Peligro vs oportunidad... ¿Para qué lado remo durante la crisis?

Justicia declara inadmisibles recursos de Anef y otras asociaciones contra instructivo

El hecho de construir una sociedad basada en el buen trato y dignidad de la persona humana y anclarse en los principios fundamentales de la democracia y orden público, es la esencia que logre destrabar este nudo gordiano en estos delicados momentos.


Los antiguos chinos definían la palabra crisis como dos caracteres: El primero es "Wei" que significa peligro y el segundo "Ji" que significa entre otros términos, oportunidad. A través de esta asociación John F. Kennedy se inspiró para trasmitir que en momentos de crisis era fundamental la toma de conciencia del peligro, pero que al mismo tiempo necesariamente había que desarrollar adecuadamente la oportunidad.

En el caso de la crisis Chilena, por un lado está el peligro de no controlar el orden público y caer en la violencia como una forma legítima de expresarse, que es el peor de los abusos porque en definitiva los que pierden son los más débiles. Es precisamente ante este peligro y en vista de cómo ha derivado esta situación en donde tenemos que ser claros en defender con todas sus letras y sin ambigüedades nuestro sistema democrático, el estado de derecho y el diálogo respetuoso como la única manera de poder canalizar una eventual mejoría. Contrariamente al objetivo de una marcha, al justificar y amplificar la vorágine de movilizaciones que derivan en vandalismo, sujetando incluso condiciones al cese de estos eventos, se pierde el propósito por el cual se justificaría toda iniciativa, deslegitimizando completamente cualquier demanda por noble que sea.

Por otro lado, está la oportunidad de poder realizar los cambios para hacer de Chile un país más desarrollado, inclusivo y justo. En estricto rigor, necesitamos reflexionar porqué a pesar de que la desigualdad que no es la peor del mundo, sino promedio de Latinoamérica (Banco Mundial, 2019), nuestro país ha sido líder en reducción de la pobreza reduciéndola del 40% al 8% (CASEN, 2017) además de segundo en el ingreso per cápita de Latinoamérica (Banco Mundial, 2019), todo esto logrado con el mejor índice de felicidad sudamericano (ONU, 2019). En este contexto, tenemos que hacer una reflexión profunda para entender por qué la indiferencia de las elites ha implicado la pérdida de confianza en este sistema.

Lo gravitante de una reflexión basada en un descontento sin una voz que los una, es convencernos que la solución no está ni en terceros ni en el estado por sí solo, sino que, dentro de su complejidad, está en el ejemplo que cada uno de nosotros puede aportar. En esta línea, es destacado valorar el silencioso y estoico trabajo de reconstrucción de los funcionarios del Metro, la actitud del Hogar de Cristo, Techo para Chile y Fondo Esperanza con los diálogos territoriales y el recientemente transversal acuerdo tributario acordado entre gobierno y oposición. El hecho de construir una sociedad basada en el buen trato y dignidad de la persona humana y anclarse en los principios fundamentales de la democracia y orden público, respetando las mayorías de nuestra institucionalidad es la esencia que logre destrabar este nudo gordiano en estos delicados momentos.

Al entrar en la cuarta semana de inestabilidad, cualquier solución que se plantee, va a requerir de pensamiento crítico, liderazgo y grandes acuerdos anclados en principios fundamentales de convivencia. Abramos los ojos, hemos estresado el sistema al nivel que ni la Teletón puede funcionar y si seguimos destruyendo al sistema eliminando iniciativas de colaboración sin contribuir positivamente de nuestro lado, ¿Cómo esperamos desarrollar la oportunidad para salir de esta crisis?

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