Jorge Claro: “Esta elección es tan importante como la del año 70, cuando salió elegido Allende”

22 Julio 2021 Entrevista a Jorge Claro, empresario. Foto: Andres Perez22 Julio 2021 Entrevista a Jorge Claro, empresario. Foto: Andres Perez

El consultor y empresario, exsocio del CDF, apoya en los hechos y las ideas a Sebastián Sichel. Dice que era la mejor alternativa, por su juventud y su independencia, para representar a la derecha en noviembre. “No espero ningún favor, ningún puesto si Sichel llega a salir”, promete. Sobre Gabriel Boric, de quien se declara pariente, opina: “Hay gente que cree que Boric es más bien de centro; yo creo que él es tan o un poquito menos de izquierda que Jadue”.


Una carta suya a sus nietos recorrió varios grupos de WhatsApp en octubre del año pasado. Anunciaba que votaría por el Rechazo a una nueva Constitución, vaticinaba un país politizado y dividido, y reivindicaba sin matices a los Chicago Boy. Simplificando, fue consultor y académico en los 80, presidente del Club Deportivo de la Universidad Católica en los 90, creador del Canal del Fútbol en los 2000. Jorge Claro Mimica (78) no se cuida de ser políticamente correcto y susurra, poco antes de apagar la grabadora, que quizá habló de más.

Asume abiertamente su apoyo a Sebastián Sichel: él y sus hijos hicieron aportes de campaña por $ 50 millones en total. Claro lidera Grupo Prisma, un holding formado tras la venta del CDF en 2018, operación por US$ 200 millones en la que él y sus socios minoritarios vendieron su parte de la empresa.

“Ser empresario no es fácil y es una actividad muy importante para el país”, dice. Claro resume así las áreas de negocio de Prisma: la producción de avellanas en el sur, tras un mal negocio con ganado ovino, y una firma de reciclaje industrial, Ecológica. También se entusiasma al hablar de la Fundación Niños Primero, que se orienta a la educación temprana de niños de hasta 4 años. En más de una hora, Claro salta de un tema a otro sin aviso. Pero lo primero es lo primero:

¿Por qué Sebastián Sichel?

-La respuesta es muy fácil y muy corta. Porque creemos que es el mejor candidato. Y porque además creemos que esta elección, la primaria y la que viene después, para mí, es la más importante de los últimos 50 años. Considero que esta elección es tan importante como la del año 70, cuando salió elegido Allende, que a mí me parece que fue un error que hubiese sido elegido. Cualquiera de los otros dos (Jorge Alessandri y Radomiro Tomic) habrían ahorrado tal vez un dolor tremendo al país. No podemos volver a meter el pie en el mismo hoyo.

¿Y por qué Sichel y no Lavín, por quien había votado antes?

-He votado no sé cuántas veces por Lavín. Esta elección no se ve fácil para nadie. Pero uno sacaba la cuenta y se daba cuenta de que el único que tiene chance de competir, en buena lid, con cualquier candidato que se le ponga enfrente, es Sichel.

¿Por qué?

-Es independiente, todos los otros son de partidos, y todos saben que los independientes la llevan hoy en Chile. La gente se aburrió de la vieja política, los políticos viejos y los viejos políticos. No les gusta. Y Sichel es lo más contrario a eso. Es un gallo joven, no tan joven como (Gabriel) Boric, pero que tiene bastante más experiencia que Boric. Tiene experiencia en haber trabajado en el sector privado, en los ministerios y Boric debe haber sido político desde kínder o primero básico...

Pero Sichel también es político desde temprana edad.

-Pero no tanto. Me parece muy bien que la gente se dedique a eso, pero no exclusivamente a eso.

¿Usted conoce a Sichel?

-No he estado nunca con él. Te voy a dar un dato simpático. Siempre he dicho que me considero magallánico. Viví desde que tenía un año y hasta los 14 en Punta Arenas. Siempre voy a decir que soy magallánico. Lo más divertido es que (con Boric) somos parientes relativamente cercanos. El bisabuelo de Gabriel era hermano de mi abuelo. Mi mamá era prima de la abuela de Gabriel Boric. Lo encuentro un gallo simpático, (pero) lo encuentro peligroso para usar esa simpatía para vender pomadas.

A Gabriel le hubiese hecho muy bien tener un buen curso de economía básica. Yo fui muchos años profesor y ese curso te enseña que los recursos son escasos y que la gente tiende a actuar por los incentivos que recibe. Con muy pocas cosas te das cuenta que ofrece cosas que no se van a cumplir. Hay gente que cree que Boric es más bien de centro; yo creo que él es tan de izquierda o un poquito menos de izquierda que Jadue. Es cuestión de mirar el programa de él y que al poco andar reafirmó que se iría más a la izquierda. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Usted comparó esta elección con la de 1970 ¿Boric es un remedo de Allende?

-Ojalá que no. Ojalá que haya aprendido algo y la historia enseña. Y espero que no, que haya aprendido y no caiga en las mismas contradicciones y problemas de esa época.

Una gran diferencia, si sale elegido, es que lo hará con mayoría absoluta y no mayoría relativa, como en 1970. ¿Eso no le daría legitimidad para desarrollar su programa?

-Le da legitimidad, por supuesto, porque las mayorías son las mayorías. El problema es cómo se logran esas mayorías. Si yo le digo a la gente: si votas por mí te voy a regalar un millón de pesos todos los meses, ¿cuánta gente votaría por mí? Estoy poniendo un ejemplo hipotético.

¿Y la izquierda ha caído en eso?

-Basta mirar los programas. O sea, pregúntale a cualquiera que entienda un poco y te van a decir que aquí hay ofertones. Te puedo subir el sueldo al mínimo de $ 500 mil, pero ¿qué pasa con las pymes? No cuadra la cuestión por ningún lado. Gabriel Boric lo que está tratando de vender es que el Estado va a resolver todo, que va a crear un Estado todopoderoso, y me gustaría saber cómo lo piensa hacer para lograr 8 a 10 puntos del PIB de recaudación tributaria, como si fuera fácil. Yo honestamente creo que el Estado no es la mejor solución, la mejor solución es un Estado que permite que los privados desarrollen las actividades empresariales.

Entre otras cosas, el programa de Boric fija esa recaudación con un impuesto a los altos patrimonios. Usted tendría que pagarlo...

-Me da lo mismo. Si tengo que pagar, voy a pagar los impuestos como los he pagado siempre. Esa cosa no va a generar jamás lo que falta para llegar a los 8-10 puntos del PIB. ¡Si es muy fácil decir eso! El impuesto a los altos patrimonios no alcanza ni al 1% del PIB. Es muy vendedor, pero no renta nada. Hacer eso desincentiva la llegada de nuevos inversionistas, baja las utilidades, genera desempleo; si no hay empleo, no hay consumo, no hay IVA.

La economía es complicada, tiene todas estas interrelaciones (…) Para la gente de ingresos altos no es peligroso, la gente de altos ingresos nunca va a dejar de tener un alto estándar de vida, en Chile o fuera de Chile. Lo único que tienen son ganas de seguir invirtiendo y eso no lo van a hacer, para que después lo expropien y porque no existe el derecho de propiedad. Mezcla la nueva Constitución con un presidente de extrema izquierda y vas a ver el cóctel realmente explosivo. No es por hacer una campaña del terror ni nada de eso. Es ser realista.

Un Chicago sin Chicago

Jorge Claro cree que el estallido lo produjo forme y que la mayoría del país no quería “estallar”. Una de las razones para ese malestar, cree, fue la inmigración descontrolada. “No estoy en desacuerdo con la inmigración: le hace bien al país. El problema es cuando se exagera como se exageró en este país”, aclara. Aquella ola migratoria, con 1,5 millones de personas en tres o cuatro años, dice, elevó la demanda por puestos de trabajo, afectó el empleo y bajó las remuneraciones. Y produjo descontento. Pero también cita otras razones.

“Ha habido discriminación, ha habido mirar en menos a las personas de menores recursos. Yo no puedo entender a alguien pase al lado de un empleado y no lo salude. ¿Qué cuesta saludar? He visto mucho eso, desgraciadamente, en gente de nuestro sector”, agrega. Su juicio también se cuelga del eslogan del estallido, pero desde otro ángulo.

“Claro, los 30 años pesan mucho más que los 30 pesos, pero para bien, en general. Si yo quiero actuar ‘políticamente’, puedo desprestigiar cualquier cosa. Acá, objetivamente, Chile fue otro país en los últimos 30 años, con gobiernos de izquierda, la mayoría; uno y medio de derecha, el medio no ha sido muy bueno, pero con las políticas económicas de los Chicago Boys, que no se les olvide eso. A los Chicago Boys les debieran hacer un reconocimiento, pero son como los malos de la película. Cuando se quieren reír del modelo neoliberal te sacan a la palestra los Chicago Boys. Esos gallos fueron tremendamente importantes para eliminar la pobreza o reducir la pobreza extrema”.

Claro se declara un Chicago Boy que no estudió en Chicago, pero sí tuvo profesores que pasaron por esa universidad estadounidense. Reconoce que todas las obras humanas -también las de los alumnos de Chicago- pueden cometer errores y ejemplifica con dos transformaciones que debieron corregirse. La primera, la educación superior. Claro dice que la decisión de permitir la creación de instituciones privadas permitió que la matrícula subiera de 25 mil universitarios en los años 60 a 1,3 millones de estudiantes de educación superior en 2019, con 700 mil en la universidad. Pero ese éxito, asegura, tuvo sombras. Quizá, dice, se debió priorizar más por la educación técnico-profesional. Pero sobre todo, agrega, el crédito universitario con aval del Estado estuvo mal diseñado y entregó incentivos para crear carreras y elevar matrículas sin campo laboral y alargar las carreras. “Todo venía con el aval del Estado y las universidades cobraban al contado. ¿A quién se le ocurre darle crédito a una institución sin ninguna garantía?”, pregunta.

La segunda, la previsión social. “Unos creativos le echaron la culpa a las AFP, que tienen culpa por no haberse preocupado de esta cuestión más que por cobrar caro, de no haberse preocupado del sistema de previsión social, que es más que el ahorro en las cuentas individuales. Los dueños antiguos le vendieron a cualquier precio las AFP a empresas extranjeras y se lavaron las manos. Se olvidaron. La viveza criolla”, opina. Pero la razón de los males, asegura, no está ahí. “Si hay la cantidad de lagunas que hay, es imposible pensar que esas personas van a tener una pensión digna y razonable. Los que han cotizado todo el tiempo tienen una superbuena pensión”, compara.

Para resolverlo, el exconsultor propone también fijarse en otros aspectos. Por ejemplo, pregunta, ¿en qué gastan dinero las personas jubiladas? En arriendo, pero muchos no cotizaron y tienen una casa, lo que en realidad hace que su pensión teóricamente sea más alta. Segundo, los medicamentos. “¿Cómo no se les ha ocurrido algo obvio? Hacer una licitación internacional, en la India o no sé dónde, traer todos esos remedios, los más usados, no solo para los adultos mayores, los traería y los pondría a disposición de los consultorios, gratis”.

¿Algo así como lo que hace Daniel Jadue en Recoleta? Claro retruca: “Entiendo que no le fue bien. La idea es buena, pero hay que hacerla aterrizar. No sé cómo compraba los remedios Jadue, pero sí sé que, si el Estado de Chile compra remedios para los 19 millones de habitantes en el mercado mundial y los importa, podría bajar el costo de los remedios mucho”. Tercero, el transporte público. “A los adultos mayores yo se los daría gratis en los horarios que no son punta. En una hora que el Metro o las micros van vacíos, no le genera ningún costo extra al sistema de transporte”, propone.

Como esas, Claro admite que hay mucho por hacer y varias cosas por mejorar. Y por ello cita a José Victorino Lastarria, su tatarabuelo, quien en un texto de 1850 escribió: “Las reformas son las únicas que evitan las revoluciones”. “Y es muy cierto. En eso estamos hoy día. Hay que hacer a tiempo las reformas y no se han hecho y han generado esta revolución, estallido llámale como quieras….”.

¿Qué reformas hay que hacer?

-Te voy a dar un par, el resto se las voy a dar a Sichel. Cosas que yo siento que son realmente importantes. Las pensiones. Dos, el tema de la educación y la estimulación temprana de los niños. Y tres, una muy amplia e importante, todo lo que tiene que ver con la reforma tributaria. Se ha hablado ahora último de devolver el IVA: yo lo planteé el 2001. ¿Qué cambios tributarios hay que hacer? Ahí me lo reservo. Vamos a presentarle una opción muy completa a mi candidato.

El año pasado estaba desesperanzado. Parece que le volvió el alma al cuerpo...

-Por supuesto. En esa época se veía mal la cosa, no había un líder del sector más racional en la parte social y económica, como apareció de la noche a la mañana, en poco tiempo. Pienso que él va a captar muchísimo más gente de aquí a fin de año que aquellos que ya se les conoce el discurso (...) Sichel tiene ahora unos días para sentarse a pensar en su programa 2.0. Había otros tres candidatos que tenían programas, equipos, muchos de ellos muy calificados, que hay que sumarlos. Y yo estoy seguro que es eso lo que se va a hacer. Sumar y sacar un nuevo programa.

Y por todo eso usted y su familia aportaron dinero a su campaña...

-Yo estoy muy contento con los aportes que hicimos. Los hicimos a última hora, cuando de hecho Sichel no tenía casi plata para hacer nada. Dijimos: si no hay aportes, nos merecemos las calamidades que nos puedan llegar. Decidimos hacer aportes importantes. Extraño que otra gente no haya hecho lo mismo. Yo no espero nada en el futuro: ningún favor, ningún puesto, ninguna embajada si Sichel llega a salir. Ni yo ni mi familia. Sí esperamos poder colaborar desde atrás, como consultor.

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