¿Vaso medio lleno o vaso más chico?

Una familia trabaja en su comedor, durante la pandemia de coronavirus

No hay dudas que cada día que pasa estamos más cansados con la crisis sanitaria, crece la desmotivación de un teletrabajo o, derechamente, la angustia por no poder trabajar. Adicionalmente, el estrés y la incertidumbre nos hacen tomar decisiones apresuradas, que a su vez aumenta la probabilidad de cometer errores.


No hay dudas que cada día que pasa estamos más cansados con la crisis sanitaria, crece la desmotivación de un teletrabajo o, derechamente, la angustia por no poder trabajar. Adicionalmente, el estrés y la incertidumbre nos hacen tomar decisiones apresuradas, que a su vez aumenta la probabilidad de cometer errores.

Lo mismo ocurre dentro del gobierno corporativo de una empresa. Existe un acrónimo que se utiliza para graficar estos efectos: VUCA. Éste proviene de las siglas Volatile, Uncertain, Complex y Ambiguous. Cada uno de estos calificativos mostraron su fuerza con la aparición del estallido social; pero, como un problema nunca viene solo, la irrupción del Coronavirus fue el acabose. La velocidad del cambio y el remesón que se está sufriendo es tan inconmensurable que, lógicamente, muchas decisiones empresariales serán erradas por la presión y la falta de información.

Frente a este caos, es bueno recordar la recomendación de Laurence Fink, CEO de BlackRock, que llamó a manejar el cambio no sólo a través de la búsqueda de la rentabilidad, sino que también con una correcta gestión del impacto ambiental, social y de gobernanza de una empresa (ESG).

¿Cómo hacerlo? Partiendo por superar -como en todo duelo-, la negación y la frustración, y aceptando que el futuro no será el mismo. En el corto plazo, los directorios deberían únicamente reenfocarse para liderar una recuperación de sus negocios; pero no en forma aislada, a costa de otros, sino con la ayuda de los demás.

Para lograrlo se debe entender que todos los participantes indirectos de una empresa serán fundamentales para volver a generar un valor sostenible y compartido en el tiempo. Sigamos apoyando a nuestros trabajadores para -en lo posible-, mantener sus trabajos, dándoles una razonable tranquilidad futura. Coordinémonos mejor con los proveedores, viéndolos como socios temporales para una recuperación en común, sin cortar la cadena de pagos. Centrémonos, más que nunca, en satisfacer los pedidos y expectativas de los clientes y consumidores (en la medida que las restricciones lo permitan); y, finalmente, comuniquemos a todos los anteriores que necesitamos de su paciencia, cooperación y la confianza mutua, para lograr salir a flote.

En suma, ser realistas. No con un optimismo o pesimismo individualista del vaso medio lleno o medio vacío, sino que aceptando que el vaso derechamente se achicó para todos. No es fácil, pero la recuperación es posible.

-El autor es director de empresas - Socio, Guerrero Olivos

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