Fueron varios los meses de búsqueda por un comprador. Finalmente, en octubre de 2020, Aguas Andinas enajenó la totalidad de su participación en la Empresa de Servicios Sanitarios de Los Lagos, Essal. Tras complejos momentos derivados de la contaminación con petróleo diésel de la planta de agua potable Caipulli, que afectó el suministro de agua a Osorno, y la consiguiente multa histórica de más de $1.600 millones aplicada por la Superintendencia de Servicios Sanitarios, la compañía -controlada por el grupo francés Veolia- vendió la firma de Los Lagos a la canadiense Algonquin Power & Utilities. La operación fue valorizada en US$87 millones de ese momento.

Ahora, a casi dos años de ese hecho, el comprador y el vendedor están duramente enfrentados en tribunales. El viernes pasada las 20:00 horas, Aguas Andinas envío un hecho esencial asegurando haber sido notificada de diversas demandas por parte de Eco Acquisitionco SpA, filial local del holding canadiense. Las acciones judicial dicen relación con demandas de indemnización de perjuicios producto de la operación tras la enajenación de Essal, presentadas al alero del Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Santiago.

La empresa canadiense reclama el pago de $65.222 millones (unos US$73,7 millones), cifra prácticamente equivalente al valor de la operación, por supuestos incumplimientos de garantía de indemnidad e incumplimientos de contrato derivados de la cesión de la sanitaria del sur. “Las demandas presentadas carecen totalmente de fundamentos, por lo que debiesen ser rechazadas”, subrayó hoy Aguas Andinas. La firma está siendo asesorada por el abogado Raimundo Labarca del estudio Vergara, Labarca, Parodi Abogados.

Si bien ambas partes han optado por no profundizar en los detalles puntuales que dan fruto a los procesos judiciales, serían varias acciones que abarcan desde problemas de infraestructura hasta operacionales que los canadienses aseguran desconocer. La compañía francesa, no obstante, sostiene haber actuado de manera diligente, y con apego a la normativa vigente. De hecho, Aguas Andina se hizo cargo de todos los procesos que tenía Essal abierto a raíz de lo de Osorno. Y se estableció un monto máximo a financiar post la venta, el que se limitaba a los US$11,5 millones. Ello, además de un extenso proceso de due diligence en que se profundizo en todos los activos materia de la operación.

“Los contratos suscritos entre ambas empresas prevén limitaciones adicionales de responsabilidad por concepto de montos de pérdidas individuales, oportunidad de reclamaciones y recuperación de seguros, además de pérdidas derivadas de hechos previamente conocidos por el comprador”, añadieron desde la demandada. La firma -subrayaron- evaluará los pasos legales a seguir. “Se harán valer las limitaciones mencionadas en las instancias procesales que correspondan para que las demandas presentadas por Acquistionco SpA sean rechazadas de manera íntegra”.

Desde el holding canadiense declinaron hacer comentarios. Sólo confirmaron haber iniciado un proceso de arbitraje contra Aguas Andinas emanado del acuerdo de compraventa por Essal, asesorados por el estudio Carey & Cía.

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