuerdo financiero de Argentina por US$50.000 millones con el Fondo Monetario Internacional tiene un año para funcionar. el presidente Mauricio Macri, amigable con los mercados, ha tenido suerte y ha sido audaz en sus esfuerzos por arreglar la tercera economía más grande de América Latina. Sin elecciones previstas hasta fines del 2019, tiene suficiente tiempo para vencer la virulenta fobia al FMI de sus opositores.

El fondo multilateral tiene mala reputación en Argentina. Está asociado en la memoria popular con una crisis política y financiera del 2001 en la que cinco presidentes circularon en solo dos semanas y el país sufrió un humillante default de la deuda externa. Macri, que asumió en diciembre del 2015, regresó a la economía argentina, de unos US$500.000 millones, desde el congelamiento en los mercados globales de crédito y restauró en gran medida la credibilidad en su manejo. Sin embargo, los partidarios de su derrochadora antecesora, Cristina Fernández, junto con críticos moderados, lo han cuestionado por el dolor que trajeron sus ajustes, incluyendo recortes en los subsidios energéticos y empleos públicos.

El Gobierno pretende retirar solo una parte de la facilidad del FMI, guardando el resto en sus reservas. Sin embargo, tiene condiciones, incluyendo esfuerzos más rápidos para cerrar el déficit fiscal primario de Argentina. Las metas para el 2018 y el 2019, de 2,7% y 1,3% del PIB, parecen realistas, mientras que un movimiento posterior al superávit hacia 2021 deberá ser logrado por el próximo gobierno.

El crecimiento del PIB repuntó justo cuando Macri se acercaba a una votación de medio término el año pasado, el tipo de secuencia en el tiempo que habría aplaudido Mazarino. Cómo le irá al presidente en las elecciones de octubre del próximo año, también dependerá en parte de los caprichos de los ciclos económico y político. El acuerdo con el FMI protege el gasto social destinado a los miembros más vulnerables de la sociedad, lo que podría mitigar el impulso que pueda ganar contra él la oposición peronista. Él todavía necesitará suerte con los tiempos para que la inclusión del Fondo sea vista como un factor de un repunte económico en lugar de una fuente de mayores dificultades.

Administrar los sobresaltos inevitables tampoco será fácil para el FMI, aunque su jefa Christine Lagarde tiene desafíos más duros por venir. Si Argentina luce difícil, sólo hay que mirar a Venezuela.

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