Bloomberg: 'Eat the Rich', el grafiti que amenaza el turismo en Chile

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"Todas las reservas que tenía para octubre fueron canceladas y no tengo muchas esperanzas para noviembre", asegura Gary James, propietario de la compañía de turismo de lujo Sense Chile. "Y no va a terminar pronto".


Escrito en letras grandes en la pared, frente al lujoso hotel Cumbres en el centro de Santiago, está el simple mensaje: "Eat the Rich" (Cómanse a los ricos). En inglés, por si los huéspedes tenían alguna duda.

El viernes por la noche, jóvenes enmascarados pasaron corriendo, escapando de los cañones de agua y los gases lacrimógenos en la calle principal, mientras Chile entraba en una tercera semana de disturbios civiles por el incremento del costo de la vida y la calidad de los servicios sociales. Algunas personas tenían escudos improvisados para protegerse de los perdigones disparados por la policía, mientras que desde el techo de un helicóptero apuntaban un reflector a los manifestantes.

Apartado de la calle, con sus ventanas principales cerradas con tablones, Cumbres, como otros hoteles de la ciudad, intentaba ofrecer a los clientes un servicio normal en medio del caos. Más de dos semanas de protestas a menudo violentas han dañado seriamente la imagen de un país que su presidente, Sebastián Piñera, describió como un "oasis" de calma en América Latina hace solo un mes. Las manifestaciones son tan fuertes que obligaron al gobierno a cancelar dos conferencias mundiales en Santiago que habrían atraído a decenas de miles de visitantes.

"Todas las reservas que tenía para octubre fueron canceladas y no tengo muchas esperanzas para noviembre", asegura Gary James, propietario de la compañía de turismo de lujo Sense Chile. "Y no va a terminar pronto".

La Cruz Roja de Chile estimó el número total de heridos por las protestas en más de 2.500, mientras que la Cámara de Comercio dijo que 384 supermercados fueron saqueados, más de una cuarta parte del total en el país.

Industria en auge

Según la Federación de Empresas de Turismo de Chile, los hoteles y los recorridos turísticos han visto cancelado el 40% de las reservas para esta primavera y verano en las últimas semanas, a medida que aumentaba la violencia.

"En todos mis años en la industria, no he visto nada como esto", asegura Helen Kouyoumdjian, vicepresidente ejecutiva de la Federación. "Y todavía está en desarrollo. No sabemos lo que va a pasar".

El hotel Principado de Asturias en Santiago fue atacado, el vestíbulo destruido, sus ventanas destrozadas y los huéspedes obligados a huir al principio de las protestas. Más tarde, el hotel Mercure en el centro de la ciudad fue saqueado y luego gravemente dañado por el fuego.

Un estudio realizado por la Cámara de Comercio de Santiago mostró que el gasto en turismo con tarjetas de crédito y débito cayó 36% entre el 18 y el 27 de octubre.

La cancelación de la conferencia sobre cambio climático de Naciones Unidas y la reunión de Cooperación Económica Asia-Pacífico de este año en Santiago le costará al sector turístico US$25 millones.

Centro de la ciudad

La plaza Italia, en el centro de Santiago, es ahora escenario de protestas casi permanentes; la estatua ecuestre en su centro es una masa de manifestantes que ondean banderas.

La protesta del viernes atrajo al menos a 10.000 personas que se extendieron por las calles adyacentes, donde la policía esperaba con cañones de agua. Pequeñas barricadas ardían, enviando oleadas de humo a través de la multitud que ocasionalmente se mezclaba con gases lacrimógenos. Los semáforos en las calles cercanas estaban apagados.

Y sin embargo, a pesar de toda la violencia y los grafiti, la atmósfera alrededor del hotel Cumbres el viernes era más incómoda que amenazante. Una pareja se sentó a comer frente a la gran ventana de vidrio de un restaurante de lujo, mirando a los manifestantes que pasaban corriendo.

Los vendedores ambulantes vendían libros y joyas sobre sábanas extendidas en el pavimento, aparentemente ajenos a las tensiones que se acumulaban cerca. Parejas descansaban en el parque calle abajo.

Aún así, es un lado de las protestas que es poco probable que los extranjeros vean en sus pantallas de televisión.

"La gente en Europa ahora está planeando sus vacaciones con 8 a 12 meses de anticipación", asegura James. "No van a reservar en Chile".

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