Ayer, Wuhan, la ciudad cuna del Covid-19 levantó el bloqueo que se había impuesto para sus habitantes hace poco más de dos meses. La idea que se decretó en enero pasado tenía como fin frenar la propagación del coronavirus en la ciudad que, de acuerdo a las cifras, fue la más afectada de todo China. Debido a sus estrictas medidas de confinamiento -que incluyeron el cierre total de las carreteras y aeropuertos y toques de queda- la provincia de Hubei logró aplanar la curva y reducir drásticamente el número de personas afectadas.

Por este motivo, las autoridades informaron que de a poco se volvería a la normalidad: las personas podrían volver a salir de sus casas, utilizar el transporte público y a los comerciantes, se les permitió reabrir sus locales que habían estado clausurados por varias semanas.

Aunque las decisiones de Wuhan podrían verse como un modelo, un estudio basado en la experiencia china advierte que los países que decidan poner fin al confinamiento y permitir que las personas recuperen su movilidad y vida cotidiana deberán monitorear muy de cerca la posibilidad de nuevas infecciones hasta que se descubra una vacuna contra el Covid-19. Según indican, el peligro de una segunda ola de brotes es muy real.

La investigación a cargo de especialistas de la Universidad de Hong Kong sostiene además, que si las autoridades permiten que la vida se reanude rápidamente, el número de reproductores aumentará nuevamente.

Joseph T. Wu, uno de los autores del estudio, afirma que “sin inmunidad colectiva contra el coronavirus, los casos podrían resurgir fácilmente a medida que las empresas, las operaciones de fábrica y las escuelas se reanuden gradualmente y aumente la mezcla social, particularmente dado el riesgo creciente de casos importados del extranjero, ya que el Covid-19 continúa expandiéndose a nivel mundial”.

Así, agrega que lograr un equilibrio entre la reanudación de las actividades económicas y mantener el número de propagadores por debajo de uno -considerando que en promedio una persona con Covid-19 infectará de dos a tres a menos una personas- puede ser la mejor estrategia hasta que las vacunas estén ampliamente disponibles.

El autor principal del estudio, que fue publicado en la revista médica The Lancet, Gabriel M. Leung, señala que los hallazgos de la investigación apuntan a la importancia de garantizar que los sistemas locales de salud tengan personal y recursos adecuados para minimizar las muertes relacionadas al nuevo coronavirus. “Incluso en las megaciudades más prósperas y con más recursos, como Beijing y Shanghai, los recursos sanitarios son limitados y los servicios lucharán con el aumento repentino de la demanda”.

¿Nueva ola de contagios?

Pese a las buenas cifras que se han mostrado en algunas partes de China, las autoridades sanitarias de ese país siguen en alerta. El domingo pasado reconocieron, de hecho, que existe una alta posibilidad de una nueva ola de contagios debido al creciente número de personas que estaban llegando desde el extranjero, donde la enfermedad sigue en crecida.

El jefe del comité de expertos de Covid-19 en Shanghai, Zhang Wenhong, advirtió, además, que es poco probable que la pandemia termine a mediados de este año, y pronostica que durará hasta el 2021 debido a que los brotes en Estados Unidos y Europa no se han contenido de manera efectiva hasta ahora. Además, señala que en África, Sudamérica e India “los nuevos casos han aumentado de forma exponencial, lo que añade una gran incertidumbre a la lucha global contra la pandemia”.

Foto: Agenciauno

Zhang reclama que, aunque “ahora no haya más casos de contagio local, no nos podemos relajar”. Por este motivo, asegura que es de suma importancia el sistema no se descuide y que el comercio que abra sus puertas garantice la distancia social para sus trabajadores. “China está ahora bajo control y tenemos confianza. Sin embargo, el surgimiento de una segunda oleada de contagios en otros países significará que nos veremos sometidos a una gran presión para prevenir y controlar los casos importados”.