Finanza y coronavirus: una salida creativa en Italia con queso y bonos

Mientras los europeos discuten sobre los "coronabonos", en Campania, no muy lejos de Nápoles, se debate sobre la leche de búfala.


Un grupo de fabricantes de queso de Salerno, en el sur de Italia, lanzó una idea creativa que combina finanzas con queso: los llamados “cacio-bonos” para ayudar a uno de los sectores más afectados por la crisis de coronavirus.

Mientras los europeos discuten sobre los "coronabonos", un instrumento para aliviar la enorme deuda acumulada por la parálisis económica desatada por la pandemia, en Campania, no muy lejos de Nápoles, se debate sobre la leche de búfala, uno de los tesoros gastronómicos de Italia y con los que se fabrica la mozzarella.

"¿Cuál es la propuesta? Pagar ahora y saborear en un mes o dos años un excelente queso 'caciocavallo', una las especialidades del sur de Italia, famoso por su forma de pera.

La idea surgió como respuesta a un problema de oferta y demanda, ya que el confinamiento impuesto a Italia hace casi dos meses causó una fuerte caída del consumo de mozzarella, que en la península debe ser rigurosamente fresca.

Como no se puede interrumpir la ordeñada del búfalo y echar a perder la leche, los productores locales quieren utilizarla para producir un tipo refinado de "caciocavallo", un queso que suele ser fabricado con leche de vaca.

“La idea del ‘cacio-bono’ es utilizar el excedente de leche para un producto de calidad. El lema sería 'transforme el excedente en un producto excelente”, resumió Giuseppe Morese, criador de búfalos y productor de queso.

"Gracias a la capacidad de innovar y de producir productos nuevos, la demanda y la oferta de productos de queso en la región de Campania se ha equilibrado", sostiene Vincenzo Tropiano, gerente regional de Coldiretti, la principal asociación agrícola italiana.

Siete kilos

En la granja de Giuseppe Morese, al sur de Salerno, a unos 70 km de Nápoles, los búfalos descansan en su recinto.

No obstante la crisis, el lanzamiento de los "cacio-bonos" le ha permitido mantener su actividad, amenazada por el cierre de tiendas y restaurantes en toda la península.

"Los hemos propuesto a nuestros consumidores, en general amantes de productos genuinos, que desean ayudar e invertir comprando los bonos", explica.

Las opciones además son amplias: desde un caciocavallo pequeño, de uno a dos kilos, que se factura a 26 euros por kilo, hasta uno de siete kilos a 315 euros, que se retira tras dos años de maduración.

Proponer un producto con dos años de maduración es en realidad un mensaje de esperanza para todos. "La tormenta causada por el coronavirus afecta la economía pero también la psicología de las personas. Podemos superar ésto sólo si convertimos el problema en algo que en el futuro nos dará placer, en la degustación de algo sabroso, en un momento de alegría para los clientes y agricultores", sostiene.

Según la prensa local, muchas parejas ya han reservado un caciocavallo para la futura fiesta de matrimonio, después de que tuvieron que posponerla por la epidemia.

El primer queso adquirido como caciobono se fabricó el 26 de marzo. "Se podrá probar en la Pascua del 2022", explicó Morese frente al queso en cuestión, tan grande como una cabeza.

“Lo hicimos con una forma grande y lo vamos a madurar por mucho tiempo con la esperanza de que cuando lo probemos, la covid-19 sea un mal recuerdo y la tormenta haya pasado”, confiesa.

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