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Dia 58 de manifestaciones en Plaza Italia
Gran cantidad de persona se manifiestan en el día 58 de protesta, en contra del gobierno de Sebastian Pi–era, en Plaza Italia. FOTO:CRISTOBAL ESCOBAR/AGENCIAUNO

Hay que hacer cambios de verdad. Pero eso no implica partir desde cero. Un reinicio forzado, donde el único objetivo visible parece ser "el fin del modelo" es profundamente irracional. La sensatez indica que para mejorar, hay que enfocarse en construir, no en destruir.


Pasó octubre con un aullido furioso. Noviembre dejó olor a miedo, a humo, a ruina de vidrios y vidas quebradas. Diciembre ha parido una política de estadio, de mordazas, traiciones y puñales. En estos tres meses todas las prioridades se trastocaron. Pero las paciencias y esperanzas se agotaron antes, a punta de esperas, de pensiones malas, de deudas impagables, de vidas sin futuro antes de los 20.

Hay que hacer cambios de verdad. Pero eso no implica partir desde cero. Un reinicio forzado, donde el único objetivo visible parece ser "el fin del modelo" es profundamente irracional. La sensatez indica que para mejorar, hay que enfocarse en construir, no en destruir. Reflexionar para arreglar lo malo y rescatar lo bueno. De eso se trata el aprendizaje. Nuestra lista de lo que ya sabemos y desde donde partir reconstruyendo, sin pretender ser exhaustiva, debiese incluir:

-El modelo chileno ha sido el más exitoso de Latinoamérica: Como señaló The Economist, hay que ajustar para disminuir desigualdades y precariedades. Pero Chile ha sido uno de los países que más ha crecido en Occidente, el que menos pobres tiene en Latinoamérica (8% versus 31% promedio), el de mejor índice de desarrollo humano, el que más disminuyó la desigualdad. Prácticamente no hay métricas que lo desmientan, por más que esto genere la furia de sus detractores.

-El crecimiento es el único camino al progreso sostenido: La lógica redistributiva se agota rápido. Si se reparten completamente las diez mayores fortunas de Chile, tocarán US$1.680 por cabeza por una sola vez. Cuatro sueldos mínimos mensuales. Por el contrario, esa cifra es lo que genera una economía que crece al 5% cada dos años. Para siempre.

-La competencia es la mejor herramienta para bajar los precios y mejorar calidad: Los abusos y servicios malos se han generado en industrias reguladas o donde ha faltado el rigor de la competencia: colusiones varias, remedios, notarios, conservadores, espacios de la industria financiera y el Estado mismo.

-El Estado provee servicios caros y de mala calidad: El presupuesto estatal se ha multiplicado por más de 10 veces, pero la calidad y cantidad de prestaciones no ha mejorado. El Transantiago es malo, la educación también y peor después de la Reforma, las colas de la salud continúan creciendo. Hay foco en las platas y no en el servicio. 31% del gasto se va en burocracia, plagada de focos de clientelismo. Cada peso en beneficios cuesta 1,4 pesos en burocracia.

-El capital es necesario para el progreso: Es el complemento del trabajo. Mejora su productividad, lo que mejora los salarios y niveles de empleo. Execrar el capital y cuestionar la propiedad genera su fuga. Se deteriora la inversión y la capacidad de crecimiento. Sufre el trabajo.

-La revolución tecnológica continuará su paso aplastante: El mundo sigue girando y hará caso omiso a nuestros problemas. La tecnología, la automatización y la Inteligencia Artificial seguirán avanzando a tasas exponenciales. Es a la vez el mayor desafío y la mayor oportunidad para el futuro de Chile.

-El camino al desarrollo pasa por la innovación y el emprendimiento: El éxito del país pasa por las compañías del futuro, capaces de generar empleos y valor para Chile y el mundo entero, sacando partido de las nuevas tecnologías. Para progresar necesitamos un ambiente favorable a los emprendedores.

Nuestra reconstrucción a partir de esta crisis no puede ser un Ctrl + Alt + Del. Ni desinstalar el sistema operativo. Menos tirar el computador al suelo. Hay que guardar lo valioso y mejorar lo malo. Algo tan elemental. Pero también tan ausente del discurso de estos meses que quedarán grabados a fuego en nuestra memoria.

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