Caricatura

"Las empresas somos un actor clave de la sociedad y no podemos perder de vista el positivo rol que jugamos. No nos dejemos encasillar en caricaturas, y avancemos con decisión en construir un mejor Chile para las próximas generaciones".


Mucho se ha escrito y dicho en estos días sobre el rol de los empresarios en las elecciones primarias. En el clima beligerante de una parte de Chile, se ha buscado acotar nuestro papel social a un mero asunto de un financiamiento egoístamente interesado en la política, instalando un relato en medios y redes sociales fácil de propagar.

Así, nuevamente nos encontramos con voces que clasifican y atrincheran, dividiéndonos entre buenos y malos, pobres y ricos, influyentes e influenciados, una mirada sesgada y que no contribuye hacia lo que la gran mayoría de nuestro país quiere, que es unirnos para ser un mejor Chile después de toda esta vorágine de cambios que vivimos desde el 18-O.

Los problemas que amenazan la estabilidad de nuestro país hoy no son exclusivos de Chile y no pueden ser remediados sólo por el Gobierno, los políticos o constituyentes.

La solución a las históricas demandas sociales, querámoslo o no, van a tardar en llegar y no pueden a venir solamente del Estado.

Por ello, con convicción y no con resignación -como dijo Blas Tomic hace unos días en este mismo diario- tenemos la tarea de sumarnos a las transformaciones, jugando un rol activo desde nuestras empresas, algo que cada día muchas más compañías y líderes ya estamos haciendo.

Hoy, si bien solo 3 de cada 10 chilenos confía en las empresas, no todas son evaluadas de la misma forma. Las pymes y las grandes compañías son vistas de manera distinta. Mientras un 59% confía en las pymes, solo un 25% lo hace en las empresas de mayor tamaño, de acuerdo a un reporte elaborado por Sofofa y Cadem.

Pero la gran noticia viene de la diferencia entre cómo la gente percibe “sus propias empresas”, versus “las empresas en general”. Así, las primeras son más valoradas. Y lo mismo sucede a la hora de calificar al dueño de la compañía donde se trabaja, versus los propietarios de “las” empresas. Claramente, puertas adentro, somos mejor evaluados por nuestros colaboradores.

¿Podemos potenciarlo? ¿Cómo proyectarlo más allá de sólo nuestros stakeholders directos? ¿Cómo contribuir de mejor manera?

La respuesta es escuchar para conectar. Comprender con empatía lo que las personas están sintiendo, partiendo por nuestros propios trabajadores, desde donde ya tenemos una base de confianza desde donde construir.

¿Los conocemos? ¿Sabemos cómo están? ¿El salario que reciben cubre sus necesidades para tener una vida digna? ¿Las jornadas laborales les permiten tener una vida después del trabajo? ¿Sus hijos estudian? ¿Cómo se encontrarán mentalmente pospandemia? ¿En nuestras empresas hay espacio para la diversidad sexual, de origen socioeconómico, geográfico?

Pero también hay otros ámbitos donde trabajar, por ejemplo, en materia de clientes, que esperan un actuar de nosotros a la altura -respuestas a tiempo, precios justos, atención posventa igual a la venta - y de la sociedad en general, en materia de descentralización, medio ambiente y sostenibilidad, por ejemplo. Todos temas donde -me consta- estamos tomando acción cada vez de forma más decidida, que podemos potenciar y, quienes no lo han hecho, sumarse.

Así, estaremos dando un paso de gran trascendencia, aportando desde nuestro actuar a la reconciliación y encuentro entre las distintas partes de la sociedad.

Las empresas somos un actor clave de la sociedad y no podemos perder de vista el positivo rol que jugamos. No nos dejemos encasillar en caricaturas, y avancemos con decisión en construir un mejor Chile para las próximas generaciones.

*Matías Claro, Gerente general de Grupo Prisma.

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