Este 17 de mayo se conmemora el Día Internacional del Reciclaje, que busca concientizar con respecto a la importancia del reciclaje en la conservación del medio ambiente.  
Según el informe del Banco Mundial "Los Desechos 2.0", Chile es el segundo país de América Latina que más basura genera, a lo que se suma la baja tasa de reciclaje de materiales de lenta descomposición. El último estudio de Asipla, Asociación Gremial de Industriales del Plástico, reveló que en Chile se recicla solo el 8,5% del plástico producido, que deja un 48% de la capacidad de molienda sin uso.
Aunque se han dado pasos importantes por mejorar la situación de los residuos, como lo son eliminación de las bolsas plásticas del comercio y  la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor, aún quedan grandes desafíos en cuanto a los hábitos de consumo de los chilenos, especialmente enfocándose en lo desechable que resultan los productos tales como los tecnológicos y electrodomésticos que no reciben en tratamiento adecuado y producen serios problemas al mezclarse con los residuos domésticos.

Diariamente cada persona en Chile genera en promedio 1,15 Kg de basura, de los cuales una fracción son residuos y otros desechos. Los residuos son aquellos que tienen la oportunidad de valorizarse a través del reciclaje, utilizándose como materia prima para la fabricación de nuevos productos. Los desechos en cambio, no tiene hoy la posibilidad de valorizarse, siendo eliminados en vertederos o rellenos sanitarios. La clave para gestionar adecuadamente nuestra basura domiciliaria es conocer cuáles elementos que descartamos son residuos y cuales son desechos, y luego, separar aquellos residuos que dispondremos en contenedores para el reciclaje. La idea es entregar estos residuos a entidades recicladoras que se encargarán de valorizar estos materiales descartados en nuestro hogar.

Podemos empezar por separar los residuos como papel y cartón, envases de vidrio, latas de aluminio y de conserva, envases de plásticos rígidos como lo son las botellas desechables PET y PEAD (diferenciadas respectivamente por el número 1 y 2 en la base del envase), bolsas plásticas, tapas plásticas, y envases plásticos menores en base al PP y PS (números 5 y 6 respectivamente). Con esto nos estaremos ocupando aproximadamente del 40% de nuestra basura en el hogar. El resto, corresponde en un 50% a residuos orgánicos, los que podemos separar en otro basurero para hacer compost ocupándonos de mezclar en la misma proporción con materia seca (ej. hojas del jardín ya secas), y el 10% restante serán desechos, como el caso de papeles higiénicos, envases plásticos no reciclables, envases de plumavit, cartones humedecidos, entre otros, algunos de los cuales podemos evitar cambiando nuestros hábitos de compra y de consumo.

No olvidemos que las pilas y baterías alcalinas no se reciclan, sino que debemos disponerlas en contenedores autorizados en el comercio y/o en puntos limpios para su tratamiento y disposición segura. En el caso de residuos menos frecuentes como electrónicos y textiles, podemos disponerlos en puntos limpios en donde se encargan de acopiarlos para destinarlos a sistemas de reciclaje específicos.

*Director de Ingeniería en Medio Ambiente y Sustentabilidad de la U. Mayor.

*Para saber más acerca de la importancia de la gestión de residuos, revisa la nueva de edición de #LTenVivo: