El Banco Central sorprendió al mercado en su Reunión de Política Monetaria de septiembre, subiendo la tasa de interés en 100 puntos base, por encima de los 75 puntos que tenía contemplado el consenso de analistas.

Con esto, la Tasa de Política Monetaria (TPM) se ubica en 10,75%, su nivel más alto desde que se registra de forma nominal, en 2001. Si se toma en cuenta previo a esta fecha, cuando se medía de forma real, el nivel de la política monetaria es el más alto desde abril de 1999, cuando la TPM se encontraba en 7% y la inflación de la época en 4%.

Además, el comunicado trajo otra sorpresa: el voto del Consejo del BC fue dividido: solo tres consejeros votaron por los 100 puntos, la presidenta Rosanna Costa, Luis Felipe Céspedes y Alberto Naudon. En tanto, el vicepresidente de la entidad, Pablo García votó por subirla 125 puntos base, y la consejera Stephany Griffith-Jones se inclinó por 75 puntos base.

La última vez que hubo una votación dividida fue en la reunión especial convocada en marzo de 2020, cuando el Covid comenzó a golpear con fuerza al país y se decretó la primera cuarentena total. En ese entonces, se decidió bajar la TPM en 75 puntos base hasta 1%, con los votos del entonces presidente de la institución y hoy ministro de Hacienda, Mario Marcel, el vicepresidente de la época, Joaquín Vial y el consejero Pablo García. En tanto, los consejeros Alberto Naudon y Rosanna Costa votaron por una reducción de 50 puntos base. Sin embargo, esta es la primera vez que hay una división a tres bandas.

Esta decisión se toma en un contexto en el que las expectativas de inflación a dos años -el horizonte que mira el Banco Central para la política monetaria- se encuentran en 5,25%, muy por sobre la meta de 3% del instituto emisor.

El ente rector dio eso sí un mensaje neutral respecto a lo que viene, quitando el mensaje restrictivo. El comunicado destaca que, con esta alza “la TPM se ubica en torno al nivel máximo que considera el escenario central del IPoM de septiembre”. Por esto, argumentan que “los próximos movimientos de la tasa dependerán de la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la convergencia de la inflación a la meta. El Consejo permanecerá especialmente atento a los riesgos al alza para la inflación, tanto por el elevado nivel que ésta ha alcanzado como por el hecho de que las expectativas de inflación a dos años plazo siguen por sobre 3%”.

Los economistas coinciden en que esta alza, que superó las expectativas, debería ser la última de este ciclo, y que eso se debería ratificar en el Informe de Política Monetaria de septiembre, el cual se publica este miércoles.

Patricio Rojas, economista de Rojas y Asociados, afirma que el sesgo que entrega el BC es neutral, ya que estará a “la espera de nueva información para que para cambiar ese sesgo”. De acuerdo Rojas, con el alza de 100 puntos base el BC quiso acercarse al techo de su proyección, y “no tener que volver a subir las tasas a no ser que haya algo distinto que cambie en el escenario”.

Misma interpretación es la que entrega el economista asociado a Security, Aldo Lema, quien sostiene que el BC “junto con subir la TPM en 100 puntos base, dejó condicionados los próximos movimientos a la evolución de la inflación, o sea que pasó a un sesgo más neutral”.

Para la economista principal de Bci, Francisca Pérez, “la decisión del Banco Central de subir la tasa de interés fue por sobre lo que esperamos y lo que esperaba el mercado. Es una jugada atrevida, y según el comunicado debería ser la última”. De esta manera, la economista dice que futuras alzas quedan “para los escenarios de riesgo que ya estarían fuera de su escenario base”.

El análisis de Sotiabank se enfoca en que esta alza que ubica la TPM en 10,75% que “es considerada en torno al nivel máximo del corredor de tasas del IPoM a publicarse mañana. En efecto, la estrategia del Consejo parece ser moverse rápidamente hacia una tasa de interés terminal del ciclo contractivo en vez de hacerlo de manera paulatina como ha sido usual históricamente”.

Y para el economista de Euroamerica, “el sesgo es data-dependiente, es decir, si se dan más o menos las proyecciones del BC esta podría ser la última alza importante para posteriormente iniciarse un período relativamente largo de mantención, hasta que se garantice la convergencia de la inflación a la meta de 3%”.

Para Natalia Aranguiz, socia y gerente de Estudios de Aurea Group, puntualiza que “la decisión del BC la es positiva, es una señal que muestra que se está haciendo cargo de su mandato de manera diligente, porque tener una inflación en torno a 13% requiere de medidas fuertes”.

En el Informe de Política Monetaria (Ipom) que se publica mañana, se informará de “los detalles del escenario central, las sensibilidades y riesgos en torno a este y sus implicancias para la evolución futura de la TPM”.

La inédita división del Central

La división del Consejo fue también materia de análisis entre los expertos. Esto porque si bien es normal que haya divergencias al interior del Consejo, lo común es que ese debate sea interno y se busque un mayor consenso a la hora de tomar la decisión de qué hacer con la tasa de interés.

Nathan Pincheira, economista jefe de Fynsa dice que el incremento fue “sorpresivo” pero no solo por la decisión, sino porque hubo dos votos de minoría, “lo que, por lo menos yo no recuerdo haber visto”. Y por ello se pregunta “¿Son comunes los votos de minoría? No. Y no porque no haya diferencias entre los Consejeros, que, si las hay, sino porque todas éstas se intentan resolver antes de que efectivamente se decida y se publique el comunicado. Por lo tanto, para que haya habido dos, la diferencia tiene que haber sido más alta de lo acostumbrado”.

Para Alarcón, “la poca claridad respecto a la persistencia del fenómeno inflacionario local y global produjo un escenario como este, donde los consejeros muy probablemente tienen enfoques distintos respecto a la calibración de lo que debe ser una eventual TPM máxima”. Y Pérez acota que “siempre en las minutas muestran que hay dos o tres opciones y esta vez se votaron por las tres opciones, lo cual es muy extraño. Esto puede deberse a que sus escenarios de riesgo respecto a la evolución de la inflación y la actividad es diferente entre ellos, Por lo que la trayectoria de la tasa que sea diferente”.

Desde Santander sostienen que “el único elemento que complica la interpretación de la decisión de la RPM de hoy es la divergencia en las opciones de dos consejeros. Por un lado, Pablo García optó por un aumento más agresivo, de 125 puntos base. Esto podría indicar que, en su visión, o bien aún falta para cerrar el ciclo de alzas de tasas o que existen riesgos para la inflación que es necesario mitigar con la tasa. Por otro lado, está el voto de Stephany Griffith-Jones quien optó por un alza de solo 75 puntos base. Aquí la pregunta es si ella considera que el punto de llegada para el ciclo de alzas es más bajo que la visión del resto del Consejo, o bien que cree apropiado subir más pausadamente y cerrarlo en la reunión de octubre”.

Lo que está viendo el BC

Respecto del escenario externo, el comunicado del Consejo señala que “la inflación mundial ha seguido aumentando y dando señales de mayor persistencia. Los bancos centrales han continuado elevando sus tasas de referencia. El Banco Central Europeo inició su proceso de normalización monetaria durante julio. Destaca la Reserva Federal de Estados Unidos, que ha asumido una postura más contractiva para controlar la inflación. En este contexto, las perspectivas de crecimiento global se han deteriorado, en medio de condiciones que se mantienen desfavorables especialmente para las economías emergentes”.

De esta forma, puntualizan que los mercados financieros siguen mostrando volatilidad, en especial por la incertidumbre sobre la evolución de la tasa de la Reserva Federal de Estados Unidos. Con esto, “las tasas de interés de largo plazo, en general, han aumentado en las últimas semanas y el dólar ha seguido apreciándose a nivel global. El barril de petróleo ha retrocedido a cerca de US$90 (-13% desde la última Reunión), en tanto el cobre ha exhibido vaivenes y se ubica en torno a US$3,5 la libra (+3% desde la última Reunión). Los precios de los alimentos también han mostrado descensos importantes. Desde el anuncio de intervención del Banco Central las tensiones en el mercado cambiario han disminuido. La volatilidad ha descendido y el tipo de cambio se ha apreciado”.

Respecto de la situación interna de Chile, el Consejo dice que “la actividad ha seguido su proceso de ajuste tras los fuertes desequilibrios acumulados en 2021″.

Destacan que el segundo trimestre mostró una caída desestacionalizada del PIB no minero de 0,5%, y que la tendencia “se mantuvo en julio, mes en el cual el Imacec no minero decreció 0,8% mensualmente en su serie desestacionalizada”.

También alertan que los datos del período abril-junio registraron caídas en la inversión y en el consumo, a la vez que el mercado laboral “ha perdido fuerza”, con una “baja creación de empleo y un descenso en las vacantes”. Se señala que los salarios reales han seguido cayendo y los indicadores de confianza de consumidores y empresas se mantienen en terreno pesimista.

En este contexto, “la inflación total ha continuado aumentando y se ubicó en 13,1% anual en julio, mientras que la inflación subyacente —medida por el IPC sin volátiles— subió a 10% anual. El dato de IPC de julio sorprendió al alza, principalmente por el mayor aumento de los precios volátiles. Las expectativas de inflación de las encuestas —EEE y EOF— se han ajustado al alza”.