Cómo interceptar un eclipse en el cielo: Así fue el fenómeno a 8 mil metros sobre el nivel del mar

Si bien la experiencia de visualizar uno de estos eventos sobre las nubes es asombrosa, para esta oportunidad añadió una serie de complejos cálculos matemáticos por parte del piloto, debido a que la inclinación del sol, por la época del año y hora del evento, era mucho más pronunciada que en 2019.


Aunque las condiciones meteorológicas no acompañaron la visualización del eclipse desde tierra, a 26 mil pies de altura la situación fue un poco más favorable. Sólo un poco.

Esto, porque la época del año y el horario hicieron que el sol estuviese mucho más inclinado que el mismo evento en 2019. En aquella oportunidad, el astro se encontraba a 14º sobre el horizonte, mucho más amable para verlo desde tierra o aire, versus los 72º de este año. Esto hizo que visualizar el fenómeno requiriera acrobacias no sólo de los pasajeros, sino cálculos quirúrgicos por parte del piloto para calcular el momento justo en que el eclipse se encontrara en su máximo punto sobre las nubes de la Araucanía, inclinando el avión en 30º para ver, por sólo 20 segundos -poco menos de dos minutos que en tierra-, el asombroso agujero negro en el cielo.

El piloto de la aeronave, el osornino Klaus von Storch, quien además es ingeniero espacial y el primer candidato chileno a astronauta, señala que entre las dificultades se encontraban los vientos existentes en el sector, el tráfico, meteorología, posibles demoras en el vuelo y la posición del sol al momento del eclipse.

Así se vio el eclipse desde la cabina del Airbus A320neo, tomada con un Samsung Galaxy S20 FE (Foto: Tomás Westenenk)

“El eclipse se compone del sector de completa oscuridad que proyecta la sombra de luna frente al sol, llamado umbra, y el sol eclipsado por la luna. Por la hora (13 horas) era difícil, así que optamos por un minuto de umbra y un viraje abrupto e inclinado para ver el fenómeno. Demandó una semana de cálculos -versus un año de plazo en 2019-, y en el viaje hubo vientos fuertes, estábamos atrasados un minuto 30 y había que mantener la altitud porque había un avión cerca. Por suerte, la trigonometría no falla”, explica von Storch.

“El vuelo debía salir justo a las 11:32 con 18 segundos desde Santiago, para interceptar el eclipse una hora con 26 minutos después, visualizando el evento sólo por el costado izquierdo del avión a 26 mil pies de altura, unos 8 mil metros sobre el nivel del mar”, agrega.

La difícil maniobra hizo que no todas las fotografías fueran lo pulcras que se esperaban e incluso, muchos pasajeros no alcanzaron a ver el fenómeno. “Por ser invierno, las condiciones son distintas. La pronunciada inclinación nos deja ver el sol por sólo unos pocos segundos, así que fue más difícil y desafiante planificar la foto”, dice Tomás Westenenk, fotógrafo y uno de los 50 pasajeros del viaje organizado por Samsung Chile, quien además pudo presenciar el fenómeno desde la cabina y tomó algunas instantáneas con un modelo Galaxy S20 FE.

Las nubes sobre la Región de la Araucanía a la hora del eclipse.

Con ocho eclipses en su registro, el guatemalteco Iván Castro, denominado el “Cazador de Eclipses”, cuenta que sin duda este es uno de los eventos más complejos que le ha tocado presenciar, no sólo por las condiciones técnicas, sino por la pandemia.

“Es difícil en todo sentido, más en medio de una situación sanitaria que genera incertidumbre y en la que no sabremos si se puede viajar o no. Si bien la idea era verlo en tierra, en un avión la sensación es distinta: no tienes todo el control porque dependemos de los movimientos del piloto, y en cierta medida es él quien mueve la cámara por ti. Había que estar atento a los cambios, porque un sólo grado de inclinación haría que la foto sea distinta. Es la foto más difícil que me ha tocado capturar”, dice.

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