Científico chileno crea compuesto para males neurodegenerativos

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Pablo Muñoz, en la Universidad de Valparaíso.

El doctor en neurociencias Pablo Muñoz desarrolló sustancia extraída del caparazón de la centolla.


La principal razón de la ineficacia de los tratamientos contra males neurodegenerativos es que los fármacos y compuestos existentes no son capaces de pasar la barrera hemato-encefálica del cerebro para llegar hasta él. Pero el doctor en neurociencias Pablo Muñoz, director del Centro de Neurología Traslacional de la U. de Valparaíso, acaba de patentar un nanocontenedor elaborado con polímeros de quitosano que supera esta barrera y llega hasta el cerebro.

Desde hace cinco años, el doctor Muñoz trabaja en conjunto con la Fundación Copec y las universidades de Santiago y Metropolitana de Ciencias de la Educación para elaborar este compuesto hecho a base de quitosano, el segundo polímero más común en la naturaleza y que se extrae del caparazón de crustáceos como la jaiba, centolla y langosta.

El quitosano por sí mismo no es lo que ayuda a combatir enfermedades neurodegenerativas, sino que actúa como un vehículo para que otros componentes logren llegar hasta el cerebro y disminuyan los efectos de estos padecimientos.

"Trabajamos con moléculas antioxidantes, que tienen ventajas. En presencia de estas moléculas antioxidantes (el quitosano) se autoensambla, creando una nanofibra", explica Muñoz.

El que la nanofibra se autoensamble por sí misma no es menor, puesto que muchos investigadores trabajan con esta tecnología, pero la clave del trabajo de Muñoz es que su nanofibra no requiere otras moléculas que actúen como pegamento, sino que el componente lo hace por sí mismo. Ello fue crucial para patentar el compuesto, algo complejo por la cantidad de trabajos similares.

Por ahora, solo han estudiado la capacidad que tienen estos nanocontedores de quitosano para transportar células antioxidantes al cerebro, pero tienen la intención de estudiar la posibilidad de llevar otras sustancias hasta el cerebro en el futuro.

Para comprobar la efectividad de la nanofibra, Muñoz hizo pruebas en modelos sencillos cultivando neuronas in vitro expuestas a la nanofibra. "En presencia de concentraciones muy pequeñas, se lograba un efecto terapéutico".

Luego iniciaron pruebas en animales. "Evaluamos sus respuestas neuronales y demostramos que en animales que tienen deterioro electrofisiológico, que está asociado a lo cognitivo, al ser alimentados con esta nanofibra contenedora de antioxidantes se lograba revertir el deterioro observado", explica. Con estos resultados, el investigador logró patentar el componente, cuya investigación ahora se encamina a lograr que pueda usarse en humanos.

Para esto, tiene que determinar la estabilidad del compuesto y qué tipo de matriz deberán usar para que la nanofibra supere el viaje hacia el cerebro y logre pasar el estómago sin perder efectividad. Además, busca apoyo gubernamental para seguir con el proyecto.

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