Agricultura: clave en el futuro económico argentino

Agencia Uno

Nuestras estimaciones para la producción de soja marcan un aumento un 45,7% a 52 millones de toneladas.


Argentina ha estado enfrentando un complejo escenario durante los últimos meses, con una caída de su moneda en torno al 50% frente al dólar, cambios radicales en las estimaciones de crecimiento económico para el cierre de este año (según la OCDE, la actividad caerá en un 1,9%, mientras que hace algunos meses proyectaba un alza de 2%), y una inflación que superará el 40%.

Todo lo anterior, en medio de las intensas negociaciones que el gobierno del Presidente Macri llevó a cabo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en torno a un préstamo, que finalmente llegó a buen puerto. Este hecho abre una luz de esperanza para un mejor panorama de cara a 2019.

Para el próximo año, Argentina tiene motivos para estar algo más optimista, más allá de este balón de oxígeno que le entregó el FMI. En 2019, el principal impulsor del crecimiento económico será el sector agrícola, que se recuperará de la peor sequía en 40 años.

La cosecha total de los seis cultivos principales aumentará en un 31% hasta los 126 millones de toneladas: un nuevo récord después de caer un 21,7% en 2018(p). Esto contribuirá al menos al 1,5% del PIB.

En concreto, nuestras estimaciones para la producción de soja marcan un aumento un 45,7% a 52 millones de toneladas, mientras el maíz se incrementará en un 40,5% a 44,7 millones de toneladas y el trigo crecerá de 18 a 19.5 millones de toneladas.

No deja de ser alentador este panorama, considerando que en 2017 el 60% de las exportaciones totales de Argentina correspondieron al sector alimentos, cuyos envíos al exterior totalizaron US$ 35.000 millones.

Más allá de las dificultades que implica la caída de la moneda, principalmente por sus efectos sobre la inflación, no se debe olvidar que otorga ventajas para los sectores exportadores, que ven aumentada su rentabilidad.

La agricultura en Argentina tiene ventajas competitivas estructurales por el clima, la calidad de la tierra y la menor distancia que deben recorrer sus cosechas hasta los puertos de embarque, comparado con las distancias en Estados Unidos y Brasil, sus dos principales competidores.

La vuelta de impuestos a las exportaciones quitará algo de rentabilidad al sector, pero ayudarán a cerrar las cuentas del 2019, cuando Argentina ambiciona a eliminar su déficit primario.

En suma, pese a los profundos problemas que enfrenta la economía argentina, hay buenas razones para pensar que la producción agropecuaria puede ser uno de los motores para empezar un proceso de recuperación sustentable hacia la segunda mitad de 2019.

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