Reunión de la política monetaria: Las diferencias que no permitieron la unanimidad en la decisión de bajar 75 puntos base

En lo sustancial todos los Consejeros del instituto emisor coincidieron en que se estaba lidiando con un escenario que poseía un grado de incertidumbre extraordinariamente alto, pocas veces visto, que se extendía desde la economía real al sistema financiero.


El Banco Central se reunió de emergencia el pasado 16 de febrero y en votación dividida el Consejo del ente rector decidió reducir en 75 puntos base la tasa de interés dejándola en 1%. Hoy se conoció la minuta de esa reunión.

En lo sustancial todos los Consejeros coincidieron en que se estaba lidiando con un escenario que poseía un grado de incertidumbre extraordinariamente alto, pocas veces visto, que se extendía desde la economía real al sistema financiero.

Asimismo, no había dudas de que el shock tendría un efecto contractivo y que reduciría las presiones inflacionarias en el horizonte de política. Además, existían riesgos importantes de contagio entre los shocks reales y la situación del sistema financiero.

En particular, porque los segmentos más débiles o más vulnerables del sector corporativo —especialmente las empresas de menor tamaño— tendrían una menor capacidad para sostener el fuerte ajuste de sus flujos de caja. Esta situación se hacía particularmente compleja dado que el estallido social había mermado en forma significativa las holguras de liquidez en un número importante de empresas y sectores más afectados.

Hubo coincidencia en que “la actual situación requería una respuesta de política clara, multidimensional y coherente entre sí” Por un lado, era necesaria “la protección y profundización del estímulo monetario, de forma de enfrentar la severa contracción que tendría la economía en los próximos meses y contrarrestar su impacto deflacionario, que se veía amplificado por una caída en el precio del petróleo a nivel mundial. Por otro lado, se debía continuar asegurando un funcionamiento adecuado, flexible y sin tensiones en la intermediación financiera de los principales mercados en que el Banco tenía injerencia, en particular la renta fija, y el financiamiento bancario y corporativo”.

Decisión de política monetaria

Si bien todos los Consejeros votaron a favor de reducirla, indicando que el cambio en el escenario macroeconómico requería un impulso monetario mayor para lograr la convergencia de la inflación a la meta hubo matices.

El presidente del BC, Mario Marcel, el Vicepresidente Joaquín Vial y el Consejero Pablo García votaron por reducir la TPM en 75 puntos base, hasta 1%, mientras que Alberto Naudon y Rosanna Costa por reducirla en 50 puntos base.

Los primeros argumentaron que las circunstancias actuales hacían necesario actuar con algo de mayor premura, por lo que una reducción de esta magnitud no provocaría mayores inconvenientes en los mercados internos.

Mientras que los segundos, señalaron que las importantes tensiones financieras por las que atravesaba el país —y que podían incrementarse tanto por lo que estaba ocurriendo en los mercados mundiales como por un recrudecimiento de las tensiones internas— podían desembocar en un escenario similar al de fines del año pasado, afectando significativamente el funcionamiento de los mercados, incluyendo el cambiario.

Por ello, creían que lo más prudente era avanzar algo más lento en la reducción de la tasa y con mayor decisión con el resto de las medidas que buscaban fortalecer la liquidez y fomentar el crédito.

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