No se trata de tú o yo, se trata de nosotros

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Imagen estrictamente referencial.

El tiempo es escaso y se nos da a una tasa de 24 horas al día. Cómo distribuimos este tiempo, nos afecta en cómo nos sentimos y la relación que desarrollamos con las personas que nos importan. Una etapa interesante de analizar (una, no la única) es la de padres con hijos pequeños. Ser padres se ha vuelto una tarea desafiante.

El aumento de parejas con carreras duales (donde ambos trabajan), el mayor número de hogares monoparentales (donde solo hay un padre o una madre), por nombrar algunos cambios, ha impactado el cómo tomamos decisiones respecto a la distribución de nuestro tiempo y cómo nos ponemos de acuerdo entre los distintos miembros de la familia en esa distribución. Si agregamos a eso la hiperconectividad y el aumento en los tiempos de traslado, nos queda cada vez menos tiempo para estar con nuestros hijos.

Cómo tomamos las decisiones no solo afecta el ámbito de la familia, sino también en el trabajo. En el área de la conciliación trabajo y familia, hemos puesto bastante atención en cómo las mujeres integran su vida profesional y familiar, pero no hemos puesto el mismo esfuerzo en empoderar a los hombres a que puedan integrar sus roles familiares y laborales.

Ellos también quieren involucrarse en la crianza y es muy importante que lo hagan. La presión que sienten muchos de ser los principales proveedores, como también muchas políticas de empresas enfocadas únicamente en la conciliación de mujeres y varias presiones sociales, aún promueven la separación de roles por sexo. Cambiar el cómo vemos la paternidad tiene un impacto positivo en la familia y en la igualdad de género.

El balance trabajo y familia tiene efectos positivos, no es solo una competencia de tiempo y energía. La familia ayuda a desarrollar competencias de autogestión como lo son el manejo del tiempo, la paciencia, inspiración, entre otras.

Eso sí, hay características positivas que son exclusivas del padre. Desde al ámbito laboral, según el estudio de Kirchmeyer, la paternidad entrega reconocimientos únicos que amortiguan los problemas del trabajo. Según los estudios del Centro Trabajo y Familia del Boston College, los padres muestran una satisfacción laboral mayor que sus pares sin hijos.

Por el lado de la familia, Pleck demostró que el tiempo que pasa un padre leyendo y jugando con sus hijos tiene un impacto positivo en reducir problemas conductuales y promueve su desarrollo cognitivo, entre otros.

Lamb, en un estudio similar, demostró que el tiempo que pasa un padre con sus hijos tiene un efecto positivo en el desarrollo de competencias, como una mayor empatía, entre otros, pero también que la falta de tiempo con el padre tiene efectos negativos, como peor desempeño escolar, entre otros.

El desafío de cómo organizamos nuestro tiempo es cada vez mayor, ver el trabajo y la familia como dimensiones incompatibles nos impacta económica y socialmente a todos.

Integrar trabajo y familia no es un tema exclusivo de mujeres, es un tema de personas distribuyendo su tiempo y energía entre los diferentes roles de su vida.

Tanto como tenemos que reconocer el gran aporte de las mujeres en el trabajo, es necesario reconocer y empoderar el aporte de los hombres en el hogar, porque esto no es una discusión de tú o yo, de hombres versus mujeres, se trata de cómo nosotros integramos familia y trabajo.

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