Impuesto a los súper ricos: Reaparece el fantasma del 10%

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Foto referencial: el gobierno proactivamente envió una minuta con argumentos para explicar las razones por las que oponerse, buscando inhibir cualquier rebelión

Técnicamente deficiente y mejores alternativas para lograr el objetivo buscado. Ambas ideas califican tanto para el retiro del 10% como para el gravamen a las personas de altos ingresos.


La historia no se repite, pero rima. Esta frase atribuida a Mark Twain puede servir para explicar lo que está pasando con la moción parlamentaria impulsada por el Partido Comunista que busca cobrar un puesto de 2,5% a las personas con un patrimonio bruto de US$22 millones hacia arriba. No es lo mismo que lo ocurrido con el retiro del 10% de los fondos previsionales, pero tiene un punto en común: técnicamente es un mala idea.

Transversalmente, por distintas razones, los técnicos sostuvieron que habían mejores soluciones para ayudar a las familias afectadas por la pandemia que el retiro masivo del 10%. Pero no fueron escuchados. Y el gobierno, que no poyó la idea, tuvo una derrota que removió los cimientos de Chile Vamos. De hecho, la derrota fue más dolorosa porque fueron los votos de la derecha los que la propiciaron. 

Con el impuesto a los súper ricos el fantasma del 10% reapareció en La Moneda. Nuevamente la mayoría de los técnicos sostiene que es una mala idea redactada en un proyecto de bajísimo vuelo técnico.

Primero, en términos generales es una fórmula en retirada. Según el experto en materias tributarias de la Ocde, en 1999 12 países de esa organización lo tenían. Hoy solo tres, porque no recaudan mucho. Por el contrario, incentivó la salida de las personas de alto patrimonio de esos países.

Segundo, en general el impuesto al patrimonio tiene la dificultad de valorizarlo, pues el patrimonio no es sólo "billetes en la caja fuerte", cómo cándidamente parecen creer algunos parlamentarios. Adicionalmente, es difícil calzar los flujos. No necesariamente tener patrimonio es sinónimo de tener liquidez. Si tengo un cuadro de US$1 millón, y me cobran un impuesto por tenerlo, puedo verme en la obligación de vender el cuadro para pagar el tributo. 

Tercero, en particular sobre este proyecto, varios tributaristad critican que sea un texto en el que se identifican grupos económicos específicos. Eso no se había visto nunca y atenta contra la honra de las personas. Un impuesto con nombre y apellido es peligroso y una pésima señal. 

Cuarto, el proyecto en cuestión contempla patrimonio bruto. Lo correcto es que se considere el neto, es decir restando las deudas. Tiene la dificultad de que se deben tasar las deudas de las empresas.

Quinto, el proyecto establece un plazo de 30 días para pagar el impuesto, lo que muy complejo de lograr realmente. ¿Cómo se valorizarán los activos? ¿Con una auditoría?, Se pregunta Javiera Contreras, de EY. Ella estima que el proyecto adolece de una cuota importante de realidad.

En definitiva, una idea mala -y con alternativas más eficientes-, pero popular, similar a lo sucedido con el 10%.

Tanto es así que el Ejecutivo adoptó medidas, para no repetir el episodio. Hoy publicamos en La Tercera un artículo en que se da a conocer cómo el gobierno proactivamente envió una minuta con argumentos para explicar las razones por las que oponerse, buscando inhibir cualquier rebelión.

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