Mientras aún la venta de vehículos eléctricos particulares es bastante baja en Chile, por el lado de las flotas de vehículos crece más rápido. Un ejemplo es Chilexpress, que ya está entregando encomiendas con vehículos eléctricos (VE) en seis regiones del país. (Metropolitana, Magallanes, Antofagasta, Valparaíso, O’Higgins y Los Lagos). Son 120 unidades en total, que comenzaron a operar desde el año pasado en una primera etapa, para a mediados de mayo completar dicha cifra. Corresponden al 22% de la flota total (550). Por ejemplo, en la Región Metropolitana son 94, lo que significa el 65% de la flota regional, mientras que en Magallanes son seis, llegando al 100%. Desde el inicio de las operaciones de estos automóviles (en septiembre de 2022) la compañía ha entregado más de un millón de envíos a través de VE, y proyecta que este año el 15% de los envíos a nivel nacional se realicen por esta vía.

Pero más que números, según el gerente general de Chilexpress. Alfonso Díaz, la reconversión a la electromovilidad en una empresa inserta en la industria de la primera y última milla tiene que ver con un plan de ser carbono neutral al 2035. “Incluso, tenemos una meta intermedia de que el 50% de nuestros envíos sean realizados por VE al 2025″, asegura Díaz.

¿Cuánto influye el transporte en la huella de carbono de Chilexpress?

Más del 60%, por lo que uno de los focos importantes del cambio que estamos haciendo. Para llegar a ser carbono neutral tenemos que terminar con una flota totalmente eléctrica hacia el 2035. Pero además, vamos a tener que encontrar soluciones de combustibles alternativos como por ejemplo, el hidrogeno verde.

En términos operativos ¿qué ha significado este cambio en Chilexpress? ¿Y los costos?

Hay que hacer algunos ajustes. Primero, entender que la electromovilidad se adapta mejor a ciertas operaciones que a otras. También hay factores como la autonomía, disponibilidad de sistemas, altimetría de las rutas, etc. Una vez que ya incorporas la electromovilidad, está por una parte el tema de la carga, que la hacemos al final de la jornada en un centro de distribución nuestro o donde terceros. Hay bastante coordinación en ese aspecto. Con respecto a los conductores hay una capacitación especial.

Además del tema sustentable, ¿qué pasa con los costos que implica una flota eléctrica versus una de combustibles fósiles?

Los costos tienden a ser comparables, pero se componen de una manera distinta. La flotas eléctricas tienen una inversión inicial un poco más alta, pero generan ahorros en su uso. Estimamos que aproximadamente el costo de uso de circulación de la energía eléctrica es del orden de 67% menos que lo que nos costaría mover las mismas camionetas con diésel. Por lo que en el tiempo, creemos que termina siendo comparable e incluso, más eficiente la electromovilidad, en la medida que el costo de capital de esas unidades, además del mantenimiento, vayan siendo más bajos en el futuro.

¿De cuánto ha sido la inversión hasta ahora?

Hoy, un vehículo eléctrico con sus sistemas de carga cuesta del orden de los US$50 mil. Por lo que la inversión de esta etapa es del orden de los US$6 millones. Pero eso sólo todo del camino que hay que recorrer.

¿Y cuál será la inversión total al 2035?

Hemos hecho una estimación general, porque aún hay cosas que tienen que suceder hacia delante. Pero creemos que para lograr nuestra meta de carbono neutralidad al 2035, requeriremos cerca de US$80 millones.

¿Aparte de las regiones que tenían con vehículos eléctricos y las que estarán disponibles en los próximos días, habrán más regiones o ciudades?

Hemos estado concentrados en esta nueva etapa. Vendrán nuevas, pero aun no tenemos fecha.

Pospandemia

¿Cómo está la industria del reparto?

La pandemia fue una época muy particular para este sector, porque además de todo lo que fue el frente sanitario que tuvimos que resolver, también enfrentamos un fuerte aumento de la demanda. Había mucha necesidad de las personas, empresas y emprendimientos que se volcó a esta industria. Tuvimos muchos desafíos para dar cabida a ese crecimiento.

¿Y ahora, después de la pandemia?

Después de la pandemia hemos tenido una normalización. Pero eso también ha significado un desafío de adaptación y ajuste y que ha venido a enfrentarse también con un consumo más ajustado, sobre todo en el e-commerce.

¿Entraron muchos competidores producto de la pandemia? ¿Cómo se ha visto afectado Chilexpress al respecto?

Esa época fue de un boom tan importante que dio pie a que aparecieran nuevos competidores y hoy tenemos una industria que tiene un mayor nivel de competencia.P