Científicos a los directorios

Personal médico usa equipos de protección para tomar muestras de pacientes desde sus autos en un centro de diagnóstico de coronavirus en Corea del Sur. Foto: Reuters

En muy poco tiempo ha quedado en evidencia el tremendo riesgo que significa no escuchar a los expertos. El costo de dejar las decisiones en manos de personas que operan en base a intuiciones e incluso en base a simples buenas intenciones, es enorme.


En muy poco tiempo ha quedado en evidencia el tremendo riesgo que significa no escuchar a los expertos. El costo de dejar las decisiones en manos de personas que operan en base a intuiciones e incluso en base a simples buenas intenciones, es enorme. A la larga, la ciencia y la naturaleza nos están mostrando con enorme crudeza que hay reglas básicas que no se pueden romper ni comprar. Hoy ha quedado claro que es indispensable escuchar a los científicos y obedecer, evitando seguir indicaciones de personas que dan indicaciones sin sustento científico y potencialmente generando un falso sentido de esperanza en quienes escuchan o leen esas opiniones. En estos días hemos visto como el populismo, el oportunismo y la mirada cortoplacista pone en riesgo nuestra capacidad de prepararnos previamente, incluso cuando la crisis está activa.

Como humanidad, hoy sabemos que debimos atender a los científicos que predijeron este desastre, advirtiendo que no estábamos adecuadamente preparados, a pesar de contar con todas las evidencias. Tampoco reaccionamos cuando fuimos advertidos por personalidades públicas como Bill Gates, George Bush, Barak Obama y tantos quienes anticiparon que las alertas estaban encendidas. Hoy no sirven las teorías conspirativas. Lo que cabe es preguntarse qué podríamos hacer para asegurar la resiliencia futura de esta sociedad, naturaleza y economía globalizadas e interdependientes.

Me parece que estaríamos mejor preparados si integráramos la ciencia en la toma de decisiones de todas las instituciones que mueven nuestra sociedad. Sugiero incluir en los directorios algún(a) biólogo, geólogo, físico, climatólogo, antropólogo y tantas otras especialidades, incorporando rigor científico al analizar los riesgos de cada actividad, ayudando así a sacar la cabeza del agua y mirar al largo plazo de manera holística, entendiendo que toda actividad es interdependiente y, a su vez, tiene el potencial de contribuir a necesario equilibrio.

Si bien es cierto que muchos científicos usan un lenguaje complicado, a menudo lejano, en esta crisis la ciudadanía ha sentido a la ciencia más cercana, comprensible y útil. Estamos viviendo el lenguaje científico a través de curvas que debemos aplanar, modelos de mitigación que nos hacen cambiar nuestro estilo de vida y otras figuras entendibles.

Es fundamental que los tomadores de decisiones se abran al conocimiento científico, abrazándolo con entusiasmo e invitándolo a la mesa principal. Aprendimos a golpes que no seremos resilientes si no atendemos las indicaciones científicas de aquello que condiciona nuestra mera existencia como especie humana. En el aniversario 50 del Día de la Tierra, decidamos no tropezar otra vez con la misma piedra.

-High level Champion COP25

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