Si algo dejó claro la pandemia en materia de educación, es que las formas de educar son variadas y flexibles. Y una de ellas, la llamada educación a distancia, se ajusta bastante a los tiempos actuales.

Iniciada a fines del siglo XIX, en la Universidad de Chicago, cuando se formó el primer programa reconocido de educación por correspondencia en Estados Unidos, rompió con el esquema de encuentro entre un profesor y sus alumnos presencialmente en una misma sala como el único modo para aprender.

Hasta ese momento la educación era principalmente para los hombres de los niveles más altos de la sociedad. Estudiar a distancia daba oportunidades a quienes no eran parte de esa élite y que no podían pagar la residencia en una institución educativa. Con el tiempo, la radio, la televisión, y en la actualidad internet, fueron brindado esa posibilidad.

Si algo dejó claro la pandemia en materia de educación, es que las formas de educar son variadas y flexibles. Y una de ellas, la llamada educación a distancia, se ajusta bastante a los tiempos actuales. Foto: Patricio Fuentes

Sin embargo, la educación a distancia, independiente de la modalidad, fue vista como algo comercial y de menor categoría que la presencial. Incluso, en sus primeras etapas en Estados Unidos, se decía que “ofendía al sistema educativo”.

Crecimiento en el país

En Chile, los títulos y certificados totalmente en línea se han vuelto cada vez más populares. Los estudiantes en carreras online entre 2013 y 2018 aumentaron 266%.

En 2019, el 3% de la matrícula de la educación superior correspondía a ese formato. Y el año pasado, según datos del Informe de Matrícula en la Educación Superior en Chile 2020 del Ministerio de Educación (Mineduc), los estudiantes de primer año en los programas impartidos a distancia ascendieron a 18.478, lo que implica un incremento de 6,8% respecto de 2019 y de 94,7% en relación a 2016.

Esa situación contrasta, muestran los datos del Mineduc, con la matrícula total en educación superior, que en 2020 fue de 1.221.017 estudiantes, en pregrado, posgrado y postítulo, lo que representa una baja inédita de 3,7% respecto del año anterior. La cifra total de matrícula 2020 es la menor desde el año 2015, cuando alcanzó a 1.233.043

El paradigma de que la educación superior se limita solo al aprendizaje en el campus cambió producto de la crisis por Covid-19, explica Gonzalo Tomarelli, rector de uno de los primeros institutos profesionales acreditados en educación a distancia en Chile, Iplacex.

En comparación con el período prepandemia, en Iplacex han visto un incremento de 16,8% en matriculas online total. Buena parte ellas, dice Tomarelli, son trabajadores y trabajadoras, “porque la pandemia ha permitido un mayor uso de su tiempo, incrementando el modo de educación a distancia y adelantando los procesos u horarios para aprovechar más el día”.

Si en 2019 el horario peak de clases era a las 21 horas, actualmente es a las 18 horas. La pandemia y el teletrabajo han implicado una inesperada ganancia en calidad de vida, añade Tomarelli. Se han incorporado nuevos hábitos que benefician a los estudiantes, por ejemplo, las evaluaciones que se rendían el sábado en la mañana, ahora son los jueves y viernes. “Pueden planificar mejor sus tiempos y usar horarios que eran muertos, como el de transporte”, señala.

Prestigio y masividad

Paulo Volante, director del diplomado en Dirección y Liderazgo Escolar dictado por el Centro UC para la Transformación Educativa, Centre, comenta que notaron un alza ya en el segundo semestre de 2020 en las matrículas, “que no habíamos visto los años anteriores”.

La experiencia de entrenamiento rápido en herramientas online que tuvo la población en los últimos meses, apunta Volante, ha sido un impulso al formato: “Los usuarios se habituaron rápidamente y le perdieron el miedo a las distintas herramientas online”.

José Antonio Álvarez de Toledo, vicerrector académico de AIEP, indica que cuentan con 25 carreras online, con el mismo perfil de egreso a una presencial o semipresencial. Los estudiantes se dieron cuenta que es una alternativa válida. “Tenemos más de 50 mil personas en total de manera online. Todo el año pasado observamos un aumento, y ahora hay otro”, asegura.

En el caso de AIEP, en matrícula online se acercan al 175% de aumento. “Nos ha ido muy bien en matricula online”, dice Álvarez de Toledo. Y seguirá creciendo, añade. Los alumnos se dieron cuenta que hay cosas que se pueden hacer igual o mejor que de manera presencial. “No tienen que gastar dinero en traslado, tienen información 24/7 y hay una mejor gestión del conocimiento, ya que pueden consultar las veces que quieran en múltiples formatos, lo que enriquece el aprendizaje”.

Antes había prejuicios sobre la modalidad a distancia. Se hacía el esfuerzo porque fuera siempre presencial, sostiene Laura Solís, directora de Educación Virtual de la Universidad Mayor: “Existía cierto recelo en decir que estudiaban una carrera online y los alumnos preguntaban si el título decía que era una carrera online, pero ahora, producto del estallido social y la pandemia, fue la principal opción”.

La experiencia de entrenamiento rápido en herramientas online que tuvo la población en los últimos meses, ha sido un impulso a este formato. FOTO: PATRICIO FUENTES Y./ LA TERCERA

Con un campus en pleno centro de Santiago que se incendió, en el caso de la U. Mayor dice Solís, se decidió que los estudiantes vespertinos cambiaran todo a la plataforma virtual. Una modalidad que ya se tenía en otras carreras y que permite estudiar sin ir a los campus. Alternativa, plantea, para alumnos de Juan Fernández, Isla de Pascua y Magallanes, entre otras zonas. “Teníamos cinco carreras, y en Prevención de Riesgos, por ejemplo, la matrícula se duplicó en relación a 2019. Abrimos este año cinco carreras nuevas y la admisión fue fulminante”, reconoce.

Las universidades tradicionales se han visto obligadas a la enseñanza en línea. Pero el aprendizaje a distancia lleva mucho más tiempo, solo que no era tan considerado, manifiesta Tomarelli: “Esta pandemia cambia el paradigma de la educación superior a una experiencia que se vive a lo largo de la vida, una educación compatible con el trabajo y la vida familiar. El único tipo de educación que está creciendo es la educación a distancia”.

Educación a distancia que debe procurar la integridad académica como eje fundamental de los procesos formativos, advierte María Belén Correa, directora regional América Latina de Turnitin: “Algunas de las estrategias más efectivas que escuchamos para evitar faltas a la integridad académica tienen que ver con hacer más creativo el diseño de tareas, proyectos y evaluaciones., buscando formatos que les permitan evaluar conceptos más específicos y que promuevan el pensamiento crítico y el desarrollo del pensamiento original”. Herramientas como draft coach, explica Correa, se integran al entorno donde los estudiantes desarrollan sus trabajos y les ayuda a autogestionarse y revisar la calidad de sus fuentes, sus prácticas de citación y referenciación, y poder revisar el nivel de similitud de sus trabajos.

Diversidad de alumnos

Crecimiento y también distintos tipos de alumnos. En el diplomado de Liderazgo Educacional UC, ejemplifica Volante, observan desde directivos, profesores, “y vimos un poco más de profesionales de otras áreas como de diseño, o psicología, que están apoyando cada vez más la labor educativa”.

En Iplacex los estudiantes tienen una edad promedio de 33 años, el 75% son mujeres, el 80% trabaja y el 87% tiene familia. “Son estudiantes no tradicionales”, precisa Tomarelli.

Y es muy probable, coinciden todos, que se amplíe incluso más allá de la pandemia. Ahora el desafío, señala Volante, tanto para los diseñadores como para los participantes, “es tener la voluntad de aprender, y vencer los obstáculos de las plataformas, desde utilizar claves hasta bajar y enviar información, que produce cansancio”.

Las instituciones que saben de educación a distancia llevan una ventaja, agrega Álvarez de Toledo. Tienen profesionales especializados en el tema y “eso ayuda mucho porque hace una diferencia en el diseño de la clase, en la gestión de plataforma y en la capacitación de la enseñanza en línea”.

“La gente ha cambiado el chip con respecto a la educación a distancia”, acota Solís. Se han dado cuenta que la calidad prevalece y que el ser exitosos depende del estudiante y los tiempos que le dedica. “Los currículos y los docentes son los mismos. Hubo un importante cambio de perspectiva. Lo que no se logró en los últimos 15 años, se logró con el coronavirus. Se validó un sistema que siempre existió”, destaca.