Tomás Izquierdo y baja de la tasa de interés: "El Banco Central está actuando precipitadamente"

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El economista critica la decisión que tomó el viernes el ente rector al baja la tasa de interés en 50 puntos base. "Creo que es un error", señala.


AGITADOS han sido los últimos días en términos de noticias económicas. El viernes recién pasado el Banco Central (BC) recortó inesperadamente la tasa de interés en 50 puntos base, llevándola a 2,5%. Y hoy, el propio ente rector entrega su Informe de Política Monetaria (IPoM) con la actualización del escenario macro. Un contexto complejo que el economista y gerente general de Gemines Consultores Tomás Izquierdo desmenuza, adoptando una posición más bien crítica hacia el actuar de la autoridad monetaria.

¿Cómo se ve el escenario económico para Chile? El BC bajó la tasa de interés en 50 puntos el viernes y las expectativas apuntan a que la economía crecería en torno a 3% o incluso menos.

-El partido se juega 2/3 en lo interno y 1/3 en lo externo. El tercio externo se ha complicado: la guerra comercial de China con EEUU pasó de ser una guerra de aranceles convencional, a ser una de cuarta generación que nadie sabe cómo sigue. Y el impacto multiplicador negativo que tiene en las expectativas globales este tipo de guerra comercial nadie lo conoce. Entonces, esta tormenta externa afecta a Chile más que a otros países. Sin embargo, ya sea que la economía crezca 2,8% o 3%, está implícito que los próximos trimestres van a ser mejores.

¿Fue correcta la decisión del BC?

-Creo que es un error. El Banco Central está actuando precipitadamente y valía mucho más esperar a ver qué hacía la Reserva Federal (FED) de EEUU. Habrá una devaluación del peso -que durará de 6 a 9 meses-, que es claramente contractiva. Cuando deprecias tu moneda, encareces en dólares todos los productos importados. Y en un mercado en que el consumo está débil, lo vas a frenar más y también al sector servicios que es donde está el 70% del empleo. El efecto expansivo se da en el mediano y largo plazo, pero nadie suscribe que los próximos trimestres no van a ser mejores.

¿Error de diagnóstico?

-Tenemos un Banco Central que el año pasado subió la tasa dos veces, en contra del mercado, con un rango de crecimiento de 4%-4,5% que pasamos raspando en 4%. Ahora está cometiendo el mismo pecado: un Banco Central debe mantener una trayectoria que dé estabilidad. Este activismo de mover rápidamente sus instrumentos no lo deja bien parado.

¿Qué pasa con el escenario interno?

-Los 2/3 internos se han enredado mucho. Me toca a asesorar muchas empresas del sector real y la sensación de cómo se ven las cosas es malo. Hay daño a las expectativas de los empresarios que se puede traducir en recortar decisiones de inversión y generar una especie de profecía autocumplida de menor inversión producto del clima político interno. Hay una sensación de que el gobierno no tiene capacidad política para avanzar en las reformas estructurales.

¿A qué le atribuye ese desgaste?

-Es cosa de ver cómo han ido las reformas. Por ejemplo, la tributaria. Primero, se cometieron errores en el timing, el proyecto debió haberse presentado en abril-mayo del año pasado; segundo, se mantuvo la tasa del impuesto corporativo a las empresas; y tercero, quizás lo más complejo, se envió un Informe Financiero que no era técnicamente creíble y al poco andar hubo acuerdo transversal de que los datos estaban inflados. Ese fue el peor error estratégico, porque generó inmediatamente un ambiente de desconfianza.

¿Se puede esperar que haya acuerdos?

-La posibilidad de acuerdos sustanciales es baja. Tanto es así, que quizás lo más razonable sea retirar la reforma tributaria, porque si la concesión para lograr aprobar algo va a significar un proyecto muy lejano de lo que quisiera el Ejecutivo, no tiene mucho sentido. La sola discusión de un tema tributario genera mucha incertidumbre y desgaste político. Entonces, no vale la pena.

¿Hubo exceso de confianza de Hacienda al pensar que podría sacar rápidamente el proyecto? Se ha insistido en que es crítico para el crecimiento, pero economistas como José De Gregorio y Vittorio Corbo ha dicho que no es la "bala de plata" para crecer más...

-Sí, hubo errores. Aquí hay una estrategia política de mirada corta. Cuando trato de apurar un proyecto manipulando a la opinión pública diciendo que es crítico para el crecimiento, a la larga tiene respuesta del mundo técnico como la que menciona. Cuando tratas de manipular a los parlamentarios entregando un Informe Financiero que no cuadra, también es de mirada corta, se cae solo. El propio gobierno tuvo que reconocer que la recaudación adicional era menor.

¿El gobierno ha llevado mal la tramitación del proyecto?

-Hay errores estratégicos, un poco de ingenuidad, una manipulación un poco burda. Y se puso la bala de plata en la integración. Hay temas mucho más sustanciales que con o sin integración pueden ser positivos. Por ejemplo, se podría bajar la tasa del impuesto corporativo y ampliar la base tributaria eliminando la renta presunta y la exención del IVA a los servicios. Eso generaría un debate más rico. El Ejecutivo no tiene para qué disfrazar el proyecto con un tinte socialista diciendo que va a favorecer a las pymes y a las personas. No, que se terminen los complejos, ese es el gran tema: defender las ideas propias y no venderlas "chanfleadas" para ver si pasan. Eso no sirve, genera desgaste y pérdida de confianza, que no es menor. Eso molesta, incluso a mí que me considero abiertamente liberal.

¿Y en el resto de las reformas?

-La de flexibilidad laboral ha sido mejor planteada, sobre todo en un contexto de tecnologías disruptivas que afectan al mercado laboral y buena recepción en las nuevas generaciones. Tiene mejor "calle", por lo tanto también tiene una buena chance. La reforma previsional debiera tratarse mucho más rápidamente, porque hay consenso técnico, pero se focalizó de manera muy ideológica en quién administra en 4%. Además, convengamos que, en términos de eficiencia del gasto, lo más conveniente sería que esos recursos los administraran las mismas AFP.

También hay un debate político por eso...

-De nuevo, por un lado, se concede que no va a ser la AFP y después se manipula en el Mensaje Presidencial al decir que la gente tiene que decidir quién lo hace. O sea, terminemos con el juego. Por último, si como parte de la negociación política para lograr el apoyo de la DC necesitas una institución distinta a una AFP, concédelo, pero no lo des y después lo recoges. Eso genera desconfianza. Con todo, el apoyo transversal que hay a nivel de técnicos de peso de la oposición hace que tenga mayor piso político. Además el costo de rechazarla es alto.

¿Cuál es su evaluación del equipo económico?

-Es incómodo calificar, pero creo que (José Ramón) Valente (Economía) ha hecho la pega, se ha abocado a una agenda corta para desentrampar la inversión; también (Nicolás) Monckeberg (Trabajo) y (Juan Andrés) Fontaine (MOP), aunque por los timing no luce. No dudo de las buenas intenciones del ministro (Felipe) Larraín (Hacienda), pero creo que hay un estilo en la forma de negociar las reformas que no es suficientemente nítido en lo técnico y eso puede generar asperezas y desconfianzas, lo que dificulta la búsqueda de acuerdos.

Dado el escenario actual, ¿cómo se sigue?

-El gobierno debiera hincarle menos el diente a las reformas estructurales, salvo cuando hay apoyo para acuerdos y enfocarse en las reformas microeconómicas, destrabar proyectos de inversión. Eso no tiene oposición política y genera un efecto multiplicador sobre la economía y sobre las expectativas que no afecta los flujos fiscales.

¿Como la Agenda de Aceleración Económica que anunciaron Hacienda y el MOP recientemente?

-Así es. Si bien los efectos directos sobre la actividad no debieran ser significativos en 2019, sino más bien el próximo año, las obras generalmente van de menos a más en términos del impacto multiplicador. Que tenga foco en concesiones y en inversión privada es win-win en todo sentido.

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