Una pelea que ha durado décadas está viendo sus frutos. Fue a mediados de 1980 cuando un grupo de científicos se dio cuenta de este peligroso agujero que se formaba en la zona Antártica y dejaba desprotegido al planeta de los rayos ultravioleta. ¿Cómo ha sido el proceso desde que por primera vez se empezó a hablar sobre la capa de ozono y su dramático deterioro, hasta la actual situación que tiene esperanzadores pronósticos?

Las alarmas fueron activadas por los químicos Mario Molina, Paul Crutzen y Sherwood Rowland, quienes en 1974 demostraron que los gases de clorofluorocarbonos (CFC) tienen un efecto dañino sobre el ozono en la atmósfera. Estos CFC tenían muchos usos en esa época, incluidos como propulsores en latas de aerosol y gases enfriadores usados principalmente en refrigeradores. Este descubrimiento hizo que Molina, Rowland y Crutzen ganaran el Premio Nobel de Química en 1995. Asimismo, un equipo de científicos liderados por Joseph C. Farman descubrió en 1985 que la capa de ozono se había debilitado, sobre todo en las zonas polares del planeta.

Para poner mitigar este descubrimiento, la Organización de Naciones Unidas firmó el 1987 el Protocolo de Montreal, un acuerdo ambiental multilateral histórico que regula el consumo y la producción de casi 100 productos químicos artificiales o sustancias que agotan la capa de ozono (SAO). En el último informe, que se publica cada cuatro años sobre el progreso de este plan, el panel confirmó la eliminación de casi el 99% de las sustancias prohibidas que agotan la capa de ozono.

Sin embargo, hay algunas interrogantes que todavía quedan por responder ¿Por qué estos químicos generaron esta agujero en la capa de ozono y por qué se concentran principalmente en la Antártica? “La capa de ozono es más bien una concentración de ozono elevada en una zona particular de la atmósfera. En este caso, entre 30 y 35 kilómetros de altitud”, señala Alejandro Briso, magister en Química y PhD(c) en Ciencias de la ingeniería de la Universidad Católica y profesor instructor adjunto de la misma institución.

Este mapa muestra el tamaño y la forma del agujero de ozono sobre el Polo Sur el 5 de octubre de 2022, cuando alcanzó su extensión máxima en un solo día del año. Foto: NASA EARTH OBSERVATORY/JOSHUA STEVENS

Según explica, el ozono es un alótropo del oxígeno formado por tres partes de este elemento. Se genera en las zonas ecuatoriales del planeta, debido a la acción metabólicas de la vegetación. “Una vez que se forma el ozono, éste asciende hasta la estratósfera y se distribuye por las demás latitudes debido a los vientos estratosféricos”, detalla.

El agujero en la capa de ozono, por otra parte, es en realidad la disminución de su concentración en ciertos puntos. “Se debe a las sustancias agotadoras de ozono, que provocan su degradación de forma severa y de tipo estacional”. La aparición de este agujero es más notorio a fines de agosto, y su máximo se encuentra a entre septiembre y principios de octubre. Después de eso, las concentraciones suelen aumentar en la zona polar, para bajar drásticamente cuando se va el siguiente invierno.

¿Por qué en la Antártica?

Se descubrió que este agujero en la capa de ozono aumentaba debido a la acción de compuestos clorados, como los clorofluorocarbonos (CFC), que se encuentran en algunos aerosoles o gases de refrigeradores. “Debido al amplio uso que se le daba, a la alta volatilidad y a la baja reactividad química de los CFC, es que se acumulan en la atmósfera y contribuyen en la destrucción de las moléculas de ozono. Al entrar en contacto con la radiación ultravioleta, éste descompone a los CFC, liberando cloro, oxígeno y otros radicales libres que a su vez destruyen el ozono para formar otras moléculas”, detalla en profesor de la UC.

Imagen: ESA

¿Por qué se genera en la Antártica? Según detalla Briso, esto se debe a las bajas temperaturas en la zona polar que permiten la formación de densas nubes en la estratósfera. Allí se acumulan los agentes descomponedores del ozono, como el CFC. Además, la falta de luz solar durante el invierno hace que los vientos polares mantengan en aire frío atrapado, formando un vórtice que impide que las masas de aire salgan de la zona.

Entonces, las altas concentraciones de CFC se acumulan en las nubes polares, y cuando llegan los primeros rayos de sol en primavera, estos reaccionan y comienzan a degradar el ozono.

Recuperación del ozono

La reducción general ha llevado a la notable recuperación de la capa protectora de ozono en la estratosfera superior y ha disminuido la exposición humana a los dañinos rayos ultravioleta del Sol. “El impacto que ha tenido el Protocolo de Montreal en la mitigación del cambio climático no se puede exagerar”, expresó en un comunicado Meg Seki, jefa de la Secretaría del Ozono del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Además, agrego que “durante los últimos 35 años, el Protocolo se ha convertido en un verdadero defensor del medio ambiente. Las evaluaciones y revisiones realizadas por el Panel de Evaluación Científica siguen siendo un componente vital del trabajo del Protocolo que ayuda a informar a los encargados de formular políticas y tomar decisiones”.

"3D rendering of our home planet with moon and sun.3D render, using an Earth map from NASA (Visible Earth)."

El Protocolo de Montreal ya se ha beneficiado de los esfuerzos para mitigar el cambio climático, ayudando a evitar el calentamiento global en aproximadamente 0,5 °C. El informe reafirma el impacto positivo que el tratado ha tenido sobre el clima. En 2016, un acuerdo adicional al Protocolo de Montreal, conocido como la Enmienda de Kigali, requería una reducción gradual de la producción y el consumo de algunos hidrofluorocarbonos (HFC).

Los HFC no agotan directamente el ozono, pero son gases poderosos que contribuyen al calentamiento global y al cambio climático acelerado. El panel dijo que se estima que la enmienda evitará otros 0,3 a 0,5 °C de calentamiento para 2100.

“La acción del ozono sienta un precedente para la acción climática. Nuestro éxito en la eliminación gradual de los productos químicos que consumen ozono nos muestra lo que se puede y se debe hacer, con carácter de urgencia, para alejarse de los combustibles fósiles, reducir los gases de efecto invernadero y, por lo tanto, limitar el aumento de la temperatura”, dijo en un comunicado el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas.

Antártica. Foto: Reuters

Eso sí, aún es pronto para levantar los brazos. Según reporta el Monitoreo de ozono antártico de radiación uv en primavera, de la Dirección Meteorológica de Chile, desde mediados de agosto de 2022 las cantidades de ozono sobre la Antártica bajaron hasta permitir que el Agujero de Ozono crezca rápidamente, alcanzando un tamaño máximo de 23 millones de km2 para fines de septiembre. Este valor está por encima del promedio de la última década. y se espera que en los próximos días se mantenga sobre los 20 millones de km2. De hecho, 2020 fue el año con un mayor daño a la capa de ozono de la última década.

Déficit de ozono en el hemisferio sur. Fuente: Tropospheric Emission Monitoring Internet Service.

Según el informe emitido por el Panel del British Antartic Survey, si se mantienen las políticas actuales, se espera que la capa recupere los valores de 1980 para 2040. Sobre la Antártica, eso sí, se espera esta recuperación para alrededor de 2066 y para 2045 sobre el Ártico. Las variaciones en el tamaño del agujero de ozono antártico, en particular entre 2019 y 2021, se debieron en gran medida a las condiciones meteorológicas. Sin embargo, la brecha de ozono antártico ha ido mejorando lentamente en área y profundidad desde el año 2000 en adelante.