Claves para construir una cultura de innovación

Casi el 30% de las empresas consultadas participan de la actividad industrial.

Mucho se ha hablado sobre las claves del éxito de estos procesos y lo más relevante es la transformación de la cultura como base de una nueva forma de pensar y trabajar.


En la actualidad, muchas compañías están implantando iniciativas de innovación, pero no todas están dando los pasos adecuados. Aunque la urgencia no es igual en todas las industrias, sí es común a todas ellas la necesidad de estar preparados para posibles cambios rápidos en el mercado. Hay ejemplos de compañías que lo han sabido hacer (Samsung, General Electric, Toyota, etc.) y otras que sucumbieron por estar en su zona de confort (Kodak, Blockbuster, etc.). Por supuesto, hay que buscar inspiración en las compañías digitales líderes de innovación (Facebook, Google, Tesla y otras).

Mucho se ha hablado sobre las claves del éxito de estos procesos y lo más relevante es la transformación de la cultura como base de una nueva forma de pensar y trabajar. Tras haber pasado por algunos procesos hay algunas lecciones aprendidas comunes.

En primer lugar, para cambiar la mentalidad hacia la innovación se requiere de un claro liderazgo. Para ello, es imprescindible partir por las planas directivas y desde ahí extender el cambio a todas las capas de la organización.

El proceso de innovación es un proceso iterativo, de aprendizaje, donde se van probando las ideas y donde los errores son parte del proceso y bienvenidos siempre que sea en una fase inicial del proceso y tras una inversión reducida.

Estos "errores" tempranos pueden ahorrar grandes inversiones y fracasos, y constituyen aprendizajes clave (y necesarios) en todo proceso de innovación. Pero estos conceptos, en general, están muy lejos de los criterios de decisión de un directorio para proyectos tradicionales, donde los errores se pagan caro y se tiene conciencia clara de plazos, presupuesto y producto final. También hay que evolucionar la organización hacia estructuras ágiles, huyendo de la burocracia y la rigidez más tradicional.

Estas organizaciones son más horizontales, menos jerárquicas, con equipos multidisciplinares y colaborativos, sin nichos. Aparecen nuevos roles (data scientist, scrum master) y nuevos perfiles con talento y motivaciones muy diferentes a las tradicionales (home-working y jornada flexible). Este nuevo talento es necesario entenderlo, atraerlo y fidelizarlo a través de nuevos modelos de carrera.

Pero nada de esto es suficiente sin un marco de trabajo que accione la innovación de manera estructurada. Se parte por definir un propósito y a continuación los desafíos que han de abordarse con las iniciativas de innovación, buscando un impacto en los indicadores clave de la compañía. A partir de ahí se lanza un proceso de captura de ideas a través de diferentes metodologías (innovación abierta y cerrada) apoyándose en los actores del ecosistema de innovación. A continuación, parte el proceso iterativo que llega hasta un prototipo de la solución y finalmente un escalamiento hasta ser implementada.

Es un proceso largo, que necesita paciencia para capturar resultados impactantes, y en los cuales es clave comunicar los éxitos que se vayan consiguiendo para ir motivando a la organización durante este camino.

Gracias a la metodología Gestión del Cambio 4.0, EY está acompañando a algunas de las principales compañías de Chile en este camino de transformación, actuando de puente entre las corbatas y las zapatillas rojas, apoyando en el acceso a la innovación incluso a compañías poco dadas a tomar riesgos y con una mentalidad más conservadora.

Director ejecutivo de Servicios de Consultoría de EY Chile

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